Hubo premeditación y cálculo. Las críticas del papa Francisco resonaron con fuerza en Argentina, pero no fueron una sorpresa para los que vienen siguiendo la relación sinuosa entre el Gobierno de Javier Milei y la Iglesia Católica. Hay entre el sumo pontífice y el presidente libertario un malentendido de base: están de acuerdo en que piensan distinto en casi todo. Para uno, la justicia social es una aberración, un oxímoron; para el otro, un dogma, un mandato. Uno defiende la economía popular y el otro la condena. Milei ensalza a Julio Argentino Roca y a Bergoglio le da vergüenza.
Lo que quedó expuesto con las palabras pronunciadas desde Roma por el sumo pontífice es que algo cambió en la mirada sobre la actualidad de su país. Eligió la oportunidad, el escenario y, sobre todo, el portavoz del mensaje. En manos de un dirigente de la dimensión de Francisco no hay materia inerte.
En una entrevista con Infobae, Juan Grabois había anticipado la semana pasada que se venía un mensaje de enorme potencia y tuvo una definición que, leída hoy, se resignifica: “Bergoglio se fue a Roma llevando el karma de ponerlo en el lugar de jefe de la oposición. Fue Néstor Kirchner el primero que lo hizo. Después fue el jefe de la oposición a Cristina, después a Macri, a Alberto. Una cosa ridícula. Va a tener una posición crítica de quienes gobiernan y se van a sentir incómodos porque a nadie le gusta, pero es el rol de alguien que tiene que defender a los pobres. No porque sea comunista, populista o pobrista, sino porque está en el centro del Evangelio”. ¿Sabía que iba a lanzar munición gruesa?
Es pertinente subrayar esa aclaración que compartió Grabois antes de ir a Roma porque la reacción intuitiva que hubo en el seno de La Libertad Avanza fue, precisamente, ubicarlo en ese lugar. En la narrativa libertaria Francisco es peronista, camina con Cristina Kirchner, con los piqueteros, los sindicalistas de la CGT y los empresarios prebendarios. Y, por lo tanto, conduce la resistencia al cambio. Así se podía leer en redes sociales de los inorgánicos que repiten lo que escuchan y leen de otros.
La reacción libertaria tuvo que ver con la frase más estruendosa que transmitió el sumo pontífice y que se reproduce aquí íntegramente: “El silencio frente a la injusticia abre paso a la división social. Y la división social abre paso a la violencia verbal. Y la violencia verbal, a la violencia física. Y la violencia física, a la guerra de todos contra todos... ahí está la cola del diablo. Me hicieron ver una represión (un video) filmado de una represión hace una semana. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay: gas pimienta de primera calidad. Que no tenían derecho a reclamar lo suyo porque eran revoltosos, comunistas. El gobierno se puso firme: en vez de pagar justicia social, pagó el gas pimienta. Le convenía. Ténganlo en cuenta”.
Pero no fue la única definición que chocó de manera frontal con la acción y el pensamiento del Gobierno de Milei. Las siguientes, son otras frases destacadas del Papa en clave política:
- “Que nadie nos robe la memoria histórica y el sentido de pertenencia a un pueblo, aún en la memoria histórica de las cosas salvajes, de las brutas. Nosotros, los argentinos, tenemos solamente 600.000 aborígenes sobre 46 millones de gente. Acordémonos de Roca, que les cortó la cabeza a todos los aborígenes. Una cosa vergonzosa. Memoria histórica total”.
- “Pienso en algunas experiencias de mi país donde el colonialismo se llama litio y se explota a tanta gente”.
- “Tienen que ser custodios de la justicia social tienen que estar ahí para recordarles al servicio de quién están ustedes. Tienen que estar ahí como la viuda del Evangelio insistiendo insistiendo, rompiendo la paciencia para que hagan justicia. Esa es una táctica que nos enseñó Jesús. Seguramente encontrarán otras tácticas pero siempre dentro de la no violencia. Trabajen siempre por la paz, la guerra es un crimen”.
- “Sigan combatiendo economía criminal con la economía popular. No sé si es lícito hablar de economía popular, pero yo creo que sí”.
La parte y el todo
Son postulados, pensamientos y acciones que contrastan de manera profunda con lo que propone Javier Milei. Pero la estrategia de la Casa Rosada fue evitar un choque frontal y público con el hombre que es la cabeza de la Iglesia Católica. El encargado de ejecutar esa decisión fue Manuel Adorni, vocero y recién ascendido a la categoría de ministro. “Es la opinión del papa Francisco, que nosotros escuchamos y reflexionamos. No tenemos por qué compartir la visión que tiene sobre algunas cuestiones. El respeto es total. No hay mucho más para decir”, afirmó sobre sus dichos.
La única voz crítica hacia las declaraciones -pero cuidando de no mencionar al Papa- fue la de Agustín Romo, diputado provincial y parte de círculo más cercano al asesor Santiago Caputo: “Criticar la conquista del desierto, donde reventamos a los indios chilenos que robaban vacas argentinas, mataban argentinos, secuestraban y violaban mujeres argentinas, para quedarnos con la Patagonia, es ser un cipayo traidor a la patria al servicio de los peores intereses”, afirmó. Y vale la nota al pie: la vicepresidente Victoria Villarruel publicó una historia con una foto de la estatua ecuestre de Bariloche con la leyenda “Honor y gloria a uno de los próceres de la patria. Gral. Julio Argentino Roca”.
Son reacciones que contrastaron con el silencio de Milei, que no le dedicó ni un reposteo, ni un “me gusta” al tema, ni en Instagram ni en X. Nada sobre las críticas a la represión con gas pimienta en la protesta contra el veto a la reforma jubilatoria ni respecto a todo lo que se dijo en el encuentro por los diez años de creación del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
En sus definidiciones, el papa Francisco repitió muchos de los argumentos que vienen planteando los obispos argentinos, que recibieron sus palabras como una reivindicación. Hay en la Conferencia Episcopal Argentina una campaña para denunciar el avance del narcotráfico en los barrios más postergados de los grandes conurbanos, que lo vinculan al retiro del Estado que promovió este Gobierno. También en defender el medioambiente -hubo una declaración crítica contra los proyectos mineros- y rechazar el juego online que genera una silenciosa epidemia de ludopatía.
Junto a la satisfacción por el mensaje -que no se lo esperaban con el voltaje político que tuvo- en la conducción local de la Iglesia transmitieron como datos salientes de sus palabras que el Papa señaló “el grave riesgo que es la violencia en la calle” y que “su anhelo siempre es la paz social”. Y entre las frases más representativas de los 50 minutos, subrayaron el pedido para “evitar la propagación del odio, la violencia, las falsas noticias, la polarización extrema y el racismo”.
Más allá de todo, acá la Iglesia se encuentra abocada a la organización de uno de los eventos de fe popular más importante del año: la peregrinación a Luján, que este año cumplirá sus primeros 50 años, y se espera un enorme despliegue, acorde a la convocatoria. Y pese a las desavenencias, el Gobierno se comprometió a apoyarlos en todo. Hasta ahora.