El PRO sigue en una encrucijada de difícil salida. El partido que lidera Mauricio Macri cavila entre un apoyo medido a Javier Milei o un respaldo pleno. En el primer caso, los matices generan roces que tensionan el vínculo con los libertarios. En la segunda opción, se disuelve la identidad amarilla. En ese complejo equilibrio busca ubicarse el macrismo de cara a 2025, con el foco en converger en una alianza electoral con el Gobierno pero sin perder capacidad de maniobra para terciar en el cierre de listas.
Ese espíritu es el que sobrevoló la saga de comidas entre Milei y Macri en la Quinta Presidencial de Olivos. El líder del PRO condiciona al apoyo al Gobierno a cambio de que sus consejos y planteos sean tenidos en cuenta. El jefe de Estado adquirió mañanas de la “casta” y aplica una especie de seducción trunca con el ex presidente: lo escucha, lo consulta, le dice que sí, pero después no sucede lo que hablaron. Pero esa dialéctica cambió cuando cambió el menú de los banquetes. En los dos primeros encuentros, el servicio de cocina de la residencia presidencial preparó milanesas con ensalada y papas. En la última cena eso se alteró: el plato principal fue entraña con vegetales. “La entraña le funciona mejor”, bromeó el líder libertario al referirse al encuentro.
Nació así “El Pacto de la Entraña”. Macri planteó en la última cena sus reparos sobre la gestión libertaria, insistió con sus críticas a Santiago Caputo, asesor estrella del Gobierno, y a Karina Milei, secretaria General de la Presidencia, y habilitó un espadeo sobre el terreno electoral. El PRO quiere bloquear que La Libertad Avanza le dispute la hegemonía en la Ciudad de Buenos Aires. Mientras que apuntan a equilibrar el loteo de candidaturas en distritos clave como la provincia que gobierna Axel Kicillof y Córdoba.
En 2025, el PRO renovará 22 bancas en la Cámara de Diputados y dos en el Senado. Se trata de la cosecha que lograron en 2021, una buena elección para el entonces Juntos por el Cambio. Macri conoce que obtener esa misma cantidad de legisladores será un óptimo difícil de lograr. Especialmente porque en la convergencia con Milei deberán ceder lugares. Es por eso que el macrismo ya diseña su estrategia electoral.
Por estas horas, el ex presidente está en el tramo final de una larga gira afuera del país. Ayer fue un expositor destacado en el Foro Mundial del Conocimiento, en Corea del Sur. Tiene previsto regresar a Argentina la semana que viene y enfocarse en el armado político del PRO. Es el ocaso de septiembre y octubre marcará el tramo final del año. El líder del partido amarillo analiza un cierre de 2024 con un acto en la Ciudad de Buenos Aires en el que tendría protagonismo una dirigente que estima especialmente: María Eugenia Vidal.
Macri ya piensa en la posibilidad de que Vidal encabece la lista de candidatos a senadores nacionales en la Ciudad. Es una hipótesis que madura porque el ex presidente no quiere postularse. En Casa Rosada deslizaron el nombre de Manuel Adorni para idéntico lugar. ¿Y si, en verdad, sale a la cancha Patricia Bullrich? En los corrillos del PRO analizan que esa táctica forzaría al ingeniero a repensar una candidatura propia. Ideas prematuras.
Lo cierto es que Macri, que aún permanece en Corea del Sur con una agenda de conferencias, instruyó a la mesa política del PRO para empezar el armado político en distritos clave. Son los casos de distritos donde no gobiernan, como Córdoba, Buenos Aires y otros distritos del interior. Allí trabajan Facundo Pérez Carletti, secretario general del partido nacional, junto a Martín Yeza, diputado nacional, a la par de dirigentes como Francisco Quintana, secretario general de Fundación Pensar y ex presidente de la Legislatura porteña, o el propio Alejandro Finocchiaro.
En tanto que Cristian Ritondo se concentra en la provincia de Buenos Aires, distrito en el que preside al PRO junto a Soledad Martínez, intendenta de Vicente López. Allí se mueve Diego Santilli como el dirigente mejor posicionado para disputar contra el armado libertario que conduce Sebastián Pareja, armador de Javier y Karina Milei. José Luis Espert es el nombre que impulsa el Gobierno para encabezar la boleta de diputados en suelo bonaerense.
Por su parte, Patricia Bullrich trabaja en una línea interna dentro del PRO que capitanea Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, con armadores como Pablo Walter y Juan Pablo Allan. Mientras que los bullrichistas Damián Arabia y Juan Pablo Arenaza hacen lo propio a nivel nacional y, puntualmente, en CABA.
Mientras tanto, Macri presiona para que se aceite la coordinación en el Congreso. Sugirió a Milei que cree y conduzca una especie de mesa legislativa con diputados y senadores aliados. Este lunes fue la segunda reunión de ese esquema. El primer desafío fue frenar la embestida opositora para insistir con el proyecto de Ley que genera una nueva fórmula jubilatoria.
La sesión para insistir con ese proyecto, que Milei vetó, tuvo lugar el miércoles. El Gobierno logró conseguir los 87 votos en contra que necesitaba para que Diputados no pueda insistir con la legislación.
En este escenario, el macrismo hizo una jugada estratégica para ampliar su bloque. Como había anticipado Infobae, el diputado radical por Entre Ríos, Pedro Galimberti, aliado a Facundo Manes, renunció a su banca para asumir un cargo en la Comisión Mixta de Salto Grande. Fue tras un acuerdo con el gobernador Rogelio Frigerio, con la anuencia de Macri. En su lugar, ingresará una diputada del PRO que se alineará a la Casa Rosada en la votación sobre la Ley de Jubilaciones y en otros temas sensibles para Milei.
El PRO quedó, así, con 38 diputados en la Cámara Baja. Es la segunda minoría. Macri pretende hacer valer ese capital institucional. Presionará al Gobierno para que haga lugar a reclamos de gestión de sus gobernadores y a necesidades políticas de su propio partido. Son cláusulas del Pacto de la Entraña.