Facundo Manes y otros diez diputados radicales publicaron ayer por la noche una carta en la que le exigieron al presidente del bloque Rodrigo De Loredo que “reordene” la bancada de la UCR en la Cámara baja y separe a los cinco díscolos que apoyaron el veto presidencial. Entienden que ellos “se fueron solos” al sacarse la foto con Javier Milei en la Casa Rosada. Los legisladores que responden al neurólogo y a Martín Lousteau esperan que el cordobés los eche de la bancada, y en caso de no ejecutarlo, insistirán con el reclamo. En las próximas horas se espera que se difunda otro documento con una respuesta de los apuntados.
“Es una guerra de comunicados”, bromean cerca de De Loredo. El presidente del bloque radical no le hará caso a ninguno de los dos sectores, y confía en que podrá lograr un equilibrio dentro de las tensiones que tuvieron su punto cúlmine el martes durante la reunión de la bancada. Quienes fueron parte de ese encuentro aseguraron que hubo gritos y fuertes acusaciones sobre el historial de cada boina blanca. “Los ahora libertarios vinieron con el cuchillo entre los dientes”, describieron.
Según pudo saber Infobae, el presidente del bloque convocará a una reunión la próxima semana y hará un “llamado a la reflexión” a todos sus correligionarios. En su análisis, todas las bancadas están atravesadas por los mismos conflictos y enfrentamientos, de hecho, tiene presente el escándalo que se desató en La Libertad Avanza con la visita a genocidas en el penal de Ezeiza, que derivó en la expulsión de Lourdes Arrieta. El caso del PRO que, incluso, votaron en distinto sentido en el Senado y en Diputados la reforma previsional. “Los provinciales de Innovación Federal ayer se abstuvieron. Están todos los bloques atomizados”, explican en su entorno.
Para De Loredo, su espacio suele quedar en el ojo de la tormenta por dos aspectos. Primero por los valores que representa la UCR en términos generales, que históricamente suele estar más en el centro en el espectro político. Eso provoca que haya otro tipo de expectativas y exigencias sobre cómo deben actuar. Y lo segundo es el número que ostenta en la Cámara baja: con 33 bancas y un oficialismo con poco poder parlamentario, tienen la capacidad de definir una votación. “Con ese número es un pivoteo constante: 10 van para un lado, 10 para el otro y terminan definiendo proyectos”, dicen en su equipo.
En simultáneo, la Convención Nacional de la UCR -uno de los principales órganos partidarios- adelantó que sancionará a los diputados que no hicieron caso al pedido de defender el proyecto original de la reforma previsional. La intervención generó cierta confusión. En Evolución consideran que si avanza esa suspensión de las afiliaciones quedan expulsados automáticamente del bloque. “Eso no va a suceder. Tenemos un historial de dirigentes que no eran radicales dentro de la bancada”, responden del otro lado.
Por lo pronto, el órgano partidario que preside Gastón Manes, hermano del neurocientífico, prevé reunirse en las próximas horas para concretar la suspensión preventiva de las afiliaciones a la espera de que el Tribunal Nacional de Ética de la UCR termine de definir si expulsa o no a los radicales que se muestran con Milei y buscan acuerdos para el armado de listas para las legislativas del 2025.
Más allá de las eventuales sanciones y declaraciones cruzadas, lo que subyace son diferencias más profundas sobre la mejor estrategia para sobrevivir al fenómeno libertario y sobre la base de representación del partido.
“Acá el problema es que existen dos lados, dos cosmovisiones. Por un lado el radicalismo del AMBA, que no tiene tantos votos pero sí tiene mucha capacidad para hacer ruido mediático. Por otro lado está el radicalismo de las provincias, que gana las elecciones y tiene como mayor virtud esa capilaridad en todo el territorio. El 90% no piensa como los radicales porteños”, analizaba un diputado que ayer votó por la insistencia pero se siente más cercano políticamente a los rebeldes que apoyaron el veto.
Coincidentemente, tanto los gobernadores radicales como los referentes que disputan poder en las provincias sienten que no es negocio confrontar abiertamente con el gobierno de Milei como proponen los sectores liderados por Martín Lousteau y Facundo Manes. En ese sentido, entienden que su propio electorado se inclinó por los libertarios en la elección presidencial y no los quiere ver “poniendo palos en la rueda”. Además, quienes tienen a cargo una gestión provincial tienen la necesidad práctica de mantener un buen vínculo con la Casa Rosada para negociar recursos.
Como contrapartida, los sectores más confrontativos creen que si el partido centenario no toma distancia de los libertarios y sigue colaborando, terminará desapareciendo en las próximas elecciones. En cambio, podrán capitalizar políticamente si el plan económico (la motosierra) comienza a dar signos de agotamiento.
“La fragmentación es la característica de estos tiempos”, dijo De Loredo en su discurso de cierre, antes de la votación. Los radicales que se autodenominan “institucionales”, para diferenciarse de las líneas internas de Evolución (Lousteau/Yacobitti), de Manes, de los que responden a los gobernadores y de los nuevos radicales liberales, anticipan nuevas votaciones que harán crujir al bloque. “Hay que desdramatizar”, sintetizaron.