Los presidentes de las comisiones de Presupuesto y Hacienda de Diputados y el Senado, José Luis Espert (Buenos Aires) y Ezequiel Atauche (Jujuy), respectivamente, se reunieron esta tarde para coordinar lo que será un crucial debate del Presupuesto 2025. La orden de la Casa Rosada es simple y contundente: las negociaciones en la Cámara baja tendrán que darse en simultáneo con la Cámara alta para evitar un tratamiento eterno y una tortuosa devolución en segunda revisión de la iniciativa, como ocurrió con la ley Bases y el paquete fiscal.
“El presidente Javier Milei anunció que el próximo domingo presentará el presupuesto 2025 en la Cámara de Diputados. Antes esa noticia, me reuní con José Luis Espert para analizar y empezar a trabajar alrededor de esta gran iniciativa presidencial”, publicó esta noche Atauche en su cuenta de X, tras la cumbre con el legislador bonaerense.
La meta del Gobierno es lógica, pero de ambicioso cumplimiento. No puede permitirse que el mercado vea un primer plan de gastos de Milei con volteretas entre las Cámaras. El problema no estará en el kirchnerismo, que es la primera minoría en el Congreso y se opondrá -en su mayoría, salvo potenciales fugas-, sino en los considerados “dialoguistas”, con una ciclotimia política según el día, hora y tema a tratar. Además, La Libertad Avanza precisará tener a sus integrantes alineados y dejar atrás el festín de escándalos de las últimas semanas.
Según pudo saber Infobae, durante el cónclave -duró más de una hora- no se mencionaron datos específicos sobre la ley de gastos pensada para el año próximo, aunque quedó firme la directiva del Ejecutivo. De allí la expectativa por los números, las formas y los modos de la exposición que hará Milei el domingo en el Congreso, en una situación que será llamativa y quedará lejos de su primer discurso de espalda a los legisladores del 10 de diciembre pasado. Antes, hacia el pueblo; ahora, la “casta”, pero en horario central y en cumplimiento de lo que dicta la ley de Administración Financiera.
Los movimientos de las últimas horas en Diputados pincelan un radicalismo en lupa permanente, tras el encuentro del propio jefe de Estado con legisladores del centenario partido y el potencial bloqueo de la insistencia de la ley que mejoraba las jubilaciones, vetada por el Ejecutivo. Mañana se confirmará el éxito o no de esta jugada en la Cámara baja.
En tanto, en el Senado, la UCR está partida entre quienes responden a gobernadores, legisladores racionales y pícaros que primero dicen una cosa -o hacen silencio- y, después, hacen otra. En sus filas tienen nada menos que al presidente del partido y también titular de la comisión bicameral que realiza el seguimiento de los organismos de inteligencia, Martín Lousteau. Serán interesantes las declaraciones sobre la ley de gastos del ex ministro de Economía.
Un punto importante por el que pujan varios radicales fue el que traba por ahora -más allá de cuestiones técnicas- la Boleta Única de Papel (BUP) en la Cámara alta. El martes de la semana pasada, que no fue 13, algunos reclamaron a la Casa Rosada un “gesto” sobre las cajas jubilatorias no transferidas a Nación e insinuaron que no estaban los votos para la BUP. También acumulan en el “debe” obras con más de 70-80% de concreción que no pueden ser finalizadas por falta de fondos. En un año electoral, cualquier inauguración suma. Ni hablar de lo que se presupuestará para las universidades para el año próximo, con una ley que está a punto de sancionarse -si es que se hace la sesión este jueves- y que el Ejecutivo ya deslizó que vetaría.
En Diputados será clave la postura de Encuentro Federal, la bancada del peronista disidente Miguel Pichetto, y de los silvestres provinciales de Innovación Federal. En cambio, en el Senado, el foco se direccionará hacia justicialistas anti K como Eduardo Kueider, Carlos Espínola y “dialoguistas” del sur, como la rionegrina Mónica Silva y los menos confiables José María Carambia y Natalia Gadano, entre tantos otros.
De cara a lo que se desarrolle desde el lunes próximo sobre este tema, se verá el accionar de la vicepresidenta, Victoria Villarruel. La mayoría de los dialoguistas la tiene como garantía de palabra. La titular del Senado ya le evitó un puñado de dolores de cabeza a la Casa Rosada y se cansó de ganar tiempo a favor del Ejecutivo. En muchas ocasiones, la lúcida respuesta fue que las derrotas le estallaran en el recinto, sin mover un dedo para evitarlo. Ahora estará en juego nada menos que el Presupuesto 2025.