Aunque oficialmente se haya comunicado que las reuniones de Gabinete se harían a partir de ahora los jueves, los martes por la mañana en Casa Rosada el presidente Javier Milei mantiene la costumbre de las últimas semanas y junta a su tropa más cercana, a la mesa chica. Busca que exista una mejora en la coordinación interna, que disminuyan los problemas en sus propias fuerzas y que se fortalezca la posición del Gobierno en el Congreso, donde los últimos reveses legislativos causaron preocupación.
Este martes la escena se repitió con una ausencia importante, la del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, la principal espada política de Milei, quien recientemente sufrió una internación y se está recuperando de una afección gastrointestinal. El Presidente llegó unos minutos antes de las 8.30 y se reunió con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, el titular de Seguridad, Luis Petri, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem y el vocero presidencial Manuel Adorni. Un rato más tarde se sumó Karina Milei.
El repaso por la situación económica que arrojó resultados positivos en la comparación entre julio y el mes anterior se llevó un buen tramo de la charla. Y allí el jefe de Estado dio detalles de la presentación que hará el domingo a las 21 del Presupuesto 2024. Pero los informes que llegaron de parte de Bullrich sobre la posibilidad de que ocurran actos violentos en la manifestación a la que convocaron varios sectores opositores causaron cierta inquietud. Antes de participar del Countering Transnational Organized Crime: Pan-American Forum, en el Hotel Marriot, Bullrich reiteró su intención de reforzar la seguridad ante las versiones sobre los incidentes que se podrían producir mientras los diputados mañana desde las 11 discutan el veto presidencial a la ley de reforma jubilatoria.
“Suponemos que se están planificando actos de violencia para la movilización del día de mañana frente al Congreso. Por lo que, en virtud de esto, se va a proceder a realizar un operativo de seguridad especial”, anunció Adorni, un rato después, en su habitual conferencia de prensa.
“Atacar al Congreso es atacar la democracia, atacar el funcionamiento del Congreso es atacar la democracia, y no se va a permitir y se va a cumplir con los protocolos vigentes. Por supuesto me refiero al protocolo de orden público, el conocido popularmente como el antipiquetes”, advirtió el vocero.
En ese operativo participarán fuerzas federales y también la Policía de la Ciudad de Buenos Aires por lo que el jefe de Gobierno Jorge Macri, también habló esta mañana, para “garantizar la seguridad y el orden en CABA”. “Es un aspecto que no se negocia”, sentenció.
Tanto desde el Gobierno nacional como desde el de la Ciudad registraron que en las últimas movilizaciones de jubilados y también en una de los empleados judiciales que pedían mejoras salariales, el clima social creció en efervescencia y eso obligó a tomar medidas disuasivas para despejar las calles. Las organizaciones sociales, piqueteras y sindicales aseguran, por su lado, que la protesta, que comenzará cerca de las 13, será numerosa. Advirtieron que están dispuestos a desafiar a las fuerzas de seguridad en caso de que se aplique el protocolo antipiquetes, más allá que en el último gran acto, contra la Ley Bases en junio, finalizó con 33 detenidos -luego liberados por falta de mérito en distintos momentos- y con hechos de violencia que se prolongaron durante horas en la zona de Congreso y también en las inmediaciones.
Luego de ese encuentro que se hizo a primera hora de la mañana del que no participó el asesor presidencial Santiago Caputo, uno de los integrantes del llamado “triángulo de hierro” que toma las principales decisiones junto al líder libertario, Milei recibió a una delegación de diputados radicales que van a apoyar el veto presidencial a la reforma jubilatoria.
Con el agregado del vicejefe de Gabinete del Interior, Lisandro Catalán -que viene subiendo en protagonismo ante la ausencia obligada de Francos- y del subsecretario de Programación Federal y Articulación Legislativa, Martín Matzkin, cinco legisladores del radicalismo -Martín Arjol, Luis Picat, José Federico Tournier, Mariano Campero y Pablo Cervi-, estuvieron en la Rosada. En el encuentro quedó en claro que podrían sumarse algunos más de ese bloque con un cambio en su voto en la sesión de mañana. Con esos apoyos el Gobierno espera tener un aval que consideran crucial en el Parlamento.