El Gobierno amplió el secreto militar en la inversión del ministerio de Defensa destinada a la compra de los 24 aviones caza F-16 al Reino de Dinamarca. Las condiciones de confidencialidad ahora alcanzarán a las obras e insumos importados destinados a la modernización del centro de instrucción en donde operarán las aeronaves.
El presidente Javier Milei y el ministro de Defensa, Luis Petri, firmaron el Decreto 807/2024 en el que declara el “secreto militar” para “la contratación y construcción de las obras de infraestructura y la importación del material” que se utilizarán en las instalaciones de la VI Brigada Aérea Tandil y el Área Material Río Cuarto, ubicadas en la provincia de Córdoba.
La medida se relaciona con la inversión que hizo el Gobierno vinculado al expediente NºEX-2024-05198131-APN-DGPPYP#FAA, que ya estaba sujeto desde abril pasado a condiciones de confidencialidad, a raíz de la compra del equipamiento de los 24 cazas F-16AM/BM Fighting Falcon fabricados por la contratista norteamericana, Lockheed Martin.
Según los considerandos del decreto publicado hoy en el Boletín Oficial, la incorporación del sistema adquirido implica obras e inversiones en los establecimientos de la Fuerza Aérea que “resultan imprescindibles para la adecuación de las instalaciones tales como pista, calle de rodaje, plataforma, hangares, depósitos de material sensible y centro de instrucción y la importación de material sensible, tales como partes integrantes de las aeronaves como motores, repuestos, armamento real y de entrenamiento”.
La normativa se funda en el Decreto Nº 9390/63, que permite clasificar como “secreto militar” ciertos temas para lograr la seguridad nacional, incluyendo adquisiciones y negociaciones de tipo castrense.
El decreto insta a la Secretaría de Estrategia y Asuntos Militares del Ministerio de Defensa a realizar las acciones pertinentes para ejecutar esta medida. Dada la naturaleza del secreto militar, se desprende que las contrataciones en los predios cordobeses de la Fuerza Aérea serán excepcionalmente eximidos de las “disposiciones relativas a publicidad y difusión de todas las actuaciones del proceso”, con el fin de resguardar información crítica y estratégica.
En un ajuste presupuestario definido en julio pasado, el Gobierno anunció una inversión de $44.000 millones para modernizar las instalaciones de la VI Brigada Aérea Tandil y el Área Material Río Cuarto, ante la llegada de los 16 aviones monoplazas y 8 aeronaves biplazas importados desde Dinamarca y con el auspicio de Estados Unidos.
En abril, el ministro Luis Petri recibió a su par danés Troels Lund Poulsen firmó la carta de intención para la adquisición de estos cazabombarderos que dotarán a la Fuerza Aérea Argentina del sistema de armas capaz, al que calificó “la adquisición aeronáutica militar más importante desde 1983″.
“Con estos nuevos aviones estamos dando un paso trascendental en nuestra política de defensa, recuperando la capacidad supersónica de nuestra aviación y logrando el ingreso definitivo de nuestra Fuerza Aérea a los desafíos tecnológicos del Siglo XXI”, aseguró el funcionario.
El acuerdo incluía, además de los aviones, la entrega de cuatro simuladores de vuelo, ocho motores y se garantizarán los repuestos para las aeronaves durante cinco años. Además, el contrato prevé la capacitación de los pilotos y los mecánicos.
Toda la operación tuvo el aval del gobierno demócrata de Joe Biden y del Congreso de Estados Unidos. Detrás de la compra, hay decisiones de geopolítica. Según reportó Infobae, Washington hizo una gestión extraoficial con el Foreign Office del Reino Unido, que resistía que Argentina incorpore material bélico por la disputa en las Islas Malvinas. Pero para el gobierno norteamericano, era mejor permitir la venta de las naves danesas a la Argentina, que China coloque sus aviones F17 para profundizar su influencia en América Latina y en el país.