Para algunos exagerados, en la familia Moyano se reproduce la dualidad de “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, donde, como en el clásico de Robert Louis Stevenson, hay un personaje civilizado y otro salvaje. Facundo Moyano comparte con su hermanastro Pablo a su papá Hugo, pero está en las antípodas del díscolo cotitular de la CGT. Lo volverá a demostrar en estos días cuando haga circular un video en el que insistirá en su propuesta de democratización sindical, una bandera polémica para sus colegas que ya había convertido en proyecto de ley hace unos 10 años desde su banca de diputado.
En realidad, el secretario adjunto del Sindicato de Peajes lanzará nuevamente el guante para que se abra el debate sobre una serie de medidas dirigidas a transparentar las elecciones en los sindicatos y garantizar la participación de los trabajadores aunque, en forma simultánea, viene promoviendo desde hace 4 años la “adecuación” de la legislación laboral a partir de una realidad: este andamiaje legal no protege en un 100% al trabajador sino que favorece que haya un 52% de trabajo en negro.
Facundo Moyano sigue dando estas batallas casi en soledad. En 2013, cuando lanzó su proyecto de democratización sindical, curiosamente, fue su padre el que salió a respaldarlo, pese a que en ese momento lideraba una de las fracciones de la CGT. ¿Qué dijo Hugo Moyano sobre la propuesta de su hijo diputado? “La reelección indefinida de los dirigentes sindicales se tiene que modificar”. “La mayoría de los dirigentes hemos coincido en que tenemos que empezar a buscar la forma de democratizar más las organizaciones gremiales”. “Cuando se hace el planteo de que en el país no hay libertad sindical es un error. Lo que no hay es mucha democracia sindical”.
El dirigente de los Peajes no logró consenso para que se trate su proyecto en el Congreso, pero lo aplicó en su propia organización. En 2016, Facundo Moyano reformó el estatuto de su gremio para limitar a dos mandatos su propia reelección y cumplir así con la renovación sindical que predicaba. Al año siguiente dejó su cargo de secretario general, en agosto de 2021 renunció a su banca legislativa, cansado de la asfixia política a la que lo sometía el kirchnerismo, y en octubre de ese año se presentó en las elecciones del Sindicato de Peajes como candidato a secretario adjunto de la lista que encabezó Florencia Cañabate, cuyo triunfo representó el avance de la paridad de género en el ámbito gremial.
Ahora, mientras enarbola la consigna de discutir la “adecuación laboral”, de un signo distinto -aclara- que la reforma laboral del gobierno de Javier Milei, retomó la propuesta de democratización sindical porque entiende que ambas iniciativas están relacionadas. “Negar la democracia sindical es atentar contra la libertad sindical de los trabajadores”, afirmó Facundo Moyano en una entrevista con Infobae, en la que sostuvo que si no se discute ese tema desde las filas gremiales “vienen de otro lado y te van a hacer un proyecto como el que están impulsando ahora desde el Gobierno”.
En el mismo sentido, el sindicalista fue terminante: “Algunos dicen que plantear esa agenda ahora es hacerle el juego al Gobierno. No, hacerle el juego al Gobierno es no hacer nada. Hay que debatir la democracia sindical. Por no hacer nada ni animarnos a debatir, Milei es presidente”.
En la entrevista, Facundo Moyano se refirió a la postura de su papá Hugo y de sus hermanos Pablo y Hugo Antonio sobre la democracia sindical, además de criticar los bloqueos que realiza el Sindicato de Camioneros: “El derecho a la huelga es abstenerse de trabajar. Todo lo que vaya por fuera de eso, va por fuera del orden constitucional”, dijo como para que no queden dudas sobre su postura.
También cuestionó en general la política económica de Milei, aunque opinó que “todos los ajustes que se están haciendo en el gasto público en muchas cosas que estaban de más no son discutibles”, al tiempo que sentenció: “El déficit fiscal, el déficit comercial y la inflación no son temas discutibles”.
El dirigente gremial fue implacable al brindar su opinión sobre la CGT: “No me quiero hacer el intelectual, pero voy a responder con una frase de un filósofo de cinco siglos antes de Cristo, Parménides: “De la nada, nada surge”. ¿Qué se puede esperar de la CGT? Nada”.
En la misma línea, fue durísimo al hablar sobre la audiencia que la CGT tendrá el lunes 16 en el Vaticano: “¿Y para qué? ¿Quiere decir que el Papa va a convocar a un paro? Con todo el respeto que le tengo porque soy católico, bautizado, creyente, pero la verdad es que ¿cuántos se sacaron una foto con el Papa? Es un recurso, pero ir a aprovecharse de la figura del Papa, que, por otra parte, recibe a todo el mundo, recibe a Sylvester Stallone, a Bono, le meten una bandera de Aerolíneas...”.
— Usted decidió volver a la carga con su proyecto de democratización sindical. ¿Por qué es importante ahora proponer ese debate?
— Porque siempre es importante. Ahora toma visibilidad porque surgieron proyectos del Ejecutivo Nacional en la Ley Bases. Sería un pecado por parte de los dirigentes políticos y sindicales no tener una respuesta a esa agenda, que muchos la planteamos mucho antes, cuando nos decían que no era el momento. Y sería un pecado decir “no” a todo y no tener una contrapropuesta. Mi postura es decirle no al proyecto que contiene la Ley Bases, pero sí a este proyecto. Después hay toda una discusión respecto hasta dónde el Ejecutivo puede regular las organizaciones sindicales, que son organizaciones privadas cuyos dueños son los trabajadores. Pero si vamos a esa discusión, la realidad es que el Estado ya la regula. Si no, no existiría la Ley 23.551 (de Asociaciones Sindicales). Y si hablamos de si atenta o no contra la libertad sindical, primero tenemos que hablar de democracia sindical. La falta de democracia atenta contra la libertad sindical porque cuando el trabajador no puede participar dentro de la organización sindical no es libre. Por eso lo que sucede en varias organizaciones sindicales.
— ¿Por ejemplo?
— El ejemplo más paradigmático es el de la UTA (Unión Tranviarios Automotor). Si el estatuto de la UTA no fuera tan antidemocrático, no existiría el gremio de metrodelegados, no existiría la UCRA (Unión de Conductores de la República Argentina), que es otro gremio paralelo; no existirían seccionales disidentes que fueron las 5 que ganaron en la última elección y que por no haber ganado a nivel nacional no las reconocen; no hubiera corrido por los techos el secretario general de la UTA (Roberto) Fernández y no le hubieran pegado una trompada al entonces ministro de Seguridad Sergio Berni. Todo eso fue producto de reclamos por falta de democracia sindical porque esos trabajadores no se sentían representados por la conducción nacional. Y como no tienen posibilidad de discutir adentro, eso se traduce en violencia. Obviamente no queremos que haya ningún episodio de violencia, y mucho menos una muerte, pero que le peguen a un ministro de Seguridad ya es una advertencia. Si tiene la representatividad de los trabajadores, ¿por qué hay un reclamo no avalado por el gremio? Porque hay falta de democracia sindical. Entonces negar la democracia sindical es atentar contra la libertad sindical de los trabajadores. Ahora, decir esto no implica que se esté apoyando el proyecto de (Federico) Sturzenegger o la Ley Bases. Lo que no entienden muchos dirigentes que son cabeza duras y que se abrazan a dogmas que ya no corren para la mayoría de los trabajadores es que si uno no discute las cosas desde la profundidad del conocimiento que tiene sobre las entidades sindicales vienen de otro lado y te van a hacer un proyecto como el que están impulsando ahora desde el Gobierno.
— ¿Cuáles son los principales puntos de su propuesta de democracia sindical?
— Es un régimen electoral sindical. Parte de esto lo publicó Carlos Tomada (ex ministro de Trabajo dle kirchnerismo) en un libro. Lo hicimos con Hugo Moyano hijo, con otros especialistas del equipo de abogados y lo presenté en el 2015. Uno de los puntos principales es que no se exijan requisitos de carrera sindical para presentarse en las elecciones. Es imposible que haya libertad sindical cuando te piden que tengas que haber sido delegado o parte de la comisión directiva de una seccional para presentarte en una lista nacional. Es más difícil ser candidato a secretario general de un sindicato que a presidente de la Nación. ¿Cómo puede ser que en las PASO votaron 26 millones de argentinos y en una organización que tiene 1 millón de trabajadores voten 700 tipos? Es imposible. Es mentira que eso suceda porque no hay estructura, dinero o recursos. Lo que no hay es voluntad.
— ¿Qué más incluye su propuesta?
— Que la oposición que quiera presentar una lista tenga todos los padrones actualizados sin necesidad de ir a la autoridad de aplicación, que es el Ministerio de Trabajo. Otro punto es que haya elección directa en las asociaciones de primer grado, a las que se afilian directamente los trabajadores. Hay organizaciones de segundo grado, como las federaciones, o de tercer grado, como las confederaciones, en donde sí se puede entender que no vote el conjunto de los trabajadores, pero en las uniones no puede ser que voten sólo los delegados congresales, tiene que haber democracia directa. Además, en algunos sindicatos, aunque hay jurisprudencia en contra, la Junta Electoral le elige la Comisión Directiva. ¿Cómo puede ser que la Junta Electoral, que tiene que ser un órgano imparcial, la elija la Comisión Directiva? Es una locura, pero pasa. Mi proyecto también incluye la obligación de respetar el cupo femenino para integrar las listas. No se respeta el 30%, aunque es cierto que existe un debate respecto a la cantidad de trabajadores que tiene la actividad. La UOCRA tiene un 95% de trabajadores hombres y es imposible que la Comisión Directiva tenga un 50% de mujeres.
— En la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados se analizan proyectos del PRO, la UCR y la Coalición Cívica que apuntan a transparentar la acción sindical y limitar los mandatos de los dirigentes. ¿Cuáles son las diferencias entre su propuesta y esas iniciativas?
— Que mi propuesta es básicamente más libertad y más participación para los trabajadores, al contrario de lo que escuché a muchos de los que hicieron esos proyectos, sin ningún tipo de conocimiento ni participación en organizaciones sindicales. Yo fui 10 años legislador nacional, presenté este proyecto en el 2010 y en el 2015 y, además, creé un sindicato y disputé seccionales y gremios enteros a dirigentes muy grandes que carecían en sus estatutos de democracia sindical. De hecho, la conducción de la UTA de Mar del Plata, con la que venimos trabajando hace rato, sigue sin estar reconocida después de haber ganado la seccional. Puedo hablar con conocimiento de causa. El proyecto que impulso lo practiqué en nuestra organización sindical. Hay limitación de mandatos, por ejemplo, que es una cosa discutible, que también lo decía y lo pedía Hugo Moyano en 2013.
— ¿Por qué no incluyó el límite de mandatos en su proyecto?
— No me quise meter con eso porque, al ser una organización privada y siempre y cuando haya condiciones democráticas para presentar listas en contra, los trabajadores pueden elegir una conducción nuevamente si tiene un buen desempeño. Ahora, es distinto si yo tengo una lista opositora y no me entregan los padrones, si a los que quieren ser candidatos les piden carrera sindical o si a los dirigentes en vez de votarlos la cantidad total de los trabajadores los elige un grupo reducido que está en condiciones diferentes a la de la mayoría de los trabajadores. Como el caso de UATRE (Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores), que lo hablé en su momento con el fallecido Gerónimo Venegas: tiene 800.000 trabajadores declarados en el Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (RENATRE), pero, sin embargo, votan 700. Lo mismo pasa con un montón de uniones. Entonces mi proyecto plantea la votación directa. Lo que estoy planteando es más libertad para los trabajadores porque si no aparecen estos casos que terminan en violencia, tiros, muertes. Ante eso, la respuesta del peronismo y del sindicalismo no puede ser “no discutimos nada”.
— Usted ya sufrió la indiferencia o el rechazo de la política y el sindicalismo a su proyecto de ley sobre el tema. ¿Cree que ahora hay condiciones distintas para que se acepte el debate?
— No se puede negar el debate. No se puede decir que no, tenés que decir sí a algo.
— Desde hace cuatro años viene proponiendo, además, que se discuta una “adecuación” de la legislación laboral y tampoco tuvo éxito en el peronismo ni entre sus colegas sindicales. ¿Qué le hace pensar que la democracia sindical puede convertirse ahora en una bandera común?
— Se niega el debate sobre la adecuación laboral porque son unos hipócritas. La reforma laboral existe y a mí me gustaría ver a la CGT y a muchos dirigentes reclamar por la cantidad enorme inmensa de trabajadores que hay en la informalidad laboral. Me gustaría ver una marcha inmensa reclamando por la precariedad laboral de los trabajadores que están en falsas cooperativas de trabajo, que trabajan en su mayoría para municipios y muchos de ellos son peronistas o se dicen ser peronistas.
— ¿Qué hay en esta decisión de no aceptar el debate de la “adecuación laboral” o la democracia sindical? Si hay un 52% de trabajo no registrado, que obviamente afecta al poder sindical porque implica menos posibilidad de afiliados, y tampoco hay una auténtica democracia sindical, todo lleva a estructuras cada vez más chicas y menos representativas. ¿Por qué es un beneficio para algunos dirigentes manejar estructuras más chicas, menos representativas y sin legitimidad?
— Porque algunos dirigentes se han acostumbrado a manejar al sindicalismo como una corporación y están cómodos en esa situación. Por un lado, reclaman con comunicados de prensa, porque tampoco es que haya reclamos muy masivos ni nada por el estilo, y se quejan de la realidad, pero a la vez muchos de ellos no se sinceran. Yo tengo un gráfico acá (muestra un cuadro en su notebook) que lo lo tenía preparado para mostrarte cuánto perdieron algunos gremios de poder adquisitivo real. Esto marca la evolución del salario y cómo van cayendo. Hay un gremio que ha perdido 26% de poder adquisitivo (no lo dice, pero corresponde a Camioneros). Algunas veces me da risa y vergüenza muchos que saltan ahora a pegarle sólo a Alberto Fernández, pero no dijeron nada durante su gobierno. La autoridad la ganás cuando lo dijiste antes, durante y después. Ahora hasta algunos artistas he escuchado decir: ”Lo de Alberto Fernández lo veíamos venir”. ¿Y por qué no lo dijiste antes?
— ¿A qué apunta con esto?
— Bueno, esta gran hipocresía es la que fue castigada por el electorado argentino, está en la política y está también en lo sindical. Entonces, lo que hay que hacer ahora es sacarse los pelos de la lengua y empezar a decir las cosas como son, moleste a quien le moleste, porque si no somos sinceros con nosotros mismos tampoco vamos a ser sinceros con la gente ni con los trabajadores. ¿Entonces, hay realmente una situación de crisis laboral en el mercado laboral? Sí, hay una situación de precariedad laboral institucionalizada y utilizada clientelarmente y no escuché a nadie decir: “Che, mirá, tal municipio tiene 17.000 cooperativistas haciendo funciones de trabajadores municipales”. Los municipales están cobrando dos mangos y los cooperativistas cobran mucho menos, y cuando va una empresa como Edenor o Edesur a hacer un trabajo, la complementariedad del trabajo la realizan cooperativas cobrando tres veces menos. ¿Entonces no hay precarización laboral ahí? ¿No decimos nada sobre eso? ¿Dónde está el reclamo masivo para quejarse de la precariedad laboral de esos trabajadores? ¿O queremos llenar el Congreso de pobres y una patria cartonera?
— Cuando usted presentó el proyecto de democratización sindical, su padre lo respaldó públicamente. ¿Ahora tiene otra vez su apoyo? ¿Está dispuesto a hablar del tema?
— Tal vez hay momentos políticos, pero en la política siempre es el momento. Si uno se pone a debatir y quiere convencer a todo el mundo, no lo va a lograr nunca. Siempre habrá alguno en desacuerdo. Recuerdo que algunos me decían que esto atentaba contra el modelo sindical y yo les explicaba que no, al contrario, porque si democratizás los sindicatos van a haber menos sindicatos y más fuertes. Porque los trabajadores van a debatir dentro de su organización sindical y no van a armar otra organización paralela. Por eso proliferan tanto los sindicatos y pierden poder.
— No me contestó si su papá va apoyar nuevamente su proyecto.
— No tengo ni idea.
— ¿Pero lo habló con él?
— Por supuesto. Yo le informo todo. Es mi referencia gremial.
— ¿No lo objetó? ¿Le dijo que avanzara?
— Él sabe lo que yo pienso. En su momento también me avaló. No tuvo la viabilidad adentro del Congreso de la Nación, pero lo presentamos.
— De todas formas, ¿cree que le dará de nuevo el apoyo?
— No sé, no he charlado puntualmente sobre esto. Voy a seguir con este proyecto de democracia sindical y voy a visibilizarlo a través de un video. Quiero ser parte del debate. Si no, estaría siendo hipócrita conmigo y con los trabajadores. No puedo permitirme no tener una respuesta para esto. No es la agenda del Gobierno, ya era mi agenda hace casi diez años. Hoy muchos dicen no, pero eso sí que es sumarse a la agenda del Gobierno porque lo que no hacemos nosotros lo va a hacer otro.
— De por sí, Milei anunció el 1° de marzo un paquete de leyes “anti-casta” y uno de ellos propone obligar a los sindicatos a elegir a sus autoridades a través de elecciones periódicas, libres, supervisadas por la Justicia Electoral, y que limiten los mandatos a un máximo de 4 años y una sola reelección. Nunca más habló del tema, pero está en los planes del Gobierno.
— Tal vez lo hizo teniendo en cuenta la mala imagen del sindicalismo en general y de muchos dirigentes en particular, y me incluyo. Soy parte de una familia que se dedica a la actividad sindical y si veo que algo está mal tengo que intentar corregirlo. Todos están de acuerdo cuando están disputando alguna organización, pero cuando ganan de repente no quieren cambiar nada y se quedan siempre ahí.
— Su hermano Pablo seguramente no está de acuerdo con su proyecto. ¿Lo habló con él?
— La verdad es que no tengo ni idea ni me interesa lo que piense Pablo.
— Y su hermano Hugo Antonio, el abogado, que participó de la redacción de su proyecto de democratización sindical, ¿qué postura tiene hoy?
— Si él armó el proyecto, me imagino que está de acuerdo.
— La semana pasada, en la reunión informativa de la Comisión de Legislación del Trabajo de Diputados, su hermano criticó los proyectos que hablan de democracia sindical.
— Insisto en que esto lo armó él. No se puede cambiar de opinión por una coyuntura política.
— Cuando insiste en su proyecto de democracia sindical, ¿se siente solo incluso en su familia?
— Nunca me siento solo. Si alguno no comparte mi proyecto que me diga un argumento de por qué no hay que discutirlo, por qué no hay que garantizar la democracia sindical.
— ¿La falta de democracia sindical no obedece a una clase política y a gobiernos que la toleran y no hacen nada para cambiar la realidad? ¿No debería ser más sencillo resolver el problema de los estatutos tramposos antes que buscar una legislación nueva? Alcanzaría con que cualquier gobierno exija a los sindicatos que sus estatutos no vayan en contra de la Constitución Nacional.
— Es una cuestión de voluntad. Nosotros lo hicimos en un gremio chico y se puede hacer tranquilamente en un gremio grande. No hay ningún tipo de argumento válido y fuerte que pueda contradecir los argumentos que yo planteo.
— ¿Si nada cambia en materia de falta de democracia sindical no responde también que los gobiernos y los empresarios eligen negociar con los de siempre, que están desde hace muchas décadas, antes que hacerlo con un dirigente nuevo, aunque sea más representativo?
— Es que si hay democracia sindical el dirigente va a ser tal vez el mismo, pero mucho más legitimado porque va a ser votado por el conjunto de los trabajadores.
— ¿Y entonces por qué la dirigencia actual no suele aceptar que haya más democracia sindical?
— Porque el cambio siempre asusta. Pero no hay que tenerle miedo porque quiere decir que no estás seguro de vos mismo. Hay que aceptar los cambios, animarse a debatir la posibilidad del cambio.
— Si muchos dirigentes que hoy no tienen la democracia garantizada en sus propias organizaciones pudieran llevarla adelante de manera integral serían más representativos, tendrían más poder. A menos que no confíen en el veredicto de sus bases.
— Ahí tocaste un punto importante. O sea, tal vez estos sistemas le garantizan un estado de comodidad que no los obliga a llamar a elecciones entre todos los trabajadores. Por eso fue la discusión con este dirigente que me decía “tengo 800.000 trabajadores y me votan 700″. ¿Y por qué no te votan los 800.000? Porque eso implica más participación.
— En general, en las elecciones sindicales hay un nivel de participación muy bajo.
— Nosotros tenemos participación del 90% y es un gremio chico. ¿Pero por qué? Porque necesitamos la participación. La propia democracia sindical incita a la participación. Algunos dicen que plantear esa agenda ahora es hacerle el juego al Gobierno. No, hacerle el juego al Gobierno es no hacer nada. Hay que debatir la democracia sindical. Por no hacer nada ni animarnos a debatir, Milei es presidente. El pecado sería que nuestro “no” a todo no tenga un “sí “a algo. El no a la reforma laboral o la adecuación laboral o modernización laboral, como lo llamó la ex vicepresidenta Cristina (Kirchner); el no a la democracia sindical, el no a la reforma del sistema de salud, el no a la reforma del sistema educativo, el no a todo. ¿Entonces no hay que cambiar nada porque está todo bien? No, evidentemente, si tenemos 52% de informalidad laboral, no está todo bien. Si solamente en un gremio como la UTA hay tantos casos de violencia por falta de democracia sindical, no está todo bien. Si nuestra postura es un no a todo, vamos a seguir construyendo a partir de la negación y nunca vamos a tener un proyecto de país ni de gobierno. Todas las cosas que escuchamos de los diputados de kirchneristas o más ligados a la centroizquierda, en muchos casos carecen de conocimiento de causa acerca de lo que opinan.
— Cuando propone la democracia sindical y critica los impedimentos para que esté garantizada, ¿qué le sugiere la rebelión interna que hay en la Federación de Trabajadores de Camioneros, donde hay varios sindicatos provinciales que se reunieron para crear una federación paralela y disputarle el poder a su padre? Dicen que quieren “un sindicalismo nuevo, moderno, sin personalismos, sin condicionamientos ni decisiones burocráticas”.
— No voy a emitir opinión sobre Camioneros ni me voy a meter en la interna de cada sindicato. Cada sindicato tiene su interna y son sus dirigentes los que tienen que resolverlo.
— Más allá de la democracia sindical, ¿qué opina sobre la reforma laboral del Gobierno?
— No estoy de acuerdo.
— ¿En qué puntos no está de acuerdo? Porque el Gobierno dice que la reforma laboral va a generar más empleo genuino y menos trabajo en negro, que es algo en lo que usted coincide.
— No estoy de acuerdo con el período de prueba (que pasará de 3 a 6 meses y subirá a 8 meses para las empresas de entre 6 y 100 trabajadores y podrá estirarse hasta 1 año en pymes que cuenten con hasta 5 trabajadores). Tampoco la posibilidad de que la informalidad laboral sea denunciada por los sindicatos. Ellos dicen que individualmente lo pueden hacer. Eso le saca fuerza colectiva al trabajador.
— ¿Y el nuevo sistema indemnizatorio que permite crear un fondo de cese como el de la UOCRA?
— Es voluntario. Creo que las actividades dinámicas van a ir por ese lado. Igual, hay un punto que también es parte de la hipocresía de mucha diligencia en el peronismo, que dicen “no queremos fondo de cese laboral”, pero aceptan las cooperativas utilizadas clientelarmente para favorecer el costo impositivo de los municipios. Si no querés fondos de cese laboral, ¿qué pasa con los 260 mil trabajadores de Uber? ¿Tienen fondos? No tienen nada. Son monotributistas. ¿Qué pasa con los trabajadores de Rappi o todos esos trabajadores que están en una informalidad laboral totalmente cuestionable? O los millones de trabajadores mal llamados cooperativistas: son relaciones de trabajo encubiertas. ¿No hay un reclamo por esos trabajadores? Lo peor de la hipocresía es que no solamente están a la vista, sino que hay una representación política de eso y así se institucionalizó la pobreza. Se creó una nueva clase social. Subjetivamente, el pobre no es más trabajador, es pobre. Por eso la frase “hay que llenar el congreso de pobres”. Ahora, esa falta de sinceramiento es la que nos lleva a la derrota cultural profunda, pero porque no decimos las cosas como son.
— ¿Qué opina sobre el artículo de la reforma laboral que penaliza los bloqueos sindicales?
— Yo siempre sostuve que dentro de la ley, todo, y fuera de la ley, nada. Lo que establece el artículo 14 bis de la Constitución es el derecho a la huelga. Y el derecho a la huelga es abstenerse de trabajar. Todo lo que vaya por fuera de eso, va por fuera del orden constitucional. Y si va por fuera, yo, que juré como diputado por la Constitución y por los santos Evangelios, no puedo estar de acuerdo.
— ¿Qué opina sobre la actual situación económica?
— Los resultados del orden de la macroeconomía no se ven reflejados en la microeconomía. El Gobierno sostiene que es una cuestión de tiempo. Llama la atención cómo para sacar determinados impuestos tienen celeridad y para volver a poner el Impuesto a las Ganancias tienen también la misma celeridad. O sea, para sacar determinados impuestos estamos bien, pero para poner otro, no, y supuestamente este es un gobierno “anti impuestos”. El propio Milei estuvo en contra de Ganancias antes de ser diputado, cuando participó en la marcha del 21 de febrero del 2018, que convocó Hugo Moyano, cuando también dijo que Macri quería restablecer un régimen fascista. Pero después Milei votó a favor de sacar el Impuesto a las Ganancias y ahora lo restableció. ¿Por qué?
— ¿Su sindicato puede negociar salarios libremente?
— Nosotros tenemos dificultades en la negociación paritaria con la empresa Corredores Viales porque está en la órbita del sector público. Entonces, por una sociedad anónima, pero pública, estamos regidos por la paritaria que impone el Estado. ¿Dónde está la libertad? Tenemos 13 puntos de pérdida de poder adquisitivo en los primeros meses de este año y recién ahora recuperamos algo. Quedamos 13 puntos por debajo de AUBASA y de las privadas, que son Autopistas del Sol y Autopistas del Oeste.
— ¿Esas restricciones no son las mismas que rigen en todo el Estado?
— Van contra la libertad y yo lo he escuchado al Presidente cuando cierra sus discursos con “Viva la libertad, carajo”. Entonces dame más libertad. No me pongas un impuesto si ya me lo sacaste. ¿Votaste a favor de que se saque y ahora me lo ponés? Bueno, pero las cuentas no te dan. Bueno, ¿entonces lo hiciste para la tribuna? No. Si lo sacás, sácamelo. Esas son las contradicciones que estoy viendo.
— ¿Y además de esas contradicciones que menciona?
— Hay una clara recesión, un ajuste que igual se iba a hacer y ya se estaba haciendo. A Martín Guzmán lo sacan por “ajustador” y después viene Sergio Massa y realiza un ajuste grande, con una inflación que se desbordó; de hecho, terminamos primeros en inflación en el mundo. Tuvimos más inflación que Venezuela en el año 2023, 213 puntos de inflación. Eso produjo un desgaste por la pérdida salarial que tuvieron los trabajadores formales por la inflación. Imaginate los informales. Todos los ajustes que se están haciendo en el gasto público en muchas cosas que estaban de más no son discutibles. El déficit fiscal, el déficit comercial y la inflación no son temas discutibles. El mismo vocero presidencial ironiza con lo que decía Néstor (Kirchner) en el año 2003 acerca sde que teníamos que alcanzar el superávit fiscal, el superávit comercial y bajar la inflación que perjudicaba a los que menos tienen. Eso es indiscutible. Nadie que tenga dos dedos de frente puede discutir eso. Ahora, la realidad es: ¿cómo lo vas a hacer? Para lograr esos objetivos de macro con un 60% de pobreza yo discutiría la progresividad o la forma de realizar un proyecto. Decir que sos peronista no garantiza que tomes medidas peronistas. Decir que sos liberal tampoco garantiza que tomes medidas liberales. Lo escuchaba el otro día al Presidente: “Quiero que Argentina sea el país más libre del mundo”. No existe en ningún lado un Estado ausente que no potencie la actividad económica. Y agrego algo porque ahora tenemos un ejemplo muy claro y vergonzoso: decir que sos feminista tampoco implica que no golpees o maltrates a tu pareja. Lo tiene que probar la justicia, pero que hay evidencias que así lo demostrarían. ¿Qué pasó con el ex presidente que levantaba la bandera del feminismo y en contra del patriarcado?
— Hay recesión, pero no crece la conflictividad sindical. Un colega de usted que estaba con un conflicto salarial me contaba que sus afiliados le pedían no hacer un paro. Puede ser por miedo a perder el trabajo, para que no les descuenten el día o perder el presentismo, o también por la esperanza de que algo puede mejorar. ¿Qué es lo que está pasando entre las bases?
— Creo que hay una falta de confianza muy grande de la sociedad en general y de los trabajadores en particular hacia la dirigencia política. Milei, en realidad, solamente canalizó esa bronca que había. El trabajo lo hicieron muy bien, y lo siguen haciendo muy bien, inclusive fuera del ejercicio del poder, Alberto (Fernández) y tantos otros dirigentes que fueron parte fundamental del gobierno anterior. Hicieron tan bien el trabajo que la sociedad argentina y los trabajadores en particular perdieron la confianza y la credibilidad. ¿Por qué? Porque no somos sinceros. Lo primero que hay que hacer es, sin pelos en la lengua, moleste a quien le moleste, ser sinceros. Decir “Che, muchachos, ¿ustedes creen que la baja del salario empezó ahora?” No, se profundizó porque se tomaron algunas medidas fuertes que también se anunciaron. Milei fue sincero en muchas cosas, aunque no con el Impuesto a las Ganancias.
— ¿Cómo se lleva adelante la gestión sindical cuando te das cuenta de que en las bases no hay un clima para ir a una protesta? ¿Cómo condiciona la estrategia de un dirigente?
— Uno es dirigente cuando puede interpretar lo que pasa en sus bases. Si no, no dirigís nada, la condición de dirigente no existe. Ahora, cuando vos tenés la suficiente sensibilidad y sabés que hay un nivel de hartazgo o de bronca y no estás a esa altura de las circunstancias, bueno, te pasa como dice la famosa frase de Perón: “El pueblo marchará con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”. La gente también percibe la sobreactuación de muchos dirigentes. Por ejemplo, yo fabrico un conflicto, voy a provocar a la policía, me hago pegar dos garrotazos y digo” uh, me reprimieron”, y la gente se va a dar cuenta si te vieron provocando a la policía y peleándote. No hay que buscar eso. El otro día escuchaba a un gobernador que hablaba sobre la posibilidad de violencia, que la gente no da más. Me parece que es incitar a la violencia. Ser agorero de una crisis es una total irresponsabilidad. Lo que tenemos que generar es la posibilidad de debatir un proyecto de país. Si no tenemos un proyecto de país no tenemos nada. Y si nuestro proyecto de país es negar al otro, tenemos menos. Yo no soy anti nada, yo soy a favor de algo. Por eso nuestra respuesta a todo lo que plantea el Gobierno no puede ser un gran no. Porque si partimos del estado de negación no vamos a llegar a nada. Nuestra propuesta tiene que ser “no a esto” si somos oposición, pero con un “sí queremos debatir esto”.
— Además de la voluntad de debatir, hay que tener propuestas, algo que no es tan común.
— Mi discusión también es respecto a los lugares naturales donde se tienen que debatir las propuestas. Si el Partido Justicialista, que es el lugar natural donde el peronismo tiene que debatir una propuesta, lo único que se discuten son cargos, quién va a agarrar, quién no... y bueno, vamos a estar completamente limitados. Tampoco podemos decir que no es el momento de discutir nada y lo único que hay que hacer ahora es resistir. No descalifico la resistencia, pero la resistencia la hacen los trabajadores, no los dirigentes. Los dirigentes pueden acompañar esa dificultad e intentar darle lo mejor al trabajador. La resistencia no puede ser permanente. Yo me he encontrado con dirigentes políticos que resisten hasta cuando son gobierno. Hay dirigentes que fueron parte del gobierno anterior y que estaban siempre resistiendo. “No, esto no se puede hacer porque Alberto no puede”. “Guzmán hizo esto”, “(Matías) Kulfas hizo lo otro”, pero terminaron echando a todos y, sin embargo, no liberaron a la patria. No me gusta ese estado permanente de resistencia y de sobreactuación.
—Es mas fácil esa actitud de actuar para la tribuna que tratar de encontrar soluciones.
— Para la tribuna, nada. Hay que hacer las cosas que corresponden. Lo que no nos damos cuenta es que la naturalidad se percibe y la hipocresía también. Cuando decís las cosas con convicción y con honestidad, se percibe. Y cuando mentís, sobreactúas o sos hipócrita, la sociedad también lo percibe.
— Usted criticó a la CGT porque hizo protestas a poco de que asumiera Milei mientras a Alberto Fernández no le hizo un solo paro general. ¿Cómo está viendo hoy a la dirigencia cegetista?
— No me quiero hacer el intelectual, pero voy a responder con una frase de un filósofo de cinco siglos antes de Cristo, Parménides: “De la nada, nada surge”. ¿Qué se puede esperar de la CGT? Nada.
— Bueno, a la CGT este la integran muchos los gremios más importantes y poderosos de la Argentina. Los trabajadores deberían esperar todo en materia de defensa de sus derechos.
— El error es esperar todo porque cuando esperás todo y te encontrás con nada… El que quiera esperar, que siga esperando. Yo no voy a esperar nada. De la nada, nada surge.
— La CGT tendrá el lunes 16 una audiencia con el Papa y buscará su apoyo político.
— ¿Y para qué? ¿Quiere decir que el Papa va a convocar a un paro? Con todo el respeto que le tengo porque soy católico, bautizado, creyente, pero la verdad es que ¿cuántos se sacaron una foto con el Papa? Es un recurso, pero ir a aprovecharse de la figura del Papa, que, por otra parte, recibe a todo el mundo, recibe a Sylvester Stallone, a Bono, le meten una bandera de Aerolíneas…
— Entonces, ¿cuál debería ser la actitud de la CGT en este momento?
— Como te dije, yo no espero nada. Y hay una cosa que charlé con un dirigente de un gremio muy importante: si dieron lo mejor que podían en algún determinado momento, no se puede esperar que 40 años después sea mejor que lo que dieron. Messi hizo 91 goles en el año 2012 y no va a hacer 92 goles por más que juegue en la Liga de Estados Unidos. Entonces, todos los dirigentes, para bien o para mal, ya dieron lo mejor. Es muy difícil pensar que van a poder hacer algo diferente.
— ¿Esta CGT es el reflejo de la falta de democracia sindical de la que usted habla?
— Obviamente. Están las mismas caras, los mismos de siempre. No se puede esperar otra cosa.
— Hay dirigentes de la CGT que admiten que la audiencia con el Papa busca bloquear el avance en el Congreso de los proyectos sindicales porque el miedo es que Milei arrase en las elecciones del año que viene y eso significará que esas iniciativas estarán más cerca de convertirse en leyes.
— En vez de estar pensando en lo que va a pasar el año que viene con Milei en las elecciones, hay que dejar de formatearnos en tiempos electorales y empezar a discutir el ahora. Nosotros ahora queremos esto. Yo no sé lo que va a pasar el año que viene. ¿Vos en 2021 o 2022 pensabas que Milei iba a ser Presidente? No. O era Rodríguez Larreta o era Bullrich. ¿Quién sabe lo que va a pasar en 2027? Estamos en 2024 y hay que debatir lo que pasa ahora. Y lo que pasa ahora es que no hay democracia sindical, pero yo no quiero discutir el proyecto de Sturzenegger, quiero discutir mi proyecto.