Las diferencias entre Martín Lousteau y Rodrigo de Loredo no son nuevas. Ambos supieron ser aliados dentro de Evolución, sobre todo durante la etapa en la que el bloque de la UCR en Diputados estaba dividido. Las aspiraciones del cordobés por gobernar su territorio y el enfrentamiento del economista con los gobernadores terminaron de sellar el distanciamiento. Pero nunca se habían atacado públicamente. El cruce que protagonizaron en los últimos días profundizó la interna dentro del partido centenario y potenció una nueva disputa: radicales del interior contra radicales del AMBA. ¿Se traslada a la votación en los bloques?
El primero que tiró la piedra fue Emiliano Yacobitti. Durante una entrevista en un streaming radical confesó sentirse “estafado” por De Loredo y cuestionó su accionar en el Congreso. El cordobés recogió el guante y dijo que está “incómodo” con el rol de Lousteau al frente de la presidencia del Comité Nacional. Pero, además, acusó al senador de tener una postura opositora al Gobierno “atravesada por una lógica porteña”. La respuesta de Guga no tardó en llegar: lo acusó de no ser coherente y de pertenecer a una “casta” porque, según consideró, “hace algo distinto a lo que realmente cree por un beneficio (propio)”.
¿Cuándo nació esta guerra? Desde 2019 De Loredo formó parte de la estrategia de Evolución que consistía en conquistar Santa Fe, Córdoba y los territorios bonaerense y porteño. Sólo se logró en el primer caso con Maximiliano Pullaro. Tras perder la intendencia de la ciudad capital cordobesa, el diputado se abrazó a la estrategia del ex Grupo Malbec con Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés. Ellos lo impulsaron como titular del bloque radical en la Cámara de Diputados. Desde entonces, el vínculo con Lousteau/Yacobitti no tuvo vuelta atrás.
Según pudo reconstruir Infobae, el cruce con Lousteau terminó de empoderar a De Loredo dentro del bloque de la UCR. Al menos con los que buscan acercar posiciones con Javier Milei. “En el interior, y sobre todo en el norte, la dinámica electoral de los últimos 30 años siempre fue peronismo o antiperonismo. En la capital sirven muchas variedades de pizza, en el resto del país hay sólo dos opciones”, ejemplificó un radical sobre las diferencias que tienen con las autoridades partidarias.
Con esa lógica, los radicales del interior del país no tienen dudas: “Hay que acordar con La Libertad Avanza para unificar posiciones. Se necesitan 11 para el partido”. En esa postura no encuentran contradicciones. Ni siquiera con los agravios que recibieron durante toda la campaña electoral por parte de Javier Milei o las políticas implementadas que van a contramano de sus ideales. Es más, aseguran que apoyan - a grandes rasgos- las medidas de ajuste y de seguridad pero aclaran: “No estamos de acuerdo con que le peguen a los jubilados en la puerta del Congreso. Pero no veo en Milei un adversario”.
¿Quiénes son los radicales que buscan armar listas con Milei? En la Cámara de Diputados hay un grupo pionero en los coqueteos con La Libertad Avanza. Se autodefinen como la “Liga del Norte Grande”, integrada por Mariano Campero (Tucumán), Luis Picat (norte de Córdoba), Martín Arjol (Misiones); Francisco Monti (Catamarca) y Alfredo Vallejos (Corrientes). Son cercanos a los gobernadores, pero con aspiraciones de gobernar sus propios territorios. Incluso mantienen un vínculo estrecho con el ministro de Defensa, Luis Petri, el único correligionario que integra el Gabinete y que las autoridades partidarias no descartan expulsar del partido.
También están los legisladores que responden a los gobernadores y mantienen un perfil “dialoguista”, como es el caso de Lisandro Nieri, Pamela Verasay y Soledad Carrizo, cercanos a Alfredo Cornejo. También Roxana Reyes, Pablo Cervi y Federico Tournier fueron aliados con el oficialismo a la hora de votar. Claro está que De Loredo integra la nómina. El cordobés cree que en su provincia va a necesitar de la unidad opositora para enfrentar al peronismo local y renovar su banca que vence en el 2025. “El año que viene no podemos enfrentar al gobierno nacional y provincial. No tiene sentido”, aseguran entre ellos.
Con todo el panorama y con claros gestos a los libertarios, los correligionarios enfrentados a Lousteau avisan: “No le vamos a entregar las banderas de la UCR a los porteños. Todos esos radicales del AMBA que nunca ganaron una elección”. Este sector más cercano al oficialismo tendrá una prueba de fuego cuando se trate el veto a la reforma previsional. Los ojos del Presidente estarán fijados en el proceso y ninguno de ellos quiere arruinar la estrategia del 2025.
Según pudo saber este medio, dentro del bloque existen tres posiciones: apoyar el veto presidencial, rechazarlo o una insistencia parcial. Esta última busca impulsar de nuevo una parte de la ley vetada, que podría ser la recomposición del 8,1 por ciento, dejando a un costado el cálculo del aumento adicional por RIPTE o la armonización de las cajas previsionales provinciales.
Del otro lado, Lousteau brindó varias entrevistas periodísticas en las que intentó - además de responderle a De Loredo- enviar un mensaje para adentro del partido. De hecho, ponderó las gestiones municipales y provinciales que tienen como protagonistas a la UCR: “Los gobernadores e intendentes radicales ordenan las cuentas públicas y tienen superávit”. Sin embargo, consideró que el partido centenario suele expulsar figuras que tienen “legitimidad pública” y puso como ejemplo a Facundo Manes. “Hay que sacar al radicalismo de su complejo de minoría”.