La mayoría de los gobernadores que integran Unión por la Patria (UP) se encuentran reunidos para poner sobre la mesa un puñado de temas coyunturales y coordinar una posición común. Es decir, para funcionar como un bloque de poder opositor frente a la gestión de Javier Milei. Articulación de posturas, intereses y necesidades.
El encuentro es en la casa de La Pampa, ubicada en el centro porteño. Hasta ayer a última hora las presencias se manejaban en un extraño hermetismo, debido a que la intención de los mandatarios -que arreglaron el encuentro por un grupo de WhatsApp- era que no se filtrara el dato del encuentro.
El gobernador pampeano, Sergio Ziliotto, es el anfitrión de una reunión a la que asistieron Ricardo Quintela (La Rioja), Gildo Insfrán (Formosa), Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Axel Kicillof (Buenos Aires).
Los ausentes, que forman parte de UP, no son casualidad. Ni Raúl Jalil (Catamarca) ni Osvaldo Jaldo (Tucumán) serán de la partida. Ambos tienen agenda de actividades en sus respectivas provincias y ya habían avisaron que no viajarían. Los dos son parte del ala más dialoguista con el gobierno de La Libertad Avanza (LLA) y están en permanente fricción con las posturas del peronismo.
Jaldo ya rompió el bloque de diputados y convive, con fría distancia, con los senadores Sandra Mendoza y Juan Manzur, que no responden a él. La semana pasada el mandatario tucumano abrió una grieta interna apuntando en un discurso contra el diputado Pablo Yedlin, hombre de confianza de Manzur. Una crítica, que fue indirecta, pero calentó más el clima en el peronismo local. Parte de una interna provincial pero, al mismo tiempo, una foto del momento que transita Jaldo dentro del peronismo, donde lo tratan de traidor.
En paralelo, Jalil trata de ser más moderado y encontrar un punto del mapa para hacer equilibrio. Da señales de agotamiento con la conducción de UP pero, por el momento, no decide apretar el acelerador y romper los bloques parlamentarios. Hay una tensión permanente que se evidencia en ausencias como la de este miércoles. Lo que está a la vista es que se va agrandando la distancia con ese núcleo de gobernadores opositores que tienen una postura dura con la Casa Rosada.
“Es agenda abierta. Hay muchos temas para hablar”, adelantó a Infobae uno de los gobernadores que será de la partida. En el punteo previo aparece, como ítem más destacado, la caída de la recaudación en las provincias, el retraso en las transferencias para las cajas previsionales, la parálisis mayoritaria de la obra pública y la discusión del Presupuesto 2025, proyecto que está próximo a entrar al Congreso.
Del ámbito parlamentario hay dos temas centrales para afinar las negociaciones políticas. El primero es la articulación opositora en la Cámara de Diputados para poder alcanzar los dos tercios necesarios y aprobar, nuevamente, la ley de Movilidad Jubilatoria que fue vetada por el Presidente.
En segundo orden aparece la ley de Financiamiento Universitario, que el gobierno nacional está dispuesto a vetar en el caso de que sea aprobada en el Senado. En ambas situaciones el peronismo es un actor principal y uno de los impulsores del acuerdo a varias bandas, que tiene como objetivo solidificar el bloque opositor en el Congreso y doblegar al Presidente, sus posiciones y sus intenciones.
Además, como temas no menores, aparece la discusión parlamentaria, política y judicial por los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, aspirantes propuestos por el Ejecutivo para conformar la Corte Suprema de Justicia. Más atrás en la lista están la elección de autoridades del PJ Nacional, las internas que atraviesa la coalición opositora y el impacto negativo que le generó al esquema político la denuncia por violencia de género que enfrenta Alberto Fernández.
Claro está que no se tocarán todos los temas y que los centrales están vinculados al presupuesto del año que viene y la rosca parlamentaria, que incluye los candidatos para integrar el máximo tribunal. Son los más urgentes y los más sensibles. Los que demandan, al menos, un cambio de cartas de los aliados peronistas, que intentan mantener su fortaleza como bloque político opositor.