Tras una reunión este viernes por la tarde con los jefes de los bloques de diputados más cercanos al oficialismo, el presidente Javier Milei firmó el veto total de la ley que establece una nueva fórmula de movilidad jubilatoria. Al encuentro en la Casa Rosada solo fueron invitados algunos legisladores de LLA, el PRO y el MID, que garantizaron su apoyo total a la postura del Gobierno.
Tanto los radicales como el peronismo y el bloque Encuentro Federal -que conduce Miguel Ángel Pichetto- adelantaron públicamente que planean insistir con el proyecto que fue aprobado por amplia mayoría en las dos Cámaras del Congreso.
Para dejar sin efecto un veto presidencial la Cámara de Diputados y el Senado tienen que volver a aprobar la ley, pero con dos tercios de los votos de los presentes. Hace dos meses, cuando el proyecto obtuvo media sanción en Diputados la votación terminó con 160 votos afirmativos a 72 negativos. Los dos tercios se alcanzan con 171 votos, pero como en aquella oportunidad hubo 16 ausentes, esa mayoría especial se logró con apenas 160 votos.
Justamente serán las ausencias y las abstenciones las que terminarán de inclinar la balanza, ya que es poco probable que los diputados cambien el sentido de su voto en apenas dos meses.
En la sesión de junio el PRO votó en contra el proyecto impulsado por el radicalismo porque consideraba que ponía en riesgo el déficit cero. Es precisamente el mismo argumento que esgrime el presidente Javier Milei para fundamentar el veto total: considera que el costo fiscal de 1,2 puntos del PBI es un ataque directo a su plan económico.
Sin embargo, en aquella oportunidad el PRO tuvo siete ausencias, algunas de alto perfil como María Eugenia Vidal -que tenía un proyecto propio sobre jubilaciones- y Silvia Lospennato. En la reunión en Casa Rosada, Ritondo aseguró que aportará las 37 voluntades de su bloque para evitar que la oposición llegue a los dos tercios.
Por estas horas el oficialismo descuenta que podrá sumar a sus filas a los bloques “amigable” CREO y Producción y Trabajo. Fueron tres abstenciones (estaban presentes pero no votaron a favor ni en contra) que bajo circunstancias normales podrían ayudar a sostener el veto presidencial. También se mantendrán firmes en su rechazo Ricardo López Murphy, del bloque de Pichetto, Carolina Píparo y Lorena Macyszyn, de Buenos Aires Libre.
Con 37 votos del PRO, 37 de LLA, 3 de MID, 2 de Bs As Libre, 1 de FE (el flamante monobloque de Lourdes Arrieta), 1 de CREO, 2 de Producción y Trabajo, más Ricardo Lopez Murphy, el oficialismo suma 83 votos de rechazo (a favor del veto) que podrían bloquear los dos tercias bajo algunas circunstancias.
Del otro lado, un peronismo sin fisura podría aportar 99 votos para insistir con el proyecto original, mientras que la UCR sumaría otros 34 votos; Encuentro Federal, 13; la Coalición Cívica, 6; Innovación Federal, 8; Por Santa Cruz, 2; el Movimiento Popular Neuquino, 1; y 5 votos del Frente de Izquierda. En total 168 votos para rechazar el veto presidencial e insistir con el proyecto original.
Ante ese escenario, las miradas estarán puestas en el bloque Independencia y sus tres diputados que estuvieron ausentes en la primera votación por orden del gobernador de Tucumán Osvaldo Jaldo. Algo similar ocurrió con Francisco Morchio y Jorge Avila, que también se ausentaron por indicación de los gobernadores Rogelio Frigerio (Entre Ríos) e Ignacio Torres (Chubut).
Si estos cinco ausentes esta vez dan quórum en la sesión el hemiciclo estaría completo y los dos tercios se alcanzarían con 171 votos, por lo que los 168 votos opositores serían insuficientes. Ni siquiera es necesario que voten con el Gobierno, solo alcanza con que se abstengan. En cambio, con cinco ausencias los dos tercios de los presentes se alcanzan con 167 votos, lo que permitiría aprobar la insistencia.
Con números tan finos, cualquier otro imprevisto como enfermedades, viajes o problemas con los vuelos podría ser determinante. En todos los bloques hay sospechas: en el peronismo miran con recelo a los catamarqueños que responden al gobernador Raúl Jalil, y en paralelo los radicales más enemistados con el Gobierno desconfían de los correligionarios cercanos a Rodrigo de Loredo y los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza), Carlos Sadir (Jujuy), Gustavo Valdes (Corrientes) y Leandro Zdero (Chaco).
También siguen con atención las señales del bloque Innovación Federal -donde tienen incidencia los mandatarios de Salta, Río Negro y Misiones- que se mostró colaborativo durante el debate de la Ley Bases y el Paquete Fiscal.
Sin embargo, no todos están preocupados por los vaivenes de los mandatarios provinciales. En las filas de Encuentro Federal explicaron a Infobae que haber incluído en la ley (junto con el ajuste por IPC y el plus de 8,1%) el pago de las deudas de las cajas previsionales provinciales —13 distritos no transfirieron a Nación— le complicará la tarea al Gobierno de convencerlos.
“Como están las cajas previsionales provinciales de por medio, los gobernadores que son aliados, en este tema no son tan aliados. Por eso les interesaba un veto parcial que no toque ese punto, porque es plata para ellos. Ahora les van a tener que ofrecer algo a través del Presupuesto, les van a salir carísimos esos votos”, señalaron.
Dado que no hay un límite de tiempo para insistir con el proyecto original, la discusión podría darse en simultáneo con el debate del Presupuesto 2025, que llegará al Congreso en dos semanas. “Cuando los gobernadores vean el Presupuesto hay que ver cómo juegan”, detallaron.
Por otro lado, algunos planteaban otra estrategia para obligar al Gobierno a negociar: tratar el mismo día la validez del DNU de Milei que establece la actualización de los haberes por el índice de precios. La amenaza latente sería que si la Casa Rosada juega muy fuerte para bloquear los dos tercios y sostener el veto presidencial, la oposición podría anular la fórmula actual y volver la negociación a cero.