En la noche de ayer José Mayans se conectó a su computadora y desde Formosa mantuvo un encuentro virtual con las dos senadoras con las que comparte la conducción del bloque de Unión por la Patria (UP) en la Cámara alta. Del otro lado estaban Anabel Fernández Sagasti y Juliana Di Tullio. Una camporista y otra cristinista. Ambas de estrecha confianza de la ex vicepresidenta.
El encuentro duró cerca de una hora y se dio luego de otra reunión que compartieron algunos senadores del bloque con representantes de organizaciones de Derechos Humanos. En esa mesa virtual, los tres senadores lograron bajar la tensión que se había generado en las últimas horas luego del cruce que tuvieron Cristina Kirchner y Mayans a través de redes sociales y entrevistas radiales por el coqueteo del formoseño con Victoria Villarruel.
La reunión tuvo dos puntos salientes, además de normalizar el clima espeso que se había generado por un ida y vuelta imprevisto. El primero fue acordar y dejar en claro que el kirchnerismo no va a explorar ningún acuerdo con sectores políticos que reivindiquen la dictadura militar. En esa lista incluyeron a Villarruel. “Ella no tiene nada que ver con nuestro espacio”, dejaron en claro.
Durante este miércoles el bloque emitirá un duro comunicado contra la Vicepresidenta, repudiando el acto que encabezó ayer en el Senado, en la que aseguró que impulsarán la reapertura de las investigaciones por crímenes civiles cometidos en la década del 70′. “Reabriremos todas las causas de víctimas del terrorismo”, sentenció.
El segundo punto destacable de la reunión fue acordar que la fuerza política que conduce CFK no va acompañar ninguna iniciativa para realizarle un juicio político a Javier Milei. “Somos respetuosos de la voluntad popular. El Presidente se tiene que ir el día que culmina su mandato”, fue la línea política que bajó la ex presidenta y que fue expuesta en el encuentro virtual. Mayans había dejado entrever que podían conseguir los 2/3 de la cámara para avanzar en una movida política de esa escala. Descartado.
La oposición K estará concentrada en el plan económico libertario y en las estrategias parlamentarias para frenar las iniciativas políticas del Gobierno. Pero no está en discusión avalar algún intento de juicio político. CFK estuvo al tanto de todo el encuentro, aunque no participó.
Desconcierto y enojo en el peronismo por un nuevo foco de conflicto interno
“Cuando tu enemigo se equivoca, no lo interrumpas. La Libertad Avanza no puede salir de los escándalos por la visita a los represores en Ezeiza y el diputado pedófilo de Misiones. No se entiende la utilidad estratégica de esta discusión”. La definición de un importante legislador de Unión por la Patria (UP) es un fiel retrato de la desorientación que existe en el peronismo por estas horas, como consecuencia del inesperado ida y vuelta entre Cristina Kirchner y José Mayans.
Ese legislador, como otros dirigentes del espacio, se agarraron la cabeza frente a la noticia de una pelea interna por las expresiones sobre la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel. Si está cerca del peronismo, si está muy lejos, si reivindica la dictadura militar o si tiene valores nacionalistas. La ex presidenta y el jefe de bloque de senadores peronistas se trenzaron en un irónico y extraño ida y vuelta mediático.
En el peronismo hay desconcierto y múltiples interpretaciones. ¿Por qué CFK fue tan dura con Mayans? ¿Por qué el senador formoseño respondió apuntándole elípticamente? ¿Es una puesta en escena, una chicana que se fue de las manos o una interna verdadera? Nadie puede responder lo que no sabe con exactitud y eso es lo que está pasando en UP desde el lunes.
A modo de repaso. En un paso de comedia en el Senado, Mayans le dijo a Villarruel que tenían que profundizar la amistad. Un puñado de días después aseguró que la Vicepresidenta está “ideológicamente más cerca del peronismo que de Milei”. Cristina Kirchner sentenció en sus redes sociales: “Pericia psiquiátrica le vamos a pedir a los que dicen que Villarruel es peronista”. Fue un mensaje para Mayans, que ayer contestó: “A los que pusieron a Alberto como presidente del partido, ¿también los mandamos al psiquiátrico?”.
La primera respuesta que salió del kirchnerismo duro fue que la referencia del formoseño era a los dirigentes del peronismo que lo habían bancado a Fernández para llegar a la presidencia del PJ. Que no tenía nada que ver con la ex presidenta. Más tarde la aclaración llegó con contundencia. “Cristina salió a ordenar el espacio. Si deja avanzar el coqueteo, podemos terminar en una foto con Villarruel”, indicaron en el Instituto Patria. La idea, claro está, fue romper la dulzura de la relación irónica.
En las entrañas del peronismo no hubo dudas sobre la interpretación. Mayans dijo lo que dijo un día después de la publicación de CFK, haciendo referencia al tema psiquiátrico y dejando entrever que la ex mandataria estuvo de acuerdo en el lugar que ocupó Fernández, básicamente porque fue ella la que lo eligió como candidato a presidente de la Nación.
El mensaje fue abierto y la interpretación cerrada. No hubo demasiadas diferencias sobre la arriesgada ironía de Mayans, que terminó generando un nuevo foco de conflicto interno en el peronismo. Al caer la tarde de ayer, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, que es parte de la mesa chica de La Cámpora, publicó en sus redes sociales algunas notas periodísticas en las que se detallaba cuál había sido el apoyo que había recibido Alberto Fernández para llegar a la cúspide del PJ.
“A propósito del interrogante planteado por el Senador Mayans y por las dudas…”, escribió Mendoza. A continuación colocó reseñas de notas en la que se destaca que hubo un consenso de los gobernadores, la CGT, los ministros del Gabinete, intendentes bonaerenses y la dirigencia del PJ para que Fernández asuma el mando del partido. ¿Quién quedó afuera de eso? Cristina Kirchner.
La intendenta quilmeña buscó remarcar que la ex vicepresidenta no fue la que colocó a Fernández al frente del PJ. “Esa no se la carguen a Cristina también”, sostuvo un funcionario kirchnerista, en referencia a que una parte importante del peronismo le reclama a CFK su decisión de encumbrar a Fernández como candidato a presidente de la coalición.
Un ex ministro del gobierno del Frente de Todos puso en jaque esa teoría expresada por Mendoza. Y recordó que “todos estaban de acuerdo” en que Fernández asuma en el PJ y que su nombre terminó siendo un punto de encuentro para la negociación de la alianza. “Los gobernadores peronistas no querían que los K pongan al presidente y el kirchnerismo quería que Alberto respalde la asunción de Máximo en el PJ Bonaerense”, recordó. Ganancia para todos.
Lo cierto es que en el 2021 Fernández asumió al frente del PJ en el estadio de Defensores de Belgrano, con representantes del gobierno nacional, el kirchnerismo, la CGT y los gobernadores. El mismo año, pero en la Quinta de San Vicente, presenció la asunción de Máximo Kirchner como presidente del partido en la provincia de Buenos Aires. Eras tiempos de unidad en la política y la gestión. Abrazos y besos. Todo lo que se diluyó con rapidez e irresponsabilidad.
La discusión sobre el pasado ya no tiene sentido para el peronismo, que hoy vive una crisis de identidad y de conducción. Tanto es así que algunos dirigentes entendieron la desavenencia de Mayans como un gesto de rebeldía a la conducción de Cristina Kirchner sobre el kirchnerismo. Una nueva muestra pública de que el liderazgo de la ex presidenta está teniendo grietas por las que el poder se está escapando.
Si es o no una rebelión interna, como la que llevó adelante Andrés “Cuervo” Larroque a principio de año, se sabrá con el tiempo. Algunos nombres propios interpretan que sí. Otros, advierten que solo es una carambola rara de una declaración simpática que a la ex presidenta no le gustó. “No sé qué va a pasar en el cristinismo duro con lo que dijo Mayans. Me sorprendió lo que hizo. No es normal que le salga a contestar a Cristina”, reflexionó un senador de UP, anonadado por el vuelo que tomó el tema.
Un dirigente peronista de larga trayectoria refutó la idea de que el contraataque del formoseño fue raro. “No tiene nada de raro. Lo aludieron directa e innecesariamente a él. Todo es un gran enredo”, reflexionó. Y agregó: “El Gobierno se venía haciendo daño solo. No había que meterse”. Esa mirada empezó a girar por las oficinas peronistas con cierta rapidez durante toda la tarde y noche de ayer. Está instalada la sensación de que fue, como tantas otra veces, un error no forzado.
“Hay mucho silencio en el bloque. Nadie sabe bien qué está pasando”, aseguró otro senador de UP, desorientado ante un foco de conflicto que parece tener raíces desconocidas y privadas. Hasta aquí Mayans ha sido uno de los senadores más cercanos a la ex presidenta y parte de la conducción del bloque, compartida con la camporista Anabel Fernández Sagasti y la cristinista Juliana Di Tullio.
Una de las pocas senadoras que habló en público fue la jujeña Carolina Moisés, que forma parte del bloque peronista, que quedó en la mira del kirchnerismo después de votar el RIGI en el tratamiento de la ley Bases, y que puede ser de las primeras en irse cuando el bloque sufra una nueva fractura expuesta. Es una disidente puertas adentro.
“¿Seguimos como cuando éramos gobierno, todos contra todos? ¿No aprendimos nada? ¿No hay ningún error que asumir? Ganó Milei! Pasaron 8 meses. ¿Qué parte no entendemos? ¿Ninguno se va a hacer cargo? Por el respeto al peronismo que nos dio tanto, al menos peleense por Whatsapp”, sentenció.
El peronismo volvió a alterarse. Una vez más. Y el fuego cruzado - tanto subterráneo como visible - se reinició. Cristina Kirchner frenó la escalada del descontento en su espacio político. Pero la coalición es más grande y allí adentro el fastidio por el revuelo aún sigue adosado.