Luego de que se defendiera ante la posibilidad de que fuera expulsada del bloque de La Libertad Avanza (LLA) de la Cámara baja, la diputada Lourdes Arrieta contó cómo se gestó la visita a los represores detenidos en el penal de Ezeiza. Entre otros detalles, contó cómo fueron los intentos de eliminar la polémica foto, las conversaciones entre los participantes y las críticas al Poder Ejecutivo.
A través de un hilo titulado “No más impunidad” que publicó en su cuenta personal de la red social X durante los primeros minutos de este domingo, Arrieta reveló la existencia de varios grupos conformados con la intención de presentar un proyecto de ley que beneficiara a militares condenados por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura militar de 1976, una idea que habría ganado mayor fuerza entre los participantes después de que la Cámara de Casación anulara las libertades condicionales otorgadas a Rafael Barreiro y Horacio Losito, y la excarcelación de Juan Carlos Rolón.
“Como dijo el Presidente Javier Milei, es hora de que se sepa la verdad sobre quién autorizó y cuál era el verdadero motivo de la visita a los genocidas”, sentenció la presidente de LLA Mendoza, tras señalar que el cura Javier Ravasi habría funcionado como el nexo entre los diputados libertarios, abogados y jueces. De hecho, indicó que el sacerdote habría sido el responsable de sumarla al grupo de Whatsapp llamado “Comida informal con Padre Javier x milit”, espacio al que apuntó por ser el origen de todo el escándalo.
Una vez que mostró el mensaje de bienvenida que le habría escrito Ravasi el 23 de febrero pasado, la mendocina no solo recordó que no fue la única del bloque que participó del mismo, sino que sumó los nombres de otros legisladores a la lista. “Entré porque en ese grupo ya estaban muchos de mis colegas que hoy fingen demencia: Lemoine, Ponce, Orozco, Mayoraz, Santurio, Benedit, Ferreyra y Araujo”, recriminó al hacer referencia a los cruces que sostuvo con Lemoine y Mayoraz. A este último lo denunció por violencia de género y agresiones.
Acto seguido, según lo publicado por Arrieta, el cura les pide a los miembros del grupo que confirmaran su asistencia a una “reunión informal y reservada por tema proyecto milit” que presuntamente se habría realizado el pasado 14 de marzo a las 19:30 horas en la calle Montevideo 871, en la Ciudad de Buenos Aires. La diputada aceptó la invitación, para la cual los también legisladores Alida Ferreyra, Beltrán Benedit, Celeste Ponce, Carlos Zapata, los abogados Laura Olea, Ricardo Saint Jean y el ex juez de Casación Eduardo Riggi ya habían confirmado su asistencia.
A partir de esto, Olea envió al menos unos dos documentos que contenían iniciativas creadas con el fin de imponer un “plazo razonable de los procesos y modificar la Ley de Ejecución Penal, el Código Penal y Procesal”. En la fila sumó un decreto reglamentario que permitiría sumar a las causas de lesa humanidad dentro del régimen propuesto. “Ravasi agrega que el proyecto tiene como finalidad obligar a los jueces a conceder la prisión domiciliaria manifestando que ‘los que están en cárceles irían a domicilio y muchos obtendrían la libertad’”, subrayó.
En simultáneo, la diputada expuso que Benedit habría comenzado a organizar la visita a los represores e, incluso, señaló que el diputado habría tenido una conversación con el director del Servicio Penitenciario Federal, Fernando Martínez, quien aparentemente le habría asegurado que le facilitaría el acceso a los penales. Asimismo, pidió que los interesados confirmen la asistencia y le envíen los datos necesarios para agilizar el trámite. Ese mismo día se sumó al grupo el diputado Alberto Arancibia.
Si bien Arrieta aseguró no haber asistido a la comida pactada para el 14 de marzo, aportó pruebas de que los primeros que habrían llegado fueron Laura Olea, Ricardo Sain Jean, Alida Ferreyra, María Emilia Orozco, Santiago Santurio y Guillermo Montenegro. De la misma manera, no contó los detalles de la reunión, pero sí mostró los mensajes posteriores que el cura envió al grupo, en donde remarcó lo beneficiosa que podría resultar la medida para los legisladores, políticos y empresarios.
No obstante, uno de los detalles más llamativos del texto que habría sido redactado por Ravasi apuntó que la reunión se habría realizado a espaldas del Poder Ejecutivo, ya que planteó la posibilidad de que los diputados Benedit y Ferreyra le plantearan la inquietud al Presidente, es decir, éste no habría estado informado hasta después de que comenzó a circular la foto grupal con los represores y se difundiera en los medios de comunicación y redes sociales.
De hecho, Arrieta confirmaría la falta de participación por parte de Milei en el proyecto que se habría gestado en ese grupo de Whatsapp al exponer una queja de Ferreyra ante la bajada de línea por parte del Ejecutivo. “Elaboramos un comunicado los que fuimos el jueves y desde el Ejecutivo no nos autorizan a publicar. Que la noticia mañana termina, agradezco a los que puedan manifestarse”, mencionaba la diputada, comentario al que se le sumó una contundente crítica de Benedit: “Un Ejecutivo al que le tiembla el pulso para permitirnos sacar un comunicado”.
“Claramente, estos diputados tienen otra agenda, y no reparan en tildar al pte. de blando por temblarle el pulso al no imponer la agenda que ellos proponen. Entonces ¿a quién responden? Si admiten que el Ejecutivo los frenó, ¿Quién es su líder político?”, recriminó la mendocina al afirmar que otro grupo titulado “VISITA” y creado por Benedit después de que salieran del penal que, se suponía, iba a funcionar como espacio de trabajo para “armar un comunicado de prensa y la forma de comunicar las fotografías”.
Fue en este mismo espacio digital que Montenegro les habría comunicado que el Poder Ejecutivo les habría pedido que no publiquen el comunicado y que tampoco dialogaran con la prensa. “Los van a llamar a cada uno”, adelantó, mientras que Benedit respondió con un: “Que papanatas”. Asimismo, Ferreyra enrostró haber visitado Campo de Mayo con Benedit en marzo y que nadie supo de la reunión.
Después de que el descontento por parte de varios de los participantes afloró con la prohibición de publicar el mencionado comunicado, Arrieta apuntó que el plan B fue un “operativo limpieza donde se pide a todos borrar las fotografías, para poder tapar al máximo lo que había sucedido y negar la visita”.
Finalmente, la diputada remarcó que no dará marcha atrás con las denuncias que realizó para que se investigue lo que ocurrió con la visita a los genocidas. “Seguiré denunciando públicamente todas las pruebas que tengo en mi poder hasta que el Congreso constituya una Comisión Investigadora para determinar las responsabilidades de quienes visitamos la cárcel de Ezeiza, como fines reales y el origen de grupos ocultos de poder”, anticipó a modo de concluir el hilo.
Karina Milei decidió echar a Lourdes Arrieta
El escándalo protagonizado por Arrieta, que empezó con la polémica visita a represores y siguió con su denuncia penal contra el titular de la Cámara, Martín Menem, puso una vez más en jaque la credibilidad política de La Libertad Avanza en el Congreso. Y si bien en el inicio la Casa Rosada había mantenido distancia delegando el problema en el riojano, en los últimos días Karina Milei empezó a seguir más de cerca la polémica y evalúa, a contra reloj, modos de ponerla en caja.
Con el dialoguista Guillermo Francos alejado de la rosca y abocado a tiempo completo a su rol de jefe de Gabinete, es la secretaria general quien sigue y se ocupa desde esta semana de dar las órdenes al presidente del cuerpo sobre el creciente conflicto interno, de manera directa, o a través de su asesor, Eduardo “Lule” Menem. “Está hinchada las p...”, dijeron sin rodeos en Balcarce 50, esta mañana. Poco antes, el vocero Manuel Adorni, de confianza de la funcionaria, había deslizado on the record que los rumores de que se trataría de expulsar a Arrieta tenían asidero en la realidad.
El problema data de varias semanas, pero un hecho puntual rebalsó el vaso. Además de la denuncia penal de Arrieta contra Menem, que representó un punto de quiebre, dicen que vieron un “juego con el kirchnerismo”. “Nos enteramos de que estaba hablando con (el presidente del bloque K, Germán) Martínez y con (Leopoldo) Moreau. Y en la Comisión de Peticiones y Reglamento, donde se pidió hablar sobre el penal de Ezeiza, ella (por Arrieta) le cargó las tintas a Martín, que no tenía nada que ver. Incluso habló de un delito. Ahí se dieron cuenta que no daba para más, que era ilógico que siguiera”, confiaron fuentes calificadas. Arrieta no contestó a las consultas de este medio al respecto.
Por estas horas, la hermana del Presidente, que ya se había encargado de correr al ex jefe del bloque, Oscar Zago, por rebelarse, y excluyó a Marcela Pagano de la mesa de decisiones del grupo legislativo, está evaluando modos de sacarse de encima a la incómoda legisladora mendocina. “Estas cosas llevan tiempo, pero algo se va a hacer”, dijo un ladero de la poderosa secretaria general, conocida por su inflexibilidad frente a reacciones que considera traiciones.