La semana más importante del Gobierno en el Congreso después de la Ley Bases avanza con cada vez más dificultades. Después de perder la presidencia de la Comisión Bicameral de Inteligencia y de presenciar, sin herramientas para evitarlo, cómo la oposición daba de baja el DNU de fondos para la SIDE, el oficialismo enfrenta un panorama complicado para la sesión especial de hoy en el Senado.
Los pases de factura entre el Ejecutivo y el Senado están a la orden del día. Victoria Villarruel es foco de cuestionamientos de la Casa Rosada por la convocatoria a la sesión de hoy para tratar el aumento de dietas para los senadores por la que fue vehementemente criticada por Javier Milei. Además, en el Senado le reprochan al Ejecutivo la postergación del tratamiento de la Boleta Única de Papel que querían impulsar mañana y que se dilató anteanoche en la reunión de Labor Parlamentaria. Y temen un revés ineludible en la reforma jubilatoria.
Según dijeron en altos despachos de la Cámara alta, las dificultades en la BU se debieron a la decisión del Gobierno de enviar “demasiado tarde” (sólo unas horas antes de que se fijara el temario) el documento con la lista de cambios que querían introducirle al proyecto, que ya tiene media sanción de Diputados. En la oposición compartían el malestar: “No terminan de decidir qué quieren con la reforma política. Antes querían agregar ficha limpia, ahora solo Boleta Única. Hay muchas contramarchas”, dijo un senador.
Mientras tanto, en el Gobierno intentan desligarse de cualquier responsabilidad, y negaron que el problema para incluir BU en el temario se debiera a un inconveniente en los tiempos. Dicen que la postergación del tratamiento, en realidad, se debió a la ausencia de la senadora por Córdoba, Alejandra Vigo, que responde al ex gobernador y ex candidato a presidente, Juan Schiaretti. “Teníamos 37 votos justos y una senadora, Vigo, no llegaba a la votación. Con 36 no alcanzaba, así que seguramente se trate la semana que viene”, dijeron altas fuentes del oficialismo. En el entorno de Vigo aseguraron que ya tenía prevista para esta semana un viaje a Estados Unidos, y aseguraron que la sesión de hoy no estaba en agenda cuando lo programó.
El llamado a la sesión especial se precipitó cuando los cañones del Gobierno empezaron a apuntar contra la vicepresidenta por los aumentos de sueldos para el personal del Senado, que impactó, a su vez, en las millonarias dietas de los senadores. Frente a ese embate, Villarruel convocó prácticamente de urgencia a un encuentro en el recinto para tratar a la luz del día, de manera nominal, esas subas y contrarrestar los dardos políticos de sus propios líderes políticos.
Desde un partido provincial resintieron el llamado tanto a la sesión ordinaria como a la especial: “Lo de mañana (por hoy) es un capricho de la vicepresidenta. Apuró la sesión porque quería cortar de cuajo lo de las dietas, se podría haber tratado la próxima”, dijo un asesor desde el Palacio.
En este contexto convulsionado y de malas noticias para LLA, el futuro aparece especialmente escabroso de cara al debate de la ley sobre jubilaciones de esta tarde. Y tanto en el Senado como en la Casa Rosada admiten que el desenlace más probable es una derrota. Ayer por la tarde, cerca de la vice suspiraron con decepción: “No esperamos un buen resultado. No hay un clima que permita pensar que el esfuerzo que hicimos para buscar una salida alternativa vaya a haber servido de algo”.
El plan de Villarruel era prolongar el debate de la media sanción para que el Ejecutivo pudiera tener tiempo para presentar un proyecto alternativo “sustentable” para las cuentas del Gobierno. Es decir, que incluyera un aumento sin perjudicar la macroeconomía. Pero Gobierno no acompañó la estrategia para llevar a cabo ese plan, disparan, y creen que finalmente no acompañarán muchos de los legisladores dialoguistas que sí apoyaron Bases y la reforma fiscal.
En principio, las señales indican que la UCR respaldará la ley que proviene de Diputados junto al kirchnerismo y a senadores de fuerzas provinciales, por lo cual no se descarta que lleguen a los dos tercios. Un porcentaje temido por el Gobierno, porque permitiría a las Cámaras insistir con ese número en caso de que Milei decidiera vetar la posible ley.
Entre el Gobierno y Villarruel la relación sigue muy tensa. Los primeros acusan a la presidenta del Senado de conspirar en contra; del otro lado aseguran que hicieron todos los esfuerzos para evitarle al Presidente la necesidad de un veto. Sea por las internas o por dificultades en la estrategia frente a la oposición, si pierde la discusión hoy, el primer veto de Milei se habrá plasmado sobre un tema vinculado a uno de los sectores más delicados de la vida social en el ajuste: el de los jubilados.