Los dirigentes radicales ya no reniegan de sus diferencias. Tampoco se acobardan ante los ataques en las redes sociales. Ya no los asusta que los acusen de libertarios o kirchneristas. “En el bloque entendemos que juntos valemos más”, dice una diputada en diálogo con Infobae, al describir el terreno donde más grietas muestra el partido centenario. El encargado de administrar esas tensiones es Rodrigo de Loredo, el cordobés que es permanentemente resistido y cuestionado. ¿La UCR ya superó la crisis de identidad? o ¿Transita un proceso de reconversión? No existe una respuesta correcta pero sí acciones y decisiones que muestran hacia dónde y con quiénes piensan el futuro los correligionarios, según las necesidades de cada provincia.
La UCR fue el partido que más sufrió el cimbronazo de la victoria de Javier Milei en todo el país. Para ese entonces, ya habían brotado miles de reproches por llegar al cierre de listas sin candidato a presidente, pero el escenario empeoró cuando perdieron 6 senadores y 12 diputados en las elecciones generales en manos del peronismo y los libertarios. La interna se profundizó con cuando asumió Martín Lousteau al frente del Comité Nacional, y por ahora, no logra hacer pie en su relación con los gobernadores. Sólo Maximiliano Pullaro, el mandatario en Santa Fe, es su aliado para la construcción de un espacio de centro.
Justamente, el sector de Lousteau -que también tiene el apoyo de Gerardo Morales en las sombras- es el que más cuestiona el presente que atraviesa la UCR. “No representamos a nadie, hoy el partido no significa nada. Hay que refundar el partido”, señaló Agustín Rombolá, ex presidente de la Juventud Radical de la ciudad de Buenos Aires. En su análisis hay futuro pero también historia: cree que la crisis de identidad se empezó a gestar a partir de la Concertación Plural que puso a Julio Cobos en la fórmula con Cristina Kirchner y la Convención de Gualeguaychú que dio nacimiento a Juntos por el Cambio, en sociedad con el PRO.
Según la mirada de Rombolá, la derecha en Argentina ya está representada por La Libertad Avanza y el PRO y, en paralelo, hay una especie de “éxodo en la centro izquierda” que tiene que ser ocupado por el radicalismo. ¿Cómo se ejecutaría? Este es el punto donde se asoma el reclamo o la necesidad de un recambio generacional con vocación de poder y una mirada nacional que pueda representar los valores del partido. Al menos es la visión que expresa el sector de Evolución.
En frente, los radicales del interior - que se referencian con Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés- reconocen que necesitan un cuadro político que pueda convocar a la UCR en todo el país. “Para no quedarnos sólo con Raúl Alfonsín”, dicen. Obviamente, en la lista de candidatos para ese rol ponderan las figuras de los gobernadores. También lo mencionan a De Loredo. Desde que asumió el rol del presidente del bloque en la Cámara de Diputados fue blanco de críticas de sus propios correligionarios y atacado en redes sociales por su rol dialoguista con la gestión de Milei.
“Rodrigo sabe que ser presidente de bloque no es ser un líder. Ahí sos un coordinador de las tensiones. Mario Negri también lo sabía”, dicen en su entorno. Donde saca pecho de líder es en Córdoba, donde hasta las últimas horas de este viernes por la noche avanzaba su misión de lograr la unidad para bendecir a Marcos Ferrer, el intendente de Río Tercero y su fiel aliado, como titular del Comité provincial. En caso de lograrlo, sumará un poroto más a su tarea por renovar el partido, que ya lo inició cuando impuso los nombres en la lista de legisladores locales. En Evolución le reprochan su obsesión por suceder a Martín Llaryora.
“La defensa de la educación pública, las instituciones y los valores democráticos nos siguen uniendo”, respondieron en el bloque radical, luego de la polémica que se desató por los votos negativos de la UCR al proyecto para expulsar a los legisladores libertarios que se reunieron con genocidas presos. El propio Rombolá fue el más duro con las críticas: “No quiero militar más con los que votaron negativo”.
Pese a las evidentes diferencias, no asoma ninguna posibilidad de quiebre, como ha pasado en otros momentos. “Tenemos que aprender a vivir con esta diversidad. Yo quiero un radicalismo multifacético”, expresó Soledad Carrizo. No hay radical que no se enorgullezca por la cantidad de municipios que gestionan y las cinco provincias que gobiernan. “Hasta ahora, las únicas sesiones con éxito fueron las que convocamos nosotros”, se autoelogian en el bloque de Diputados.
Reconocen que hacia afuera, con el electorado, no se termina de entender a quién representan, de qué lado están, pero también lo adjudican a su rechazo a los extremos. Mientras tanto, apuestan a que los tres sectores de la Cámara baja -de Facundo Manes, los gobernadores y de Evolución- mantengan la difícil convivencia que hoy los hace cotizar en las negociaciones. Lo que no los deja dormir son las bancas que se ponen en juego el año que viene: 4 en el Senado y 25 en Diputados.