“A principios de año, Toto fue muy claro: dijo que nos iba a paga. No entiendo qué pasó”. Toto es Luis Caputo, ministro de Economía de la Nación. Y la frase pertenece a un dirigente que frecuenta a Jorge Macri, jefe de Gobierno porteño. El contexto es la disputa entre la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y la Nación por los fondos de la coparticipación a partir del fallo de la Corte Suprema de Justicia en favor de Uspallata. Pero esta semana surgió un capítulo más que escaló la tensión entre el alcalde y el Presidente de la Nación, Javier Milei: la Casa Rosada anunció que le quitarán los subsidios a los colectivos que circulan por CABA.
Son discusiones de gestión que serían algo de paso si se ignora los roces entre el PRO y el Gobierno de los últimos días. El relanzamiento político que encabezó Mauricio Macri fue con críticas al “entorno” y el “equipo” de Milei. El Gabinete lo recibió mal y en el macrismo conocen que puede haber réplicas. No leen, no obstante, de forma linean la disputa por el litigio de la coparticipación y los subsidios al transporte. Sólo que no pueden desconocer el contexto en el que esos asuntos tienen lugar. Es un momento de tensión entre el partido amarillo y los libertarios. Cada pinchazo nuevo sólo aumenta esos roces.
A principios de año, Caputo recibió a Jorge Macri en su despacho del quinto piso del Palacio de Hacienda. Fue el 4 de enero. El ministro se comprometió a cumplir con la decisión de la Corte Suprema el 22 de diciembre de 2022, a través de una acción cautelar. El máximo tribunal resolvió que la Casa Rosada debía darle a la Ciudad un 2,95% de los fondos coparticipables y que debía hacerlo por goteo, de manera diaria, a través del Banco Nación. Originalmente, la Ciudad percibía un 3,5% por coparticipación. Quien había resuelto el aumento de esa cifra había sido Mauricio Macri durante su presidencia, con el fin de financiar el traspaso de la Policía de la Ciudad. En 2020, Alberto Fernández aplicó un recorte y llevó el coeficiente a 1,4%, con el argumento de destinar esos fondos para las fuerzas de seguridad del gobernador Axel Kicillof.
Durante la reunión con Macri, Caputo aseguró que el Gobierno cumpliría el fallo, pero pidió tiempo. La Ciudad lo dio. Pero pasaron ocho meses y aún esperan el dinero. En el último conclave que ambos tuvieron, el 2 de agosto pasado, el ministro de Economía se comprometió a acatar la sentencia y retomar el goteo diario de 2,95% de coparticipación para la Ciudad. En paralelo, quedaba discutir un acuerdo sobre qué hacer con la deuda acumulada a lo largo de estos meses: En esa cifra alcanzó los 4.600.000 millones de dólares.
Sin embargo, Nación no cumplió lo acordado. Pasó una semana y sólo le transfirió a la Ciudad $20.000.000 el último viernes. Jorge Macri tomó ese dinero a cuenta de la deuda acumulada desde diciembre de 2022. Porque el goteo del 2,95% debe ser diario y no es un número redondo.
Milei no está dispuesto a sacrificar la meta fiscal. Es el eje que sostiene su programa económico. Caputo analizó los números con su equipo y estimó que afrontar el goteo diario de la coparticipación de la Ciudad no altera ese horizonte. El problema habilita un artilugio más jurídico que económico. Los asesores legales de Jorge Macri leen entre líneas que el Gobierno busca seguir discutiendo el guarismo a coparticipar a los porteños. Si en vez de hacer un pago semanal realizan el goteo diario, sería asumir el 2,95% dispuesto por la Corte. En cualquier escenario, Uspallata sostendrá su planteo de fondo para recuperar el 3,4% de fondos coparticipables que percibían antes de la medida de Alberto Fernández en pandemia.
Mientras tanto, ambas partes diseñaron una mesa técnica para seguir el tema y buscar una solución. La integran Gustavo Arengo, ministro de Hacienda de la Ciudad, y Valeria Sánchez, subsecretaría de Relaciones con las Provincias.
En el macrismo hay enojo con la Casa Rosada por esta situación, pero de momento no lo relacionan directamente con el choque entre Macri y el entorno presidencial. Santiago Caputo, asesor y estratega de Milei, y Karina Milei, secretaria General de la Presidencia, son las personas más poderosas del Gobierno, casi a la par del propio Presidente. Tienen enorme incidencia en todos los temas y decisiones. Así y todo, Jorge Macri no cree se trate de una presión de Balcarce 50 a la Ciudad como represalia a los dichos del ex Presidente.
La nueva disputa: colectivos
Como si esto fuera poco, esta semana se sumó el anuncio de Nación de quitarle el subsidio a los 31 colectivos que circulan por la Ciudad de Buenos Aires. Lo comunicó Franco Mogetta, secretario de Transporte de la Nación, ligado al cordobesismo de Juan Schiaretti. El funcionario puja para que todas las provincias equiparen la tarifa de colectivo.
Durante una exposición en la Cámara de Diputados de la Nación, Mogetta anunció el martes que la Ciudad debía hacerse cargo del 100% de los subsidios de la tarifa de los 31 colectivos que circulan en el perímetro porteño. Y al día siguiente envió una notificación formal a Uspallata.
Jorge Macri recibió con fastidio la noticia. Instruyó a Pablo Bereciartua, ministro de Infraestructura de quien depende el área de Transporte, a que elabore una respuesta. Mientras que el equipo de legales de la Ciudad contribuyó como soporte jurídico. “Corresponde hacerlo directamente responsable del conflicto que pudiere generarse con las empresas prestatarias del transporte público automotor”, sostuvo el Gobierno porteño en la nota que remitió a Caputo y Mogetta.
El argumento de Jorge Macri es que el servicio de colectivos de pasajeros que circula en la ciudad depende exclusivamente de Nación. Que se solventa mediante un fideicomiso a través del cual financian a las empresas que ejecutan el servicio. La Ciudad alega, en ese sentido, que al Estado central le corresponde determinar el régimen tarifario y el mantenimiento de todo lo que hace al funcionamiento de ese medio de transporte público.
De fondo, la idea de Jorge Macri es exigir que la Nación realice un traspaso de competencia a la Ciudad para afrontar la quita de los subsidios. No obstante, rechazan hacerlo de manera aislada e intempestiva. El PRO coincide, desde hace años, en presionar para que el Gobierno federal avance con el traspaso de competencias en varias áreas y materias. Es, de fondo, una disputa por la autonomía de la Ciudad, que quedó trunca en 1994, con la reforma de la Constitución Nacional. El macrismo pretende el traspaso de la justicia laboral, el puerto, la Terminal de Retiro, además del servicio de colectivos, entre otros temas.
Como contaron Mariano Boettner y Agustín Maza en Infobae, actualmente el financiamiento es mixto: el 55% desde CABA y el 45% del Tesoro nacional. Pasado a números: el costo que Transporte nacional quiere dejar de cubrir son los $7.000 millones que destina a subsidiar ese 45% que le toca a la Nación. Las líneas que atraviesan la avenida General Paz y que además de la Ciudad recorren municipios del Conurbano bonaerense, tienen subsidios cubiertos enteramente por la Nación.
Por ahora, el boleto de colectivo en la Ciudad cuesta en torno a $300, según la distancia del recorrido de cada pasajero. Si se quitasen los subsidios, la tarifa escalaría a, por lo menos, $850. Se trata de un monto similar al que se abona en el resto del país.
Uspallata considera que es “injusta” la posición de “tirarles por la cabeza” el federalismo. Ahí surge, de nuevo, las tensiones políticas existentes entre el PRO y el Gobierno. En caso de no encontrar un punto común, Jorge Macri instruyó al radical Martín Ocampo, Procurador General de la Ciudad, para avanzar con presentaciones judiciales en ambos frentes: tanto sobre la coparticipación como en el tema subsidios a los colectivos.
Esta semana, Ocampo anticipó a través de su cuenta de X que la Ciudad presentaría el martes ante la Corte Suprema un nuevo reclamo por la coparticipación. “El Gobierno debe cumplir con su palabra de aceptar el fallo y transferir el porcentaje de coparticipación federal que corresponde, no el que se le antoje”, lanzó el abogado cercano a Daniel Angelici. Minutos después, el tuit fue borrado. Jorge Macri apeló a la templanza para evitar que la disputa escale.