El secretario de Trabajo, Julio Cordero, apostará a invitar nuevamente a la CGT a una instancia de diálogo para la semana que viene, luego del rechazo cegetista a sumarse a la mesa técnica que analizará la reglamentación de la reforma laboral. Será un gesto del funcionario libertario, en cuyo entorno no se descarta que los sindicalistas sean recibidos por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, como una forma de recomponer una relación que volvió a tensarse en las últimas semanas.
En Trabajo esperarán que pase la movilización de este miércoles de Liniers a Plaza de Mayo, organizada por los piqueteros y apoyada por la CGT, antes de reanudar los contactos con la dirigencia gremial para buscar que se incorporen a una mesa de diálogo sobre formación y empleo: la expectativa de Cordero es ofrecer un ámbito técnico para que el Gobierno, los empresarios y los sindicalistas hagan sus aportes, discutan y traten de consensuar propuestas sobre esos temas.
El sector dialoguista de la CGT mantiene contacto con Cordero y otros funcionarios de La Libertad Avanza con la expectativa de sentarse a negociar distintos puntos, mientras que el ala dura cegetista, integrada por Pablo Moyano (Camioneros) y el kirchnerismo, quiere tomar distancia de cualquier negociación con el oficialismo para reforzar su postura opositora y concretar otro paro general.
Para el gobierno de Javier Milei, la CGT está atrapada por la dinámica intransigente del hijo mayor de Hugo Moyano y por eso la semana pasada decidió no ir al diálogo social impulsado por Cordero. Una de las más molestas por la actitud sindical es la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello: tras la primera reunión del diálogo social, al que no concurrieron los sindicalistas y sólo fue uno de los 3 abogados de sindicatos de la fracción moderada de la CGT (Alberto Tomassone, de Comercio), en las redes sociales de esa cartera se publicó un mensaje desafiante: “La mesa de Diálogo Social está abierta. Invitamos a todos los sectores del mundo del trabajo, pero se ve que la CGT le tiene miedo a Moyano”.
Esa publicación de Capital Humano causó indignación en la CGT, que ya había considerado una provocación de Pettovello que haya llevado a la reunión del diálogo social a un viejo enemigo del poder sindical como el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger. Los dirigentes gremiales no le perdonan al economista que proviene del PRO haber sido quien introdujo en el DNU 70 la limitación a las cuotas solidarias, el recurso para el financiamiento de los gremios a través de los descuentos compulsivos de una suma pactada en los convenios colectivos de trabajo. Y también rechazan al flamante ministro del gabinete de Milei porque estaría trabajando en un proyecto de democratización sindical para transparentar las elecciones en los sindicatos.
Numerosos gremialistas tienen una buena relación personal con Cordero, pero consideran que no tiene el respaldo suficiente en el gabinete para alcanzar una solución a sus demandas, por lo que en la CGT analizan pedir una audiencia con Francos, Pettovello o inclusive con Sturzenegger.
El secretario de Trabajo, un defensor del diálogo tripartito con experiencia en el tema a través de su participación en las conferencias de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), trata de evitar que el conflicto del Gobierno y la CGT se profundice. Por eso esperará que el sector sindical aporte finalmente sus abogados para avanzar con la reglamentación de la reforma laboral y evalúa citar para la semana próxima a gremialistas y empresarios a una mesa de formación y empleo.
Sin embargo, hay funcionarios mileistas que no le perdonan a la CGT haber dado un portazo para rechazar el diálogo social impulsado por Cordero y ahora presionan para que el Gobierno se endurezca: están convencidos de que la dirigencia gremial está desprestigiada ante la sociedad y que finalmente deberá ceder si la economía empieza a dar muestras de mejora.
La CGT, por su parte, sigue en el laberinto de su interna: dialoguistas como Gerardo Martínez (UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) procuran restablecer el vínculo con el Gobierno, mientras moyanistas y kirchneristas buscan exactamente lo contrario.
Luego de la marcha de este miércoles de San Cayetano a Plaza de Mayo, donde tendrá una presencia casi simbólica, la CGT deberá ponerle fecha a los plenarios de secretarios generales y de delegaciones regionales para debatir cómo seguirá el plan de lucha. El sector duro tiene previsto promover el tercer paro general contra Milei, probablemente de 36 horas y con una movilización como cierre.
Los próximos días serán clave para saber si Cordero logra que los dialoguistas se animen a concurrir o enviar a sus abogados a la mesa de formación y empleo o si la CGT se encaminará hacia otro paro.