La estrategia política se modificó. Si bien no va a resignar todo el protagonismo nacional que tuvo hasta ahora, Martín Llaryora moderará sus acciones y expresiones afuera de la provincia y se concentrará exclusivamente en Córdoba. Las barreras cordobesas las cruzará Juan Schiaretti, que se encargará de poner la cara y el discurso al proyecto nacional que ambos están empujando desde el centro del país.
El gobernador cordobés va a concentrar toda su energía en el gobierno de la provincia. Necesita afianzar su proyecto político provincial. No alcanza con el triunfo en las elecciones de Río Cuarto para solidificar una gestión que tiene el mandato de continuar lo hecho por Schiaretti y José Manuel de la Sota en las últimas dos décadas. Va a trabajar en el armado del partido cordobés, lo que implica sellar alianzas y sumar a su gobierno a sectores opositores. Pero seguirá al detalle los pormenores de la ingeniería nacional.
Llaryora llegó hace siete meses al panal, como le dicen a la gobernación cordobesa, y debe afirmarse en la silla de la que se adueñó por cuatro años. Eso implica tratar temas provinciales, esquivar los conflictos con el gobierno de Javier Milei y correrse de la agenda nacional lo más que pueda. Sobre todo en los temas políticos, que están vinculados al armado electoral para el 2025 y por los que siempre sobrevuela su candidatura presidencial. Una idea que atraviesa al nuevo esquema pero que evitan ponerla entre las prioridades. Es demasiado temprano.
El cordobés subió el perfil demasiado rápido y ese movimiento terminó afectando su imagen en la provincia. Quedó envuelto en un conflicto feroz con el Gobierno por la Ley Bases, que generó un pase de facturas inesperado de la Casa Rosada, donde lo señalaron por el uso de aviones privados sanitarios y el gasto de la provincia en pauta publicitaria. Dos temas que fueron defendidos desde la gobernación pero que quedaron impresos en el vínculo con el gobierno libertario.
La idea ahora es que sea Schiaretti el que tome el mayor protagonismo y se encargue de empezar a trabajar la marca Hacemos por la Argentina, como se llamará el partido que en septiembre inscribirán en la justicia electoral y que estará en Buenos Aires, San Juan, San Luis, Mendoza, Santa Fe, Córdoba, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Jujuy, La Rioja, Entre Ríos, Corrientes, Catamarca y Tierra del Fuego. Trece distritos en los que planean tener listas legislativas el año que viene.
En este tiempo el liderazgo será de Schiaretti, que si bien terminó bien posicionado en las encuestas después de su actuación en los debates presidenciales y el resultado a nivel nacional del modesto armado con el que se presentó, su ausencia en el escenario político generó una baja en la imagen positiva a nivel nacional. En Córdoba sigue midiendo muy bien y sigue siendo un líder fuerte y consolidado. Así lo señalan las encuestas que consumen en el armado político que integran el gobernador y el ex mandatario.
Más allá del cambio de estrategia, la idea sigue siendo la misma que Infobae anticipó varias semanas atrás: buscan sumar a sectores del PRO y de la UCR que tomaron distancia del Gobierno, y cautivar a los dirigentes del peronismo del interior, que están cada vez más disgustados con La Cámpora, pero no se deciden a atravesar las paredes de Unión por la Patria (UP) y sumarse a un nuevo proyecto político sin el kirchnerismo. El tema está presente en varios mitínes peronistas. Latente como una opción a la que le falta forma y peso específico.
Schiaretti tiene reuniones en Buenos Aires y Córdoba con más frecuencia que el año pasado. Y tiene tres lugartenientes que mantienen encuentros con dirigentes políticos de las distintas fuerzas: la senadora nacional Alejandro Vigo, el diputado nacional Carlos Gutiérrez y el actual Secretario de Integración Regional y Relaciones Internacionales del gobierno cordobés Carlos Massei. Su esposa y dos ex ministros del gobierno schiarettista. Nombres propios de máxima confianza.
Por otra vía del armado nacional empezaría a funcionar un nuevo interbloque en la Cámara de Diputados, donde se fusionarían bajo el mismo techo el bloque de Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal, que conducen Miguel Pichetto y la salteña Pamela Caletti, respectivamente.
En el primero hay diputados del peronismo disidente, el socialismo y el peronismo cordobés. En el segundo hay legisladores que representan a Salta, Misiones, Neuquén y Río Negro. La idea es trabajar en una sintonía más fina entre ambos espacios, lo que no implica, al menos por ahora, que todos terminen confluyendo en una misma opción electoral. El bloque tiene el respaldo de los cuatro gobernadores. Todos al frente de fuerzas provinciales que se muestran como una oposición moderada y constructiva.
En el incipiente espacio opositor advierten que ya hay nombres propios dispuestos a integrar las listas legislativas del próximo año. Uno de ellos es el de Pichetto, a quien imaginan encabezando la lista de senadores nacionales por la Ciudad de Buenos Aires. También creen que Emilio Monzó y Nicolás Massot tienen el boleto sacado para competir nuevamente por la provincia de Buenos Aires.
En Corrientes hay líneas abiertas con dos posibles candidatos a gobernador de la oposición como el senador nacional Carlos “Camau” Espínola y el intendente de Paso de los Libres, Martín “Tincho” Ascúa.
En Entre Ríos uno de los contactos es con la intendenta de Paraná, Rosario Romero. Pero también está inmiscuido en el tenido de alianzas el ex titular de la Aduana Guillermo Michel, que dos meses atrás organizó una cena en su casa donde confluyeron Pichetto; el ex titular del ANSES Diego Bossio y varios representantes del peronismo entrerriano. En Mendoza el contacto es con la senadora provincial Flavia Manoni, que está al frente del armado en el territorio.
Quizás la principal falencia que encuentran hasta ahora es la falta de figuras femeninas que le den otra impronta al armado político. Caras nuevas, de la sociedad civil o del sector empresarial, que estén dispuestas a dar el salto a la política. Que rompan la lógica de la construcción conformada íntegramente por dirigentes políticos.
La idea de un armado nuevo va tomando forma lentamente, empezando por el acercamiento entre los dirigentes que no son parte de UP, pero que no forman parte del mismo espacio. Hay líneas de comunicación abiertas con Horacio Rodríguez Larreta y con el esquema de Martín Lousteau. Hay nombres de dirigentes provinciales que empiezan a aparecer. De a poco. Lentamente.