Llegó el segundo semestre y, como si fuese una especie de frase de mal augurio, el oficialismo se deberá preparar para aplicar todo lo que aprendió durante los primeros seis meses a la hora de intentar negociar los proyectos de ley que planea enviar al Congreso de la Nación.
El apoyo que recibió en el primer semestre de parte de los bloques denominados “dialoguistas” comienza a diluirse como consecuencia de impericias propias y de aspiraciones ajenas. Ya no se pondrán las comisiones al “hombro” ni habrá alertas ante los grises y secretos del reglamento. Esto no significa que le vayan a soltar totalmente la mano a La Libertad Avanza en la Cámara de Diputados. Tampoco que se haya terminado la “mancha venenosa” de votar junto al kirchnerismo, pero sí que el tránsito para el oficialismo será más escarpado.
“Cometieron muchos errores que se dejaron de lado para que tengan una ley -por la Ley Bases-, pero ahora todo cambió. No respetan los acuerdos y eso es algo que erosiona la confianza y cambia los humores”, explicó un diputado que tuvo un rol importante en el tratamiento de la “mega iniciativa”.
Un ejemplo de esto fue cuando, luego de conseguir el apoyo de la UCR en el Senado, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, llegó a la Cámara Baja negando cualquier tipo de acuerdo, algo que molestó a los boinas blancas. Lo mismo sucedió con el bloque de Hacemos Coalición Federal y la negativa de Martín Menem de no darle lugar en alguna bicameral sensible que -aseguran- estaba acordado
Quizás quien mejor resumió la situación fue Miguel Ángel Pichetto, quien fue bastante claro en una reunión subida de tono con Menem: “Si le pegás todos los días a un perro con un palo, cuando lo vayas a acariciar, te va a morder”.
El diputado Nicolás Massot también mostró su disgusto la semana pasada: “Empezamos con que no hay plata y entonces le metieron un ajuste fenomenal a los jubilados. Vuelve el impuesto a las Ganancias. Sube el monotributo. Hay una fiesta de vuelos privados del Presidente para viajar a cualquier parte del mundo y hay plata para comprar aviones de guerra. Entonces vemos un gobierno que quiere las prioridades totalmente trastocadas”. Primer aviso.
La segunda advertencia llegó de la mano de Cristian Ritondo, presidente del bloque del PRO. Primero le reclamó a Menem una “salida institucional” respecto de la visita de los diputados de LLA al genocida Astiz. Luego, hizo saber que no los protegerá si se pide una comisión investigadora para que sean sancionados y, tercero, otra vez se quejó por acuerdos incumplidos.
Como si esto no fuera poco, el jueves PRO hará una gran acto en el que reaparecerá en escena Mauricio Macri. Y la intención de los amarillos es recuperar identidad en el debate de cara sobre lo que puede ser una negociación de listas para las elecciones de medio término del año que viene.
Por último están los radicales, divididos entre los que responden a Martín Lousteau, los que se encolumnan detrás de Facundo Manes y los que siguen a Rodrigo De Loredo. Los primeros señalan que el cordobés “habla mucho con Santiago Caputo” y creen que su posicionamiento esconde un apoyo para su candidatura para el año que viene, cuando buscará renovar y pelearía contro otro “amigo” de Javier Milei, el senador Luis Juez. Este último busca que el bloque lleve adelante votaciones en conjunto, pero “discutiendo ley por ley”. Quizá la primera señal de esto se vea en el debate del régimen penal juvenil, en el que los radicales tienen su propio proyecto.
Todo esto quedará plasmado a partir de hoy, que comienza el trabajo en las comisiones, y se verá con mayor claridad el próximo 7 de agosto, cuando se llame a sesionar.