El despido fulminante del subsecretario de Deportes, Julio Garro, que ejecutó anoche Javier Milei agravó el malestar creciente que hay en el PRO con el Gobierno. A tal punto que dirigentes de peso del partido que preside Mauricio Macri pusieron en duda su presencia en una reunión a la que habían sido convocados en Casa Rosada para acordar la agenda parlamentaria del segundo semestre, entre otros temas. “No sé si vamos a ir”, transmitieron a Infobae fuentes consultadas después de la confirmación por redes sociales de la salida del Ejecutivo del ex intendente de La Plata. Con esta novedad, ya son al menos 58 los funcionarios y colaboradores echados o que renunciaron.
La historia de la expulsión de Garro, que había llegado a ese cargo como alfil de Macri, empezó a las 8:29 de la mañana en una entrevista radial, siguió en redes sociales con unas andanadas de críticas de fanáticos libertarios que exigieron su salida inmediata del cargo, y terminó a las 20.15 con la publicación de un mensaje de la cuenta oficial @OPRArgentina: “La Oficina del Presidente informa que ningún gobierno puede decirle qué comentar, qué pensar o qué hacer a la Selección Argentina Campeona del Mundo y Bicampeona de América, ni a ningún otro ciudadano. Por esta razón, Julio Garro deja de ser Subsecretario de Deportes de la Nación”.
El ahora ex subsecretario de Deportes había cometido la imprudencia de decir: “Creo que el capitán de la Selección (en referencia a Lionel Messi) debe salir a pedir las disculpas de ese caso, lo mismo que el presidente de la AFA. Creo que corresponde y coincido con vos, es algo que nos deja como país mal parados con tanta gloria y sería bueno llevar esto a algo ejemplificativo”. Garro había compartido esa opinión el día después del escándalo internacional que se generó por los cánticos con frases discriminatorias de la Selección referidas a los jugadores de Francia que fueron transmitidas en vivo por la cuenta de Enzo Fernández, quien ya pidió perdón.
Milei -que es admirador absoluto de Messi y desde antes de ser presidente sostiene que es el mejor futbolista de todos los tiempos- al tomar conocimiento de las declaraciones no sólo se fastidió, sino que ordenó su despido. Ni Scioli, que es secretario de Turismo, Deportes y Ambiente; ni el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, tuvieron injerencia en la decisión. El despido se comunicó desde la cuenta de la red social X, que expone las decisiones y declaraciones oficiales del primer mandatario.
Más allá de que Garro no ocupaba un cargo de primer nivel en el Gobierno, su lugar era clave porque era el único de nítida identidad macrista que quedaba en la gestión. Ni los ministros Luis Toto Caputo (Economía), Federico Sturzenegger (Transformación del Estado) y Patricia Bullrich (Seguridad), que tuvieron cargos en la presidencia de Cambiemos, reconocen el liderazgo de Macri. Y los que tienen pasado en el PRO que ocupan posiciones en la administración ya están alineados detrás del proyecto libertario.
“Las cosas que nos dice Milei todo el tiempo y seguimos bancando. De chorros a nido de ratas, y seguimos. Julio cometió una imprudencia, una equivocación, pero no corresponde echarlo así, por Twitter. Justo Garro se quedó en el PRO y no rompió el partido en la provincia de Buenos Aires como hizo Patricia Bullrich. ¿Habrá sido que encontraron la excusa para sacárselo de encima?”, se preguntaban anoche en la primera línea del partido amarillo, donde se entremezclaban las innumerables desavenencias que viene acumulando la relación entre los dos aliados principales del oficialismo.
Fue la expresión de un malestar larvado que excede al despido de un subsecretario de Estado. Un enojo extendido y que reconoce en el 9 de Julio un hito: el destrato que, creen en el PRO, tuvo Mauricio Macri el día de la firma del Pacto de Mayo. “Lo hicieron tomar dos aviones, volar más de 15 horas, para dejarlo a la intemperie más de dos horas. No firmó el Acta, no estuvo en la foto y ni siquiera la transmisión oficial lo enfocó una vez”, se quejaron en diálogo con Infobae dirigentes que lo acompañaron.
“Hay un compromiso del PRO con el rumbo que tiene el Gobierno, pero nosotros tenemos nuestra agenda. Martín Menem ya la tiene. Todavía no sabemos si vamos a ir a la reunión que estaba prevista en Casa Rosada”, expresó otra fuente tras la difusión del despido de Garro. El jefe de Gabinete tenía prevista una reunión con líderes de los bloques parlamentarios dialoguistas, previa a otra que estaba convocada para las 16.30 en Diputados, junto con el presidente de la Cámara baja.
Despedidos y “renunciados”
El caso de Julio Garro no fue el único que ocurrió en el día de ayer. El Gobierno también echó al empresario textil Teddy Karagozian del Consejo de Asesores económicos que preside Demian Reidel y que instruye en la materia al presidente Javier Milei. Así lo informó a través de las redes sociales el vocero presidencial, Manuel Adorni, tras las críticas a la gestión del ministro de Economía, Luis Caputo. “Demian Reidel, Jefe de Asesores del Presidente de la Nación, ha tomado la decisión de apartar del Consejo que preside a uno de sus miembros: Teddy Karagozian. Fin”, publicó.
Con esa decisión ya son, al menos, 58 los funcionarios que renunciaron, dejaron el lugar para el que habían sido convocados sin asumir formalmente o sin ser protocolizada su designación, y los que directamente fueron despedidos.
El caso más importante fue el de Nicolás Posse, jefe de Gabinete, amigo personal de Milei y uno de los hombres que había acumulado más poder en el arranque de la administración libertaria y que terminó reemplazado por Guillermo Francos. Con Posse también se fue Silvestre Sívori. La semana pasada estuvo el caso del secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, quien terminó afuera del cargo. Antes de él, de Economía se había ido el secretario de Política Económica, Joaquín Cottani, y se anunció que iba a ser reemplazado por el prestigioso economista chileno José Luis Daza, un hecho nunca concretado. Antes, fue removida de la conducción de la Aduana Rosana Lodovico y en su lugar fue designado Eduardo Mallea
Pero la mayoría de las renuncias, despidos y designaciones no completadas están concentradas en el Ministerio de Capital Humano, que encabeza Sandra Pettovello: de las 42 bajas que tenía hasta la salida Fernando Szereszevsky (ver tabla), se le agregó en las últimas horas el caso de Lucas Fernández Aparicio, un dirigente con pasado en el PRO que había sido convocado el mes pasado para asumir como jefe de Gabinete, pero nunca llegó a ser designado y su destino quedó en suspenso.
A los 43 casos de Capital Humano, más Posse, Sívori, Garro, Karagozian, Vilella y Cottani debería sumarse el caso de Fausto Spotorno, otro integrante del Consejo de Asesores que renunció después de transmitir una opinión crítica con respecto a la política económica y la gestión del ministro Caputo. También se conoció esta semana que el ingeniero Marcelo Jorge Campoy fue designado titular de la Dirección General de Vialidad nacional, luego de que el jueves pasado renunció el cordobés Raúl Bertola, quien había estado en el gobierno de la provincia de Córdoba, en tiempos de Juan Schiaretti.
Más recientemente, en el Ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bullrich, en medio de una denuncia penal, fue desplazado Vicente Ventura Barreiro, su subsecretario que se encargaba de los protocolos anti piquetes en la Ciudad de Buenos Aires y que respondía políticamente al presidente del bloque PRO de la Cámara de Diputados, Cristian Ritondo, que preside el partido en la provincia de Buenos Aires. Y también se destaca el caso de la secretaria de Energía, Flavia Royón, quien era una de las funcionarias que había “sobrevivido” al cambio de gestión.
En el inicio de la gestión de Milei, el área que mayores cambios tuvo fue la de Comunicación, con la partida en la primera semana de gestión del ex subsecretario de Medios, Eduardo Roust, y luego del el exdirector de comunicación, Juan Caruso. Pocos días después también renunció Belén Stettler, que había llegado de la mano del asesor presidencial, Santiago Caputo, del mismo equipo encargado de transmitir las acciones del Ejecutivo. Después de eso, un caso paradigmático fue el de Guillermo Ferraro, el inicial ministro de Infraestructura, que fue echado por una supuesta filtración a la prensa de información que nunca se confirmó, pero que recién dos meses después de anunciada su salida se terminó por concretar.