El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, envió una carta a la Argentina al cumplirse 30 años del atentado a la AMIA, en la que transmitió su solidaridad con los familiares de las víctimas y reforzó el compromiso de su país en la lucha contra el antisemitismo, el odio y el terror.
“Hoy hace treinta años, un terrorista suicida de Hezbollah estrelló una camioneta cargada con 200 kilos de explosivos contra la Asociación Mutual Israelita Argentina, matando a 85 personas e hiriendo a cientos más, y destrozando la vida de muchas familias. Este mal todavía nos sacude hasta la médula. Hasta el 7 de octubre, ese fue el día más letal para los judíos desde el Holocausto, uno de los capítulos más oscuros de la historia de la humanidad que nos recuerda a todos que el silencio es complicidad. Y quiero que lo sepan: Yo no me callaré. Estados Unidos no guardará silencio”, aseguró el primer mandatario estadounidense.
El presidente Biden expresó en la misiva que fue transmitida desde la Casa Blanca al gobierno de Javier Milei su acompañamiento a todas las personas que murieron el 18 de julio de 1994 en la sede de la AMIA, en Pasteur al 600, como así también a las familias que perdieron a sus seres queridos.
En su carta, Biden destacó que se registra en el mundo un alarmante aumento del antisemitismo, que tuvo en la incursión de la organización terrorista Hamas al sur de Israel su capítulo más atroz, y que por ello decidió nombrar a Deborah Lipstadt como primera enviada especial a nivel de embajadora para monitorear y combatir los actos de odio y discriminación. Esa funcionaria mencionada por el presidente de EEUU estuvo en el acto y en las actividades conmemorativas.
La carta enviada a la Argentina
Casa Blanca. Washington. 18 de julio de 2024.
Hoy hace treinta años, un terrorista suicida de Hezbollah estrelló una camioneta cargada con 200 kilos de explosivos contra la Asociación Mutual Israelita Argentina, matando a 85 personas e hiriendo a cientos más, y destrozando la vida de muchas familias. Este mal todavía nos sacude hasta la médula.
Hasta el 7 de octubre, este fue el día más letal para los judíos desde el Holocausto, uno de los capítulos más oscuros de la historia de la humanidad que nos recuerda a todos que el silencio es complicidad. Y quiero que lo sepan: Yo no me callaré. Estados Unidos no guardará silencio.
Mi administración está aplicando la Estrategia Nacional contra el Antisemitismo, el esfuerzo más ambicioso y completo de la historia de Estados Unidos para combatir el antisemitismo. Hemos conseguido el mayor aumento de fondos jamás alcanzado para la seguridad física de organizaciones sin fines de lucro como centros comunitarios judíos, escuelas y sinagogas. El Departamento de Educación está investigando el antisemitismo en los campus universitarios. Y en medio de un alarmante aumento del antisemitismo en todo el mundo, nombré a Deborah Lipstadt -que está hoy con todos ustedes- primera enviada especial a nivel de embajadora para monitorear y combatir el antisemitismo.
Pero todos debemos hacer nuestra parte. Juntos -cada nación, cada gobierno y cada persona- debemos negarnos a dar refugio al odio. Debemos denunciar enérgicamente el antisemitismo. Y debemos alzarnos contra el terror y la violencia, que se han cobrado demasiadas vidas.
La Torá nos enseña que Dios hizo las estrellas para ‘dar luz a la Tierra... y separar la luz de las tinieblas’. Que esta sea hoy nuestra misión. Recordemos a las víctimas que perecieron en este día hace 30 años. Comprometámonos de nuevo a buscar justicia para ellos y sus familias. Y sigamos haciendo brillar la luz de la verdad y la humanidad, incluso en los momentos más oscuros.
Joe Biden