A pesar del casi seguro receso invernal e informal que se tomaría el Congreso durante las próximas dos semanas, para el mes próximo ya se perfila un nuevo dilema en la oposición: eliminación de las PASO versus Boleta Única de Papel (BUP). Con el primer proyecto, que suele ser pedido por los oficialismos, el Gobierno marcaría una vez más la agenda de debate y complicaría al resto de las fuerzas, que buscan destrabar la segunda ley para generar un ahorro al Estado y continuar, al menos, con los dos turnos electorales.
La idea de dinamitar las PASO comenzó en la era Cambiemos, de Mauricio Macri, pasó a sueños y volvió de la siesta, por muy poco tiempo, durante el último gobierno kirchnerista de Alberto Fernández. Costos, supuesto cansancio de la sociedad para ir a votar y otros argumentos fueron esgrimidos en aquellas ocasiones. El problema fue siempre el mismo: plantearlo muy cerca de las elecciones. Ahora, la gestión libertaria lo empujaría en año par y expondría a los legisladores opositores a dar definiciones concretas tras palabrerío y cero concreción.
Este tema generaría un cisma en la oposición. Hay un dato simple e inobjetable de la realidad: la mayoría de los bloques en el Congreso no logra que sus propios diputados y senadores puedan votar juntos en el recinto. La eliminación de las PASO significaría un drama aún mayor en varias fuerzas y jugosas negociaciones subterráneas con el Ejecutivo, en algunos casos. El Gobierno ve ese potencial y disfruta, por ahora, lo que generaría la discusión de esta ley.
Sobre este punto, el senador radical Maximiliano Abad aseguró a Infobae: “Antes de las PASO, las élites partidarias digitaban la elección de los candidatos en los distintos partidos. Si se quiere avanzar en una reforma consensuada, no podemos volver a esa etapa. Necesitamos elecciones primarias que aseguren la transparencia y garanticen la participación de la ciudadanía en la elección de los candidatos”.
En tanto, desde Diputados, una experimentada legisladora opositora reconoció a este medio el dilema y sentenció: “Desde el verano que está trabada la Boleta Única de Papel en el Senado y ahora nos vamos a dejar correr por el Gobierno con la eliminación de las PASO. Con el ahorro claro de la primera ley podríamos seguir con las primarias y evitaríamos varios embrollos por estar tan divididos internamente”.
¿Cuál es la situación de la BUP en el Senado? En las sesiones extraordinarias del último período estival se logró un dictamen de mayoría de las comisiones de Asuntos Constitucionales; y de Justicia y Asuntos Penales. No obstante, en dicho plenario, la entonces eventual aliada del oficialismo Mónica Silva, que representa a Juntos Somos Río Negro -fuerza que apoyó el texto aprobado por Diputados, en 2022-, presentó un despacho de minoría con cambios, que fue apoyado por el cristinismo.
Al dictamen de Silva se sumó su compañero de interbloque y renovador misionero -no massista-, Carlos Arce. Este partido se ausentó en la Cámara baja cuando se votó la Boleta Única de Papel. Entonces, si a los 39 legisladores del oficialismo y la oposición no K que se unieron el 13 de diciembre para votar autoridades se le restaran Silva, Arce y la también misionera Sonia Rojas Decut, el proyecto queda bloqueado, ya que necesita la mayoría absoluta del pleno, es decir, 37 voluntades. Aquí no puede desempatar la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel, por ser cuestión electoral.
Con este panorama, las opciones que se barajan son pocas, aunque delicadas. Primero, convencer a los dos renovadores misioneros de revisar su postura inicial y acompañar el dictamen de minoría. Difícil que sólo lo haga Decut para no exponer a Arce, que firmó el despacho de Silva. Ambos legisladores, reacios a hablar cuando se los cruza en un pasillo, se mueven en tándem y responden al mandamás provincial, Carlos Rovira.
Al oficialismo y los dialoguistas se le agrega un tema más engorroso que dejó el análisis de la ley Bases y el paquete fiscal: los santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano. La segunda firmó el dictamen de mayoría de la BUP.
Durante el plenario realizado en el verano, Silva explicó que el tema más importante de su despacho era virar del modelo cordobés de boleta única para todas las categorías nacionales hacia el santafecino, por ende, de boleta para cada categoría. Así, se modificaría una cuestión principal de lo tratado en la Cámara baja.
Una posible solución que analizan quienes retomaron la discusión de la ley -como Abad y el peronista disidente Juan Carlos Romero- es negociar con Silva, Arce y Rojas Decut -de partidos provinciales que suelen ayudar a oficialismos nacionales- para eliminar la casilla para votar la “lista completa” que la iniciativa contempla en la elección general, ya que no se prevé para las PASO. Algo que también serviría para el gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal y, por ende, a Carambia y Gadano, si es que no aparecen con algún movimiento extravagante de último momento. La confianza en ellos cayó casi a cero desde la ley Bases. Si se modificase el proyecto, volvería en segunda revisión a Diputados.
“Estamos hablando de un sistema de eficacia probada en el mundo. Más del 80% de los países con regímenes democráticos lo aplican. Tres provincias argentinas, Córdoba, Santa Fe y Mendoza, tienen experiencias muy positivas. Queremos encontrar los consensos para llevar al recinto la media sanción de Diputados y avanzar hacia un sistema electoral más transparente, sencillo, equitativo, económico y sustentable. Mirar este tema desde una óptica partidaria es un error; tenemos la oportunidad y la responsabilidad de mejorar la democracia argentina y de recuperar la confianza de la ciudadanía en las instituciones”, reflexionó Abad.