El juez federal en lo Penal Económico Marcelo Aguinsky procesó a los empresarios argentinos Pablo Osvaldo Rosa, a su hijo Facundo Rosa y al abogado venezolano Generoso Mazzocca Medina, acusados de lavado de dinero y contrabando agravado por operaciones asociadas a la venta de productos argentinos de marca Granix a Venezuela. Las ventas se concretaron a precios inflados e incluyeron contratos de asesoría simulados para acceder a dólares baratos del chavismo. Gran parte de esos fondos que ingresaron a Argentina fueron enviados a cuentas al exterior. La resolución no incluyó la prisión preventiva, aunque sí la obligación de estar a disposición de la Justicia ante cualquier requerimiento, y presentarse trimestralmente ante la embajada argentina del país donde residen actualmente, Venezuela y, en el caso de Facundo Rosa, Nueva Zelanda, hasta el juicio oral.
Las maniobras habían sido reveladas por Infobae en septiembre pasado, como parte de una investigación periodística liderada por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) de la que participó también Transparencia Venezuela y el sitio venezolano Tal Cual, a partir de acceder a reportes confidenciales de la Unidad de Información Financiera (UIF) argentina, registros oficiales y otros documentos públicos.
La investigación judicial en nuestro país comenzó por una alerta emitida por la UIF, que derivó en una denuncia de la fiscalía antilavado (PROCELAC) ante los Tribunales federales. La unidad antilavado argentina interpretó que la maniobra escondía una posible “manipulación” del precio de venta para sacar ventaja con un tipo de cambio preferencial en el mercado venezolano.
Los Rosa y Mazzoca Medina fueron socios de Trinswol SA, una firma creada en nuestro país en diciembre de 2010 poco antes del inicio de las operaciones comerciales con el país caribeño, para vender alimentos Granix a una firma en Venezuela. Las exportaciones por parte de Trinswol comenzaron en abril de 2011 y se extendieron hasta 2013, por una suma de USD 22 millones. La firma creada en Argentina, sin antecentes en el rubro, también fue alcanzada por el procesamiento.
Las operaciones incluyeron prestar el servicio de publicidad “para posicionar” la marca Granix en el mercado venezolano. Para concretarlo, Trinswol contrató a otra media docena de firmas en Venezuela que estaban, a su vez, relacionadas a Mazzoca Medina, uno de los socios de la exportadora.
Según determinó el magistrado a cargo a cargo del Juzgado Penal Económico N° 6, la venta de producto a “valores muy superiores a los de mercado” y/o a través de la simulación de operaciones de exportación entre la firma Trinswol SA. como exportadora y la sociedad Agropecuaria Temblador como adquirente”. En efecto, en el procesamiento que advierte que las facturas analizadas por la venta de mercaderías a la empresas venezolana por parte de Trinswol sumaron USD 22 millones, lo que implicó “precios excesivos si se tiene en cuenta el monto abonado por Trinswol SA a su proveedora Asociación Argentina de los Adventistas del 7mo Día, a la que se pagó $30,9 millones, para luego llevar adelante la presunta maniobra de lavado de activos”.
Además, Trinswol - constituida en un domicilio en el barrio porteño de Villa Pueyrredón - fue usada como “vehículo para canalizar fondos de origen desconocido presuntamente procedentes de Venezuela, con el único fin de hacer retornar parte de ellos a supuestas empresas de ese país, y colocar la porción restante en la República de Panamá, de los Estados Unidos de América, en Puerto Rico y en el Principado Andorra, como lo informó el BCRA”.
Los titulares de Trinswol fueron en un principio los Rosa, el padre con un 90% y su hijo con el 10%. El juez Aguinsky advirtió que Rosa padre - hoy de 65 años - vino a Argentina cuatro días antes de constituir la sociedad y que regresó a Venezuela, donde reside, un año después. Al crearse la firma, actuó como presidente y su hijo Facundo - de 36 años - como director suplente. En junio de 2011, entró en la sociedad como accionista el venezolano Mazzoca Medina. Compró su 50% por solo USD 1.200, cuando ya la empresa había firmado un contrato millonario con la firma venezolana Agropecuaria Temblador.
“Al día siguiente de la transferencia de las acciones (eso es el 17/06/2011) Pablo Osvaldo Rosa, en su calidad de presidente, otorgó a favor de Facundo Rosa poder general amplio de administración y bancario a fin de que intervenga en nombre y representación de Trinswol SA en todos los negocios y asuntos de tal carácter, como así también judicial, puesto que, los dos propietarios de la firma no residían en el país. Por tanto, habría existido la necesidad de contar con una persona de confianza para manejar los temas relacionados con las transferencias de dinero de aquellos fondos que llegaban desde Venezuela y que era menester que salieran del país en vista de la presunta contratación de servicios en el extranjero”, advirtió Aguinsky en el procesamiento al que accedió Infobae.
Para el magistrado “quienes eran socios de la empresa la manejaban supuestamente a distancia, aún sin recibir ganancias, ya que no existen giros de divisas desde este país a cuentas en el extranjero a nombre de Pablo Rosa o Generoso Mazzoca Medina, pese a que ellos no vivían en la Argentina y por tanto nunca habrían recibido dinero del supuesto trabajo realizado, no al menos de forma documentada”. Ello evidenciaría que, en realidad, Trinswol fue una intermediaria para poder consumar la maniobra. “La triangulación contratada carecería de sentido, salvo en este caso, puesto que ello ocurrió con el claro ardid de ocultar a las verdaderas personas físicas que se encontraban por detrás y que eran, en definitiva, las mismas en su calidad de contratante y contratada, siendo la participación de TRINSWOL SA una pantalla”.
Si bien esta sociedad se inscribió como importador/exportador ante la Aduana argentina el 9 de mayo de 2011, no fue la exportadora de la mercadería de Granix enviada a Venezuela, sino que los permisos de embarques se registraron a nombre de la Asociación Argentina de los Adventistas del 7mo Día, que era a su vez la proveedora en Argentina de los productos.
Desde Alimentos Granix, ante la consulta de Infobae, confirmaron que Trinswol SA fue cliente de ellos, aunque dijeron “desconocer el resto de las consideraciones mencionadas (en el correo electrónico)”. Agregaron que en 2022 recibieron un oficio judicial en el que se les requirió que informemos las operaciones que se habían realizado con esa empresa. “Inmediatamente dimos respuesta y remitimos toda la información y documentación respaldatoria que obraba en nuestro poder con relación a este cliente en particular”, informaron.
Según detectó la UIF y corroboró la Justicia, Trinswol habría enviado dólares a Panamá, EE.UU., Puerto Rico y el Principado de Andorra por la presunta contratación de distintas empresas venezolanas para prestar servicios de “estudios de mercado, asesoría técnica, logística, almacenaje, transporte, distribución y publicidad” en ese país. El objetivo declarado en los contratos era presuntamente “imponer” los productos alimenticios Granix que supuestamente eran exportados por Trinswol.
Esta firma tenía un único cliente en Venezuela: Agropecuaria Temblador. Quien firmó el contrato por esta empresa fue la socia y pareja de Mazzoca Medina, María Antonia Rodríguez Mata. O sea, la firma vendedora de productos Granix y la firma compradora, tenían a una persona en común: el abogado venezolano Mazzoca Medina y accionista de Trinswol, cuya localización con fines de indagatoria había pedido Aguinsky a Interpol, y que ahora quedó procesado.
Infobae le envió en ese momento por mail un cuestionario al abogado de Pablo y Facundo Rosa, Armando De Anta, pero las preguntas no fueron respondidas. El letrado de los empresarios argentinos dijo que Trinswol fue liquidada y que los Rosa no viven en Argentina. Según estableció la Justicia argentina, Pablo Rosa vive en Venezuela y su hijo Facundo en Nueva Zelanda. También se intentó contactar a Mazzoca Medina, a través de Transparencia Venezuela, pero desde sus oficinas en Caracas respondieron que el empresario estaba de vacaciones en una isla fuera de Venezuela.
Giros al exterior
Gran parte del dinero que ingresó a Trinswol en Argentina desde Venezuela, enviado por Agropecuaria Temblador, en su mayoría, salió desde nuestro país - bajo la modalidad de contrataciones de servicios en Venezuela - , a cuentas bancarias radicadas en plazas financieras diferentes a la de las firmas contratadas. Aguinsky determinó que los giros de dinero al exterior - por los carriles formales y los informales- ascendieron a U$S 14.344.000. “Se producía una triangulación de negocios, que de ser realizados directamente en Venezuela habrían sido económicamente más viables de adquirir por Agropecuaria Temblador”, sostuvo Aguinsky en el auto de procesamiento.
Según reveló Infobae en septiembre pasado, las operaciones sospechosas ocurrieron cuando aún estaba vigente en Venezuela un férreo control de cambio que restringía el acceso a dólares tanto a particulares como a empresas. Las compañías que querían importar debían esperar que la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) les aprobara la compra de dólares. Esas operaciones comerciales gozaban de un tipo de cambio preferencial (menos bolívares por dólar), pero su autorización era discrecional. Industrias con tradición comercial no lograban conseguir todas las divisas que requerían, mientras sociedades pantalla consiguieron grandes asignaciones. Más de USD 20.000 millones se habrían perdido por esta vía solo en 2013, según denuncias de exministros del gobierno de Hugo Chávez.
El magistrado argentino recordó que Venezuela tiene “restricciones significativas en el acceso a activos en moneda extranjera” y estableció “normativas y restricciones para las operaciones de importación, las cuales requieren la compra de divisas a la cotización oficial. Si dichas operaciones son aprobadas tras pasar por los controles estatales, se obtiene la autorización para extraer las divisas del país”. O sea que la maniobra de compra de alimentos argentinos por parte de Agropecuaria Temblador a la firma argentina Trinswol, les habría permitido acceder a esos dólares “baratos” a precio oficial y enviarlos al exterior..
“El comercio exterior muchas veces se utiliza como pantalla para adquirir divisas a precio oficial y enviarlas a mercados libres de controles cambiarios. Esto permite que las remesas se depositen en cuentas en el extranjero, aparentando haber sido obtenidas como fruto de una transacción normal y corriente”, advirtió Aguinsky en el auto de procesamiento. El magistrado les trabó un embargo a los Rosa, a Mazzoca Medina, y a Trinswol por USD 57.376.000, equivalentes a $53.500 millones, teniendo en cuenta que la cotización del dólar del 5 de julio ($934).