Pablo Semán, antropólogo y sociólogo, autor del libro “Está entre nosotros, ¿de dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?”, repasa el primer semestre de Javier Milei y los desafíos del gobierno tras la aprobación de la ley bases y la convocatoria al “Pacto de mayo”.
-¿Cuál es tu primer análisis de este primer semestre de Javier Milei?
-En primer lugar, como una definición general, recibió una situación económica muy difícil, y política, no solo porque no tiene la situación parlamentaria que tiene un gobierno que en general tiene una correspondencia entre niveles institucionales -parlamento, provincias, etcétera-, y esa situación económica determinó el carácter de sus políticas económicas. Tenían que hacer cosas como parar, no digo una hiperinflación, como dice Milei, pero sí una aceleración de la inflación que estaba instalada, y enfrentar las causas más inmediatas de esa aceleración inflacionaria, con lo cual hizo que la gran mayoría de los grandes actores institucionales, no solo empresarios, si no también sindicales y políticos pensaban que más o menos por ahí iba el camino. Muy en en general se pensaba que se iban a tomar medidas como secar la plaza, devaluar... Pero antes de pasar a algo más específico digamos de antemano que este es, todo el tiempo, un gobierno de división nacional, de confrontación, de hostigamiento a todo lo que no acuerde al milímetro con el presidente.
-Incluso los otros candidatos presidenciales en algún momento también lo manifestaron, al menos en privado.
-Hizo maniobras políticas para ensanchar su base parlamentaria en parte comiéndose parte del capital electoral del PRO, y con eso condicionando a dirigentes del PRO que son próximos ideológicamente, y condicionando, o reclutando dirigentes peronistas, que venían diferencias con lo anterior del peronismo, que pueden tener alguna proyección social y que pueden tener electores afines, y junto con ellos gobernadores que pueden tener acuerdos y diferencias con el programa de Milei, pero que se sienten condicionados por su propio electorado provincial a tener esos acuerdos con Milei. En ese contexto yo creo que el gobierno, desde el punto de vista de la administración estatal, es malísimo. Hay cosas que no se notan ahora, pero que son funciones basales del Estado, metabólicas del Estado, que no están siendo cumplidas.
-¿Eso es inexperiencia o es adrede?
-Es una mezcla de inexperiencia, de subestimación, y de hacerlo a propósito.
-Ideológico, en un punto.
-En todo el tema de recortar obra pública se unen la conveniencia de la ideología, la de no pagar y tener “superávit fiscal”, con la desestimación del valor de construir rutas, o hacer mantenimiento de obra pública e infraestructura. En ese nivel basal y metabólico que cumple el Estado en la estructura social el gobierno es malísimo. Después es un gobierno que ha traído, y esto agrava la situación política, mucha confrontación política, y mucha confrontación social. No es un gobierno que quiere ser para todos los argentinos, es un gobierno faccioso.
-Eso sí es adrede, ciento por ciento adrede.
-Eso es adrede.
-¿Y con qué objetivo?
-Yo creo que es un gobierno que se concibe a sí mismo como revolucionario, y que quiere apoyarse en una parte de la sociedad para cambiar toda la sociedad, y que tiene un cálculo de que la “minoría” a vencer es desestimable en términos de su fuerza y su valor para la sociedad argentina. Cree que hay argentinos descartables, a los que ellos los rotulan y reducen a peronistas kirchneristas, y son mucha más que eso, y creen que todas esas personas merecen a sus ojos los mismos insultos que los dirigentes kirchneristas que para ellos son todos comprobadamente corruptos. En el plano político, también es un gobierno complicadísimo porque exacerbar confrontaciones en un espiral de confrontaciones no creo que sea bueno. Venimos hablando de lo político, también está lo económico. El gobierno tuvo planes variables, eso no es derivado del pragmatismo, vino con un plan de dolarización para el cual no se dieron las condiciones, insistió con eso, por eso todo el proceso de limpieza del Banco Central, pero fue cada vez más evidente que eso no era más que cambiar deuda de cajón y que seguías teniendo el mismo problema de deuda, y al mismo tiempo eso se empezó a encontrar con el problema del cepo y el reclamo de economistas y actores económicos que pugnan por su levantamiento. Además todo el proceso de sanción de la ley bases estuvo atravesado por una contradicción: la necesidad de sancionar la ley bases para tener un horizonte de futuras inversiones que le permitan darle horizonte a la consolidación del superávit fiscal y la imposibilidad de sancionar esa ley en un contexto de faccionalismo político que es lo que considera elgobierno que le da sustento político. Por un lado necesitaban la ley para darle horizonte a la estabilización, pero por otro lado se peleaban con todos los que tenían que convocar para darle horizonte político a la economía. Entonces ahí hubo una combinación de pragmatismo, leve si queres, en las concesiones, por un lado, a los gobernadores para que finalmente la ley salga, y por otro lado en el cambio de plan, que ya no es, tanto, el de la dolarización. Ahora hay una intransigencia muy grande en el tema del superávit fiscal y en una saga de mal pronóstico: el gobierno se embarcó compulsivamente en una secuencia donde muchos ya fracasaron de la misma manera, que es equilibrar las cuentas públicas para mejorar el mercado de cambios para que vengan las inversiones, y con esto no estoy diciendo que la preocupación fiscal sea vana o censurable.
-Lo que intentó Mauricio Macri...
-Que también lo intentó (Fernando) De la Rúa, que también lo intentó (Carlos) Menem y la dictadura...
-Digo Macri porque fue el último...
-Y ese plan siempre fracasa, y ese plan fracasa cada vez más rápido. La única vez que ese plan duró un poco más fue con Menem, que justamente tenía a Pablo Guidotti entre sus autores, que justamente tenía en cuenta este problema y ellos lo resolvieron con la inversión extranjera de las privatizaciones que amortiguaba y hacía que esa fase 3 se produjese casi paralelamente a la fase 2, que las inversiones aparecieran y rindieran casi al mismo tiempo que se estabilizaban los mercados, o parecía que eso pasaba, sin contar que las privatizaciones fueron regalos, si uno compara con el caso de Brasil, México o, incluso Mozambique, que se justificaron con el argumento ad hoc de que Argentina estaba peor que nadie y por eso debía rematar el patrimonio, un argumento falaz que reapareció ahora con el RIGI. Ahora, lo que se ve es que el gobierno, con los mismos actores de siempre, hacen la misma jugada de siempre, que es controlar el déficit fiscal, disminuirlo o ponerlo en cero, con eso equilibra los mercados de cambio y finanzas y ahí vendrían las inversiones que incluso en la convertibilidad, nunca son ni todas las necesarias, ni maduran lo suficientemente rápido. Entonces, es como si vos vas detrás de un auto, aceleras para pasarlo, pero te chocas con el camión que viene de frente porque no tenes margen para pasar tan rápido al de adelante. Y es como que los equipos económicos insisten una y otra vez en esa maniobra diciendo “esta vez si lo vamos a lograr”.
-Pero con una posibilidad grande de que finalmente sí te choques. Ahora, si es este plan, como decís, está demostrado que fracasó y que fracasa cada vez más rápido, ¿por qué persiste?
-La velocidad para ellos es la llegada de las inversiones extranjeras, que no maduran tan rápido. Ahí yo creo que el gobierno empezó a pensar últimamente que si levantan el cepo aceleran la velocidad de la reorganización de la economía. Entonces, superan el problema de la fase 2, que es el de la inestabilidad cambiaria que implica la inseguridad de quedarse en pesos devaluables y sin poder salir.
-Pero el levantamiento del cepo dijo el ministro Luis Caputo hace más de una semana que no hay plazo para levantarlo.
-Si lo van a hacer, lo van a hacer de sorpresa. La verdad me lo pregunto...
-Vos decís que están pensando en hacerlo...
-Yo creo que hay un debate.
-¿Pero por qué harían una conferencia de prensa anunciando que no hay plazo para levantar el cepo sabiendo la reacción negativa de los mercados?
-Ahora que la brecha se fue arriba.
-Vos decís que hay una estrategia pensada.
-No sé si hay una estrategia, tal vez hay o ven una oportunidad de levantar el cepo con la inflación muy controlada, secando al máximo la plaza: perdido por perdido, el dólar ya lo tenes alto. Y, teóricamente, eso podría dar lugar a un rebrote de la inflación, pero tal vez también a una recuperación muy sobre la fecha de las elecciones. La devaluación de (Axel) Kicillof era un poco esa misma apuesta. Yo creo que a ellos ahora les aparece esa oportunidad, no es que la tenían planeada desde antes. Cambiaron la dolarización por otro plan, se enamoraron del cepo, se dieron cuenta que eso no funciona, y ahora tienen esa oportunidad. Yo no digo que sea una gran oportunidad, ni mucho menos que les va a salir bien, digo que se manejan con esa oportunidad.
-Recién hablaste de pragmatismo, ¿cómo marida ese grado de pragmatismo que marcaste, con concesiones a los gobernadores, con negociaciones en torno a la ley bases, con el relato anti-casta de Milei?
-Milei tiene por ahora como objetivo central el control del déficit. Y eso es lo único que teóricamente no negocia. Y todo lo demás está dispuesto a negociar en parte porque la ley bases era al estilo del macrismo “si pasa, pasa”. Porque pusieron un montón de cosas, puede haber sido un error...
-¿No crees que fue una estrategia?
-Una estrategia errada, porque si no por ahí la ley pasaba.
-Pasó finalmente.
-Pero por ahí salían más cosas, no lo sé. Es totalmente contrafáctico.
-Pero es una ley que, en definitiva, incluye privatizaciones, ganancias, desregulación del Estado, delegaciones, RIGI. No es una ley tan chiquita...
-Entonces, ahí justamente está la respuesta a tu pregunta: aplicaron toda la fuerza que podían aplicar para sacar lo más posible, y sacaron bastante, y renunciaron a bastantes pocas cosas. Esa intransigencia en algún grado rindió. Encima ahora Federico Sturzenegger va por lo que quedó afuera, ¿no? Creo que una de las razones de que esto suceda es que muchos gobernadores están de acuerdo con lo mismo. Hay gobernadores del PRO que están de acuerdo con eso, hay gobernadores peronistas que están de acuerdo con eso. Entonces, marida con ideas dominantes en el conjunto de los dirigentes políticos: gobernadores, dirigentes sindicales, dirigentes empresariales, ¿no? Pero los que llevaron la delantera en la sanción de esa ley, y fueron intransigentes, y que apretaron, y que condicionaron a todo el mundo con los recursos enormes del Poder Ejecutivo fueron ellos. Ese es un pequeño triunfo del gobierno, ahora, como el proceso político no es exactamente igual al económico ni mucho menos, el entrampamiento del gobierno en su propia estrategia económica corre el riesgo de llevarlo a una crisis en la cual su logro político quede totalmente empequeñecido.
-Por eso, ¿no crees que es un logro político que no tiene su correlato en lo económico?
-Al revés: hay una posibilidad de fracaso económico que arrasaría con cualquier logro político. Pero de otra manera también es como decís: porque es cierto que su estrategia de confrontación, muchas veces incontrolable, los lleva a arriesgar la economía y la política.
-¿Esa posibilidad la ves latente?
-Ellos mismos le tienen miedo.
-¿Y en qué se traduciría?
-Yo veo dos posibilidades latentes, una sobre otra. Una es la del triunfo, la de consolidación de una reforma vista como exitosa por una mayoria, pero la otra es que se dañen todas las ideas que ellos defienden...
-¿A qué llamas el triunfo?
-Que la ley desencadene un círculo virtuoso de inversiones, que es por lo menos la apuesta del gobierno, que le de sostenibilidad a su estabilización y por lo tanto el acuerdo político habrá sido un instrumento. Esa es una posibilidad, para mi muy menor. La otra posibilidad es que el fracaso económico termine repercutiendo negativamente, retroactivamente sobre el triunfo político de las banderas libertarias en general.
-Y esa posibilidad la ves más latente que la otra.
-Creo que sí, es más grande la posibilidad del fracaso político o del fracaso económico y luego fracaso político, que de éxito económico desencadenado por el éxito de la ley. Ahora, justamente por eso uno ve hoy, en estos días, dirigentes del PRO diferenciándose muchísimo. Pero el proceso es largo, muchas cosas se pueden acomodar, y las turbulencias de hoy, que nos parecen insuperables tal vez se superen. No se si tiene sentido hacer futurología, poruqe muchas cosas son posibles: lo que tiene sentido es ensayarla para ver cuales son los desafíos y los obstáculos del gobierno y la oposición. Dialogando sobre lo que peude pasar los vemos mejor.
-Macri por ejemplo.
-Sí. Y también veo que hay inversores, y hay especuladores, y el comportamiento del mercado frente a la sanción de la ley no fue el que el gobierno esperaba, o no fue el que el gobierno dijo que era esperable. Y todo esto tiene que ver con algo que debería haber subrayado antes, pero hagámoslo acá: la batalla por la ley bases fue como la confrontación entre dos fuerzas no del todo desarrolladas o un poco heridas, un combate mortal entre fuerzas débiles que no alcanzaron vencerse y por un objetivo que tendrá consecuencias, a mi juicio gravísimas, pero no es decisivo.
-¿Y el peronismo, qué parte le toca en este proceso? Porque en estas horas Guillermo Francos sorprendió y se refirió a Sergio Massa como uno de los impulsores de lo que llamó “el club del helicóptero”.
-Creo que una buena parte de los dirigentes peronistas acuerdan con buena parte del plan económico, o con parte de los supuestos y objetivos del plan económico, pero creen que ellos podrían hacerlo mejor. Entonces, lo apoyan por una sensibilidad en común y están oteando el panorama para ver si se le pudre a Milei y ser alternativa. En ese sentido es lo mismo que Macri. Además el peronismo no está unificado, hay una parte del peronismo que apuesta a eso. Después hay una parte del peronismo que piensa que esto puede fracasar. Ahora, hasta acá estamos hablando de los dirigentes peronistas, después hay que ver qué pasa con los electores peronistas, porque los dirigentes peronistas pueden dirigir porque tienen electores. Yo estoy de acuerdo y puedo fundamentar con muchos elementos por qué Milei tiene una imagen alta todavía, pero también quiero no olvidarme del hecho de que la oposición a Milei tiene una extensión enorme, hay por lo menos un 44% que no lo puede ni ver. Milei no creció más allá de ese potencial máximo. No se cae, pero no prosperó más allá de eso. A mí me parece que ese 44% que está en contra sigue estando en contra.
-¿Pero eso es un éxito o un fracaso de Milei? ¿Qué vale más, haberlo conservado o no haberse expandido?
-Independientemente de lo que piense Milei, si es un éxito o no, de lo que pensemos ahora frente a esa pregunta, yo creo que en el mediano y largo plazo es un fracaso, ¿por qué? Por lo que te decía del inicio desde el faccionalismo.
-Un fracaso social...
-Y político. Hacer el país de la mitad más grande contra la mitad más chica, borrándola del mapa, ignorándola, intentando destruirla, no es una política que sea sostenible en el tiempo. Vos podes, bajo los efectos de la derrota electoral, someter a la oposición política, pero lo que no está visto que esté ocurriendo es que el 44% que tenes en contra haya disminuido, y Milei antagoniza con esos sectores sociales, no solo con sus dirigentes. Él cree que antagoniza solo con los dirigentes, pero en realidad antagoniza en especial con una parte de la sociedad a la que esos dirigentes no quieren dejar de representar, a la que esos dirigentes están condenados a representar porque si no no tendrían posibilidades políticas. Entonces, lo que pasa con el peronismo tiene que ver con esto, que está disociado entre las posiciones de sus dirigentes, que muchos de ellos acuerdan con el plan de Milei o con muchas de sus premisas, y las necesidades políticas de esos mismos dirigentes, que es representar a quienes no están de acuerdo con Milei.
-Después tenes un sector muy claro, que es el kirchnerismo, que tiene una posición muy marcada, cuyos dirigentes no están de acuerdo con lo que hace Milei y el electorado también.
-Complejicemos entonces el cuadro del peronismo. El peronismo está fragmentado entre dirigentes políticos importantes, que aspiran a mantener representatividad en contra de Milei, mientras ellos están relativamente a favor de sus propuestas, y entre grupos, como el kirchnerismo o los fragmentos del post kirchnerismo, que están radicalmente en contra del gobierno. Ahí yo veo por lo menos tres o cuatro cosas. Dirigentes como Cristina (Kirchner), apoyando más a Máximo (Kirchner) que a nadie, pero no solo a Máximo, tratando de construir un caudal peronista opositor más o menos afín a lo que fue el kirchnerismo. Veo a dirigentes como (Juan) Grabois tratando de ganarse un lugar importante en ese caudal, radicalizando y purificando la propuesta, pero con diálogos con todo el mundo. Veo a dirigentes como (Guillermo) Moreno, intentando abrevar de ese caudal para construir su propia posición, o para transformar al peronismo de los ultimos 20 años en un “verdadero peronismo”. Además el peronismo está fragmentado entre los dirigentes provinciales y sus aspiraciones, las de Cristina, las de Moreno, las de Grabois, las de Kicillof que intenta encarnar un kirchnerismo que a mi me gusta decir “sin maldad”, pero que puede ser un poco más amplio que el resto del kirchnerismo. Pero por un lado está que esa fragmentación no está claro cómo se va a superar y tampoco está claro que la quieran superar. Y por el otro lado veo hasta acá una voluntad de esos dirigentes kirchneristas de ir por el remanente. Es decir, van por lo que Milei no se lleva. Por ahora están relativamente cómodos siendo oposición y no aspiran a más que eso. Y en todo caso su previsión es: “Si esto fracasa estrepitosamente antes de las elecciones, bueno, será otra cosa”, pero hasta acá ellos prevén que pueden perder las elecciones del 2025 -también pueden pensar en que les vaya bien-, y van a apoyarse en las fuerzas previas, en las estructuras, sus reconocimientos, para llevarse lo más posible y mantener estructuras, organizaciones, y capitales. No veo a ninguno de ellos tratando de innovar mucho para superar la fragmentación, para representar a todos, para llevarse algo mas que la mayor parte posible del remanente, o incluso para avanzar algo. Quizá el único de todos ellos que hace combinar la pretensión de superación con la posibilidad de hacerlo es Kicillof, pero con muchos límites.
-Al kirchnerismo no le gusta mucho ese modelo. ¿Y qué pasa con lo social, que vos lo analizaste y lo estudiaste mucho?
-Yo creo que hasta acá, de nuevo, los análisis, los periodistas, los analistas, consultores, el círculo rojo, se equivocó tanto como cuando pensó que Milei no ganaba, pensando que Milei no se sostenía, y que la sociedad no iba a aguantar, y que la sociedad le iba a poner un límite.
-Ese análisis quedó viejo ya...
-Está bien, pero hasta marzo Macri estaba esperando que Milei debilitado le diera mas ministerios que los que había. Imaginate, si Macri esperaba esa vunerabilidad , ¿cómo no la iban a esperar Cristina o todos los demás? Entonces, para mi lo primero que hay que ver en todo esto es que los pronósticos de la oposición fracasaron tanto como cuando pensaron que no ganaba. Eso primero. Segundo, hasta acá, y hay que ver que pasa después de la corrida, pero hasta acá, la desaceleración de la inflación es una promesa cumplida, y eso le renovó el crédito a Milei, y ahí tenes un factor de la sostenibilidad política del gobierno. Tercero: el gobierno hizo un protocolo, hizo toda una escenificación de la represión, y generó hechos represivos que obviamente atravesaron el límite de lo legal como fueron las detenciones de la marcha de la ley bases, de las que todavía quedan algún detenido, por un lado, y que nadie se encargó de quienes quemaron el auto de Cadena 3. Entonces, eso es otro factor que tiene que ver con el miedo, indujeron miedo a la sociedad. Al mismo tiempo que la contuvieron con la desaceleración de la inflación, le metieron miedo con la represión y con los despidos. Y agregale otro factor, el quinto, que es la oposición es, en general, casi sin excepciones, un conjunto de dirigentes ilegítimos, que tienen más imagen negativa que positiva de forma sistemática. Sumale a eso, sexto, que esa oposición está fragmentada políticamente y sectorialmente. Ponele que fueran legítimos, no todos piden lo mismo. Y, séptimo, te agrego algo más. Yo creo que el gobierno proviene de, y echa raíz en un cambio cultural. Al mismo tiempo en estos seis meses el gobierno se montó sobre ese cambio cultural para fortalecerlo en la lógica facciosa que te decía al inicio, promueve algunas cosas en la sociedad que lo ayudan a sostenerse. Porque otra cosa que pasó en este periodo es que La Libertad Avanza tuvo un proceso de densificación política, organizativa e ideológica, y así como todo el mundo creía que se caían, también creían que no iban a tener argumentos. Bueno, La Libertad Avanza no se cayó y tuvo argumentos. Esos argumentos son de sus dirigentes, no son de sus bases electorales, pero una parte de esos argumentos están siendo hechos propios por sus bases electorales.
-La famosa batalla cultural.
-Hay un reordenamiento de los sentidos y los valores que promueve el gobierno que hasta ahora le está dando éxito. Hasta ahora. Ahora, acá viene una cuestión clave que es, que en general, el mileismo es más amplio que Milei: la preferencia por el mercado y la autoridad también están en una parte de los votantes de Massa, que es el competidor de la segunda vuelta...
-Y vos crees que eso llegó para quedarse...
-Ese 60% de apoyo al programa mileista hasta acá ha disminuido poco. Y pienso que ha disminuido poco en términos de encuestas, porque ese programa y la esperanza en ese programa se mantienen. Ahora, veo que al mismo tiempo los fundamentos de esa esperanza se debilitaron porque tuvieron que reprogramarse, redefinirse, redefinirse en el tiempo. Entonces, el mileismo sigue siendo más grande que Milei y el mileismo es el sustento de la imagen positiva del presidente. Ahora, el vínculo de todos los electores con Milei no es, al menos en una parte, tan sólido como siempre. Yo no digo que se desagregó, ni que va perdiendo un punto por mes, porque además no me interesa tanto la distinción entre electores duros y blandos como la distinción entre motivos duros y blandos. Los tres motivos principales del voto a Milei, que son duros, se mantienen y la lectura de adhesión a esos motivos se mantiene, que son la economía, seguridad y rechazo a la oposición. Nadie espera nada de la economía opositora, nadie espera nada del planteo opositor en seguridad, y de los dirigentes opositores no se espera nada, y no es que no se espera nada porque sí, si no por un fundamento: son proveedores de malas experiencias, y por eso están muy mal vistos.
-¿Y eso en algún momento no crees que en el corto o mediano plazo puede virar? La baja de la inflación hasta acá le funcionó a Milei, pero las encuestas empiezan a mostrar que la desocupación comienza a aparecer como una de las principales preocupaciones, entonces la pregunta es hasta cuando siguen sólidos esos motivos.
-Retirar el lazo por el cual se establece una esperanza, que es apostar a que en el futuro alguien va a responder, ¿no? El lazo que implica la apuesta a la esperanza en el amor y en política es muy sólido, porque nadie que decidió quiere volver atrás. Entonces, sí se puede erosionar, e incluso puede deshacerse, pero convengamos que es difícil y que eso necesita tiempo de maduración y de pruebas decepcionantes.
-Vos decís que a nadie le gusta reconocer que se equivocó.
-No, claro, es una decisión que está investida libidinalmente, es muy difícil de revertir. Pero claro: cuando se desencadena el tiempo de la decepción el facturero no para de funcionar para atrás y te cobran todas. Ahora bien, incluso en el caso de que eso se erosione, nunca se va a erosionar totalmente. Entonces, lo que vamos a tener, si eso se erosiona fuertemente, aunque no totalmente, tal vez volvamos a volver a tener una Argentina de tercios pero con extremos mas punzantes y nítidos y un centro heterogéneo y por armar.
-Cómo teníamos hasta las elecciones.
-Una complejización de esa situación: una oposición kirchnerista, un centro dividido entre los más cercanos al peronismo pero divorciados del kirchnerismo, y otros más “republicanos” pero imposibles de integrarse al mileismo, pero, todos ellos, también relativamente incapaces de fusionarse entre sí. Puede que la impopularidad o la incapacidad de rebobinar del kirchnerismo, por un lado, y el fracaso económico y el faccionalismo del gobierno, por el otro, dejen algo en el medio, pero eso que queda en el medio se tiene que unificar políticamente, y no está claro que pueda unificarse políticamente, no tiene dirigentes que tengan vocación de unificar políticamente eso. Entonces, a mí me parece más fácil pensar que se debilite el lazo con Milei, por lo menos de una parte de sus electores, y que se terminen de decepcionar profundamente con el kirchnerismo algunos electores kirchneristas, pero me resulta muy difícil pensar que eso que queda “en el medio” se unifique en una misma propuesta política. Pero quiero agregar que esto no es lo unico que puede pasar. Si el resultado de un terremoto como el mileista movio capas tectonicas de la socidad no sabemos quepodría pasar si ese terremoto es removido por otro.
-¿Y qué pasa con el lenguaje? Desde las agresiones constantes de Milei a Grabois diciendo que toman cocaína...
-El presidente está en el centro del proceso político, siempre es un actor de mayor peso que cualquier otro, sus agresiones o sus convocatorias a la unidad, o lo que fuere, pesan más que la palabra de cualquier otro actor, por ejemplo Grabois. Eso primero. Segundo, y vuelvo al inicio, Milei propugna un faccionalismo político y finalmente social, donde él cree que hay una especie de proyección de lo que él ve en el kirchnerismo en la sociedad, y él quiere combatir un kirchnerismo social, y eso lo pone no solamente en una posición facciosa, si no en una posición de exclusión más pronunciada aún. Una cosa es proscribir al peronismo, que fue y sería un problema gravísimo para la democracia argentina, y otra cosa es proscribir a los peronistas, intentar declarar una especie de apartheid social, que es lo mismo pero peor. A lo que voy: con Milei la grieta se agudiza, se densifica y se extiende. El lenguje politico faccioso enmanos del presidente es veneno para la sociedad.
-¿Y eso se sostiene en el tiempo?
-Yo creo que no, y es más, me parece que ese combate a lo que hay de peronismo en la sociedad, aunque combate a todos, o a casi todos, crea un nivel de conflicto en que incluso “ganando” nos vuelve una peor sociedad. Vos me preguntas si se sostiene, ¿y si se sostiene qué? Una sociedad construida sobre la base de una derrota de una facción, que más que política es social, es un país que está muy mal. Consolidar la idea de una Argentina rota, y que un fragmento combata al otro, ponele que se sostenga, ¿y? El significado de eso para Argentina como comunidad social, nacional y estatal, es desastroso.
-¿Y lo ves más preocupado por su proyección, como dice el presidente, de líder del mundo libertario, que como gobernante?
-No sé si más preocupado, lo veo más cómodo en esa posición, y además me parece que esa posición es consistente con su posición intelectual en este sentido: Milei es un internacionalista revolucionario, su proyecto de revolución en Argentina solo puede concretarse si la revolución que él propone ocurre también por lo menos a nivel occidental. En ese sentido es como Trotsky, que creía que la revolución alemana salvaba a la rusa. Él cree que una revolución libertaria en occidente consolida la revolución en Argentina. En ese sentido es realmente internacionalista, y él cree, yo creo que un poco megalómanamente, que él está viendo en el mundo el mismo hueco que se vio en Argentina, y que si pudo triunfar viendo el hueco en la Argentina podrá triunfar en el mundo viendo el mismo hueco. Hay un vacío de representatividad que él resolvió a su favor en Argentina y que pretendería resolver en el mundo, que sería justamente lo que le daría la victoria internacional que su revolución en Argentina necesita. Me parece que es una de sus ilusiones, que él lo ve como un proyecto más o menos práctico, y que a mí me parece que eso no es para nada viable (como lo demuestran las elecciones europeas). No va a haber una revolución internacional que consolide su revolución nacional. De hecho, la relación con el Fondo demuestra eso. El fondo le dice “no, no, tus cosas libertarias guardalas para otra ocasión”. Yo lo veo cómodo en ese papel internacional en función de esa hipótesis que le atribuyo.
-Todo ese electorado que hizo que Milei llegue al gobierno, que vos analizaste mucho, y que bien retrataste en tu libro “Está entre nosotros”, ese electorado que no tenía ninguna respuesta del Estado, etcétera, qué crees que piensa, o qué crees que está viendo?
-Primero, ese electorado es heterogéneo. Una parte de ese electorado mantiene intactas sus convicciones y su esperanza, porque Milei no hizo más que cumplirlas. Les prometió orden, y hace todos los gestos en ese sentido, les prometió atacar la inflación, y tiene, para ellos, éxitos parciales, y tiene éxitos parciales con una política que refleja, según ellos, la validez de sus diagnósticos. Entonces, hay una parte del electorado que permanece fuerte. Segundo, como hubo un proceso de densificación política e ideológica en La Libertad Avanza, no necesariamente en el equipo de gobierno, pero sí en el partido, hay elementos políticamente activos de La Libertad Avanza en un grado mayor que los que había antes de la elección, tratando de sostener y apuntalar a esos convencidos, y de que no se caigan, y de que se expandan. Y todo ese grupo de elementos políticamente activos que se densificó ideológica, política e institucionalmente, tiene como consecuencia de ese proceso argumentos. La oposición creía que no ganaba, creía que se caía y además creía que Milei no iba a tener argumentos. Y se sorprendió con que ganó, con que no se cayó y con que tiene argumentos. Perdón, con eso no se sorprendieron porque ni siquiera se dan cuenta de que Milei tiene argumentos. Pero tiene argumentos, ¿no? Entonces hay electores convencidos, militancias capaces de promover y sostener la convicción de una parte de los mileistas, y después hay un grupo, electores que pueden estar perdiendo la convicción acerca de los plazos en que se cumplirían sus expectativas pero que pueden no estar teniendo convicción acerca de la jerarquía de las prioridades de Milei, y eso es lo que veo yo como los que perdieron fundamentos para su esperanza. Pero esos electores no perdieron esperanza, perdieron fundamentos para su esperanza. Es decir, su esperanza está siendo carcomida desde adentro. Y por eso mismo esos electores que están más débiles en el lazo con Milei vuelven a estar fuertes en el lazo con Milei cuando aparece la oposición. Porque si bien sus motivos de esperanza están erosionados pero su esperanza no, su rechazo a la alternativa opositora es tan fuerte como siempre, y probablemente más. Entonces, la popularidad de Milei se mantiene en parte por los convencidos, per sé y además apuntalados por los militantes, pero también porque los que tienen menos fundamentos para sostener su esperanza ni perdieron la esperanza ni encuentran referentes alternativas. Más bien huyen de los referentes alternativos. Gente que te dice “no, si vuelven los otros yo lo vuelvo a votar a este”. Bueno, todo eso ocurre entre un 50% y un 60% de la sociedad. Hay un oficialismo que está entre el 50 y el 60, y hay una oposición que está del 46 para abajo. ¿Qué es lo que yo pienso que puede suceder? Bueno, y por eso también decía al inicio que veo fragmentación, y veo violencia como consecuencia de esa propuesta facciosa de Milei, yo creo que hay mucha gente que si esto sale mal se va a decepcionar mucho, va a estar triste y no va a estar agarrada de la próxima propuesta opositora como si fuese el nuevo disco de su banda preferida.
-Y eso puede derivar en cualquier cosa.
-Yo creo que mínimo va a derivar en un desencanto mucho más grande con la política, después puede derivar en cosas peores. Todo depende de cómo evolucione la situación económica.
-Pero esa tristeza no vuelve a la política...
No sé como volvería a la política. Entre lo que se erosiona con Milei hay de todo, gente que dice “al final son todos lo mismo”, gente que dice “no podría entender de ninguna manera que esto fracase” y realmente tendría mucho dolor tanto por la frustración como por la situación objetiva, y gente que dice “necesitamos alguien más fuerte y más a la derecha que Milei”.