“Vamos camino hacia una fusión de las fuerzas. En esa fusión, hoy estaríamos sacado el 57% de los votos. Con lo cual, con la inflación más baja, la economía recuperando y la calle en orden, estamos para hacer muy grandes cosas”. Esa definición la dio Javier Milei anoche en una entrevista con el periodista Franco Mercuriali en TN. Se refería al proceso de unión entre La Libertad Avanza con el PRO. La frase fue más bien una expresión de deseo que algo concreto. Mauricio Macri, que desde abril preside formalmente su partido, es la mayor resistencia a una “fusión”. No le gusta esa palabra, la evita. Diferente es la postura de Patricia Bullrich, la otra referente del PRO, que hoy trabaja desde el Gobierno para hacer posible el encuentro con los libertarios.
Los cubitos y el agua
Hay algo que no es menor en esa discusión de poder. La semántica “fusión” no es azarosa ni caprichosa. Está bien pensada. Macri conoce bien qué implica y por eso se planta, busca una vía de escape y se concentra en fortalecer a su partido. En física, una fusión es un proceso por el cual una sustancia pasa de sólida a líquida. Es decir, algo muta y deja de ser lo que era. Pierde su esencia anterior para adoptar una nueva. La sustancia en cuestión, de hecho, se funde o se derrite por calor o presión y toman una consistencia fluida. Un ejemplo simple es el de los cubitos de hielo que se licúan en un vaso con agua.
Llevado a la política, en la fusión que cranean los operadores políticos de Milei, el PRO es los cubitos de hielo y La libertad Avanza el agua. No se trata de una alianza o un frente electoral, sino de que los libertarios absorban al partido de Macri. En ese proceso, el PRO deja de ser lo que era, cambia su estado, para derretirse en el río mileísta. El ex Presidente no está dispuesto a firmar el acta de defunción de su sello. Todo lo contrario. Trabaja para “volver al origen” y lograr que su bandera política llegue a 2025 de pie para discutir el armado de las listas con voz propia.
Existe un problema ineludible para el PRO, que no desconocen ni Macri ni Patricia Bullrich: su partido comparte casi en pleno electorado con Milei. Presentarse a unas elecciones solos, por fuera de La Libertad Avanza, hoy podría resultar letal para el PRO. Un ejemplo reciente, aunque microscópico, es el de las elecciones municipales en Río Cuarto. El candidato del gobernador Martín Llaryora se impuso con holgura, mientras que el PRO alcanzó apenas 1,7%.
Pero Macri, al tanto de esa situación, quiere darle de nuevo volumen político al PRO para tener margen a discutir las condiciones de una alianza electoral con Milei. Pretende evitar una “fusión” con los libertarios y, más bien, caminar hacia un frente donde el PRO compita junto a La Libertad Avanza pero sin disolver el sello amarillo.
También es cierto que Milei dio el visto bueno para avanzar hacia una “fusión” con el PRO, pese a la resistencia de Macri. El Presidente sigue con atención la construcción política que ejecuta Karina Milei, secretaria General de la Presidencia. Eduardo “Lule” Menem, principal armador nacional del Gobierno, sigue órdenes de la hermana del Jefe de Estado para que La Libertad Avanza tenga presencia institucional en todo el país.
A la par, los Milei ya trabajan en la integración con el PRO. Patricia Bullrich lidera ese proceso por parte del partido amarillo, en una especie de línea interna opuesta a Macri. La provincia de Buenos Aires es, posiblemente, el principal teatro de operaciones. Allí tuvo lugar el primer evento en ese sentido, anticipado por Infobae, cuando la ministra de Seguridad encabezó un acto en Luis Guillón con Sebastián Pareja, principal armador político del Presidente en suelo bonaerense.
Los armadores bullrichistas trabajan en Buenos Aires a la par de Pareja y su equipo. Hacen reuniones periódicas y ya hablan de PRO Libertad. Este escenario es el que consolidó la fractura entre Macri y Bullrich.
Un pacto para vivir
A principios de año, el ex Presidente había acordado con Bullrich que él presidiría el partido y ella sería la jefa de la Asamblea partidaria. Se trata del órgano que define las alianzas electorales. Aunque no tiene un rol cotidiano, ese espacio le daría a la ministra de Seguridad presencia fuerte en un lugar relevante dentro del PRO.
Pero en los últimos días hubo una serie de episodios que detonaron ese pacto. Primero, el acto en Luis Guillón, cuestionado por el macrismo. Como respuesta, Cristian Ritondo avanzó con aval de Macri para correr al bullrichismo y tomar las riendas del PRO en Buenos Aires. Bullrich instruyó a sus legisladores para partir el bloque amarillo en la Legislatura bonaerense.
Además, Bullrich echó hace 10 días a Vicente Ventura Barreiro como secretario de Seguridad de su Ministerio. Lo acusó de interferir presuntamente en un proceso licitatorio de compra de alimentos para las cárceles federales. Y presentó la denuncia en la Oficina Anticorrupción. El PRO entró en estado de ebullición.
Ventura Barreiro es un dirigente de máxima confianza de Ritondo. Macri y el diputado nacional analizaron en silencio que la salida del funcionario fue una “vendetta” por la movida avalada por el macrismo para correr a Bullrich del PRO de Buenos Aires. Algo que el bullrichismo niega una y otra vez.
Para agregarle tensión, Macri dará esta semana un paso más. Impedirá que Bullrich sea presidenta de la Asamblea del PRO e impulsará en su lugar a Martín Yeza, diputado nacional y ex intendente de Pinamar ligado a Ritondo y al ex Presidente. Será este jueves, fecha establecida para renovar autoridades partidarias de ese órgano.
Las internas en el PRO y los roces entre Macri y Bullrich pusieron en jaque el acuerdo acuerdo entre ambos. Y, entonces, en el macrismo reunieron las mayoría para impedir que la Ministra de Seguridad presida la Asamblea. Será una forma implícita de expulsarla del partido.
“El PRO será la nueva Socma de Macri, con parientes y empleados que le dicen todo que sí”, aguijoneó ante Infobae una fuente que está cerca de Bullrich hace años. “Macri dio su palabra de un acuerdo: el presidía el Consejo, Patricia la Asamblea, a cambio de evitar las internas en el PRO. Nosotros cumplimos nuestra parte del acuerdo, esperamos que el jueves él cumpla su parte”, agregó otro bullrichista de círculo íntimo de la ministra.
El entorno político de Bullrich conoce esa jugada. Tienen presente que el macrismo controla la mayoría de los 216 integrantes titulares de la Asamblea y que no podrán impedirlo. Ese órgano está constituido por representantes de todas las provincias, según la cantidad de afiliados de cada distrito.
El PRO entra Fase 2
Lo de este jueves marcará un punto de inflexión en la relación de Macri con Milei. El ex Presidente desea que al Gobierno “le vaya bien”. Apoyó inclaudicablemente la Ley Bases y arengó a los bloques del PRO para que contribuyan con el oficialismo en la sanción de ese proyecto. El Jefe de Estado le agradeció anoche a la bancada amarilla por esa labor. Felicitó puntualmente a Ritondo, Diego Santilli, María Eugenia Vidal y a Hernán Lombardi. Fueron los legisladores del PRO que, junto a Silvana Giudici, Damián Arabia, Silvia Lospennato, Martín Maquieyra y Diana Fernández Molero, se involucraron en las negociaciones a la par de La Libertad Avanza.
No obstante, Macri busca que el PRO empiece a marcar diferencias públicas con el Gobierno cuando lo considere oportuno. Señalarán temas de gestión que entiendan prudente mejorar. Pujarán para imponer en la agenda parlamentaria temas propios.
Macri se mantiene, en tanto, muy activo políticamente. Hace reuniones constantes con su Mesa Ejecutiva, habla con gobernadores, intendentes, funcionarios, empresarios. En la semana que pasó, por ejemplo, recibió en sus oficinas a personalidades que van desde Romain Nadal, el embajador de Francia en Argentina, a Rodolfo Llanos, de la Unión de Emprendedores de Argentina, a Agustín Neme, concejal del PRO de Mar del Plata (ligado al intendente Guillermo Montenegro), hasta el jefe de la bancada radical en Diputados, Rodrigo De Loredo, quien hoy mantiene un vínculo tirante con Martín Lousteau, presidente de la UCR nacional.
La fusión avanza
Al mismo tiempo, supervisa el proceso de “normalización” -en palabras del macrismo- del PRO en todo el país. Ayer siguió de cerca las elecciones del partido en Mendoza. Esa provincia elegía nuevas autoridades en una disputa que volvió a enfrentar, por elevación, al gobernador Alfredo Cornejo con Omar De Marchi, funcionario del Gobierno nacional y líder de La Unión Mendocina.
Cornejo buscó impulsar a Hebe Casado, su vicegobernadora de origen PRO, para enfrentar al candidato de De Marchi. El gobernador pretendía correr a su contrincante para llevar al partido amarillo al esquema de Cambia Mendoza, la coalición que gobierna esa provincia.
Según supo Infobae, Macri ordenó que en Mendoza “puedan competir”. Es decir, habilitó una interna. Darío Nieto, legislador porteño y sombra política del ex Presidente, estaba como interventor de ese partido y se encargó de organizar el comicio de anoche. De Marchi postuló al ingeniero Gabriel Pradines, senador provincial, y logró ganar la elección.
En el macrismo conocían que ese resultado era una posibilidad. Macri tiene hoy una buena relación con De Marchi. El mendocino se había distanciado de Bullrich y el macrismo cuando Horacio Rodríguez Larreta lo designó en 2022 como su armador nacional. El líder de La Unión Mendocina, no obstante, rompió en 2023 a Juntos por el Cambio para competir como candidato a gobernador de Mendoza por fuera del frente provincial de Cornejo.
Por estas horas, en el macrismo deslizan que el triunfo de Pradines en Mendoza es “positivo” porque es una forma de “renovación”, garantiza “no quedar presos” de Cornejo y “volver a sumar” a De Marchi al PRO. El jefe de La Unión Mendocina se mueve hoy dentro del oficialismo nacional. ¿Conducirá en Mendoza, también, a la “fusión” del PRO con La Libertad Avanza?
De Marchi anhela gobernar su provincia. Fue candidato a gobernador y no logró ganar. Conoce que Cornejo no tiene reelección en 2027, pero que buscará un sucesor radical que responda al cornejismo. En el medio está Luis Petri, ministro de Defensa, que también aprovecha la visibilidad nacional y su buena sintonía con Milei para construir poder en Mendoza, su provincia. Disputas de poder silenciosas que empiezan a hacer ruido.
Macri sigue de cerca todo el tablero político electoral. Como lanzamiento del PRO hacia 2025, planea hacer un acto en julio o agosto para celebrar su asunción como presidente partidario. Será otra forma de subir el perfil y buscará mostrar “fortalecido” a su partido.
“No tengo conflictos con Macri. Nos entendemos muy bien porque no tenemos una visión ególatra de las cosas. Trabajamos sin problemas. Hace como dos semanas que no hablo con él. Pero porque estuve de viaje”. Esa fue otra de las definiciones que dio Javier Milei respecto al PRO y su vínculo con el ex Presidente.
Lo que Milei no dijo, tal vez lo desconoce, es si Macri tiene conflictos con él. De momento, la relación fluye. Si la sintonía se derrite, el ex Presidente se lo hará saber pronto.