La Ley Bases, el deterioro social y la “segunda etapa”: un desafío que atraviesa al Gobierno, a los aliados y al peronismo

Los bloques dialoguistas apuran a Javier Milei con la presentación de un programa para la economía real tras la aprobación de sus primeros proyectos. Luces de alerta en los focus. La guerra Macri-Bullrich, a punto de estallar. Disputa entre Axel Kicillof y el kirchnerismo, que debuta en streaming

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Javier Milei junto a gobernadores
Javier Milei junto a gobernadores

Hacía nueve años que la ciudad de Buenos Aires, la principal vidriera del país, no registraba estos niveles de indigencia, pobreza y vulnerabilidad. Según la Dirección General de Estadísticas y Censos porteña -la Legislatura aprobó este mes la creación de un instituto estadístico con mayor autonomía-, “la pobreza, y en particular la indigencia, alcanzan las incidencias más altas de la serie iniciada en 2015″. De acuerdo al informe, publicado en estas horas, la porción de porteños en situación de indigencia alcanzó el 15,3%, los pobres treparon al 19,8% y las personas en condición de vulnerabilidad llegaron al 11,3% en el primer trimestre del año.

Desde las primeras mediciones, en el 2015, nunca hubo números similares. Los sectores medios, por el contrario, tuvieron un retroceso significativo: se consideran en esa franja a un 37,4% de los porteños, la cifra más baja de estos nueve años. “La indigencia casi duplica su incidencia respecto al mismo periodo del año anterior, tanto en hogares (10,8% vs. 5,5%) como en personas (15,3% vs. 8,4%)”, resalta el informe.

Ese nivel de deterioro socioeconómico en el bastión principal del PRO tiene su correlato en la provincia de Buenos Aires, en especial en el conurbano. Según un estudio de campo reciente de DAT, del consultor Damián Valentín, con foco mayoritario en el Gran Buenos Aires, en votantes que en las últimas elecciones se inclinaron por el peronismo, se percibe “una creciente población sin techo, que incluye familias enteras durmiendo en la calle, hospitales y estaciones de tren”. “Muchas de estas personas provienen de la clase media, que ha caído en la pobreza”, sintetiza el estudio.

El último trabajo cualitativo de la consultora Isonomía también hizo foco en la clase media en relación a la aprobación y rechazo de la gestión de Javier Milei. Existe un segmento destacado de la sociedad que, un semestre después del desembarco del proyecto libertario en el gobierno, y de la puesta en marcha del “ajuste más brutal de la historia”, convalida el rumbo de la gestión y detecta algún tipo de mejoras, en particular por la desescalada de los precios, más allá de cualquier tipo de afinidad ideológica. Pero el estudio concluyó que un 63% de los argentinos se percibe de clase baja cuando, en realidad, buena parte de esos encuestados se consideraban antes de la pandemia de clase media.

“Se van acabando los tiempos”, avisó bien pasada la medianoche del miércoles, en su discurso de cierre, el diputado Miguel Ángel Pichetto, uno de los principales representantes de los bloques dialoguistas en las negociaciones con la Casa Rosada, minutos antes de la sanción final de la Ley Bases y del paquete fiscal en la Cámara baja. Guillermo Francos y Karina Milei contemplaban la votación desde uno de los palcos. También Victoria Villarruel, más apartada. Y José “Cochi” Rolandi, el vicejefe de Gabinete, abocado durante este semestre a las tratativas de esos dos proyectos bajo la supervisión de María Ibarzabal Murphy, la espada legal más importante del Ejecutivo que tiene un trato directo con el Presidente y una vinculación estrechísima con el estratega -cada vez más decisivo, al igual que Karina Milei- Santiago Caputo, uno de los cerebros del gobierno al que alguna vez invitó a la casa familiar del country Cumelén, en Villa La Angostura, que el próximo verano promete una temporada deliciosa si todos los propietarios definen pasar en ese paraíso patagónico algunos días de descanso.

Ingresos en CABA, según el Instituto de Estadísticas de la Ciudad.
Ingresos en CABA, según el Instituto de Estadísticas de la Ciudad.

Superada la Ley Bases y el paquete fiscal, el Gobierno pasó a una segunda fase de gestión, y a juzgar por el mensaje de Pichetto, por algunos posibles movimientos entre los bloques aliados y por la advertencia que desde el PRO y la extinta coalición de Juntos por el Cambio lanzaron a la Casa Rosada, Milei deberá de ahora en más agudizar su creatividad y ejecutar un plan de gobierno consistente para exprimir el éxito del paquete de leyes sancionado por el Parlamento y las expectativas que un sector relevante de la población todavía deposita en su figura. Es decir, un programa sostenible, orientado a la economía real, que suplante, o complemente, al que hasta ahora implementó Luis “Toto” Caputo.

“La pregunta obligada es cuándo y cómo comienza la segunda etapa, que tiene el mismo desafío que es estabilizar la economía, pero con distintas características. Una de las dudas centrales es si el Gobierno entiende que seguir haciendo lo mismo que le dio éxito en sus primeros seis meses no le dará buenos resultados de ahora en adelante”, resalta el último informe de la consultora Map Economic & Business Advisors. Casa Tres, de la analista Mora Jozami, detectó este mes un sentimiento similar al del mismo periodo del 2016, durante la gestión de Mauricio Macri: para la mayoría de los encuestados, un 57%, es mucho más importante “evitar la pérdida de empleo” que “bajar la inflación” (37%). Según los últimos datos del mercado laboral, en el primer trimestre del 2024, el desempleo trepó al 7,7%: casi medio millón de personas perdió su trabajo durante estos tres meses.

En ese contexto, el ministro de Economía y Santiago Bausili, el presidente del Banco Central, anunciaron este viernes una profundización de la limpieza del balance del BCRA, “la segunda etapa del plan de estabilización”, para frenar la escalada del dólar.

“Apagué la televisión, me aburrí”, le aseguró a este medio vía telefónica un gobernador del PRO mientras el ministro y Bausili todavía respondían las preguntas de los periodistas en el microcine de Economía. El mandatario, que públicamente apoyó al gobierno en este semestre, masticaba cierta fastidio. “Al final, apoyamos, por responsables, y nos dieron lo mismo que a (Axel) Kicillof”, decía. “Ahora tienen que empezar a atender a las provincias, y mostrar un plan”, agregaba.

Los gobernadores especulan hasta dónde conviene alinearse con la Casa Rosada. Están asfixiados en términos económicos. Kicillof es el emblema: pasó de la abundancia de Alberto Fernández a la escasez de Milei de un mes a otro. La vigilia del 9 de julio será un buen termómetro en ese sentido. Durante la semana, Martín Llaryora, Rogelio Frigerio y Maximiliano Pullaro, los gobernadores de la zona centro, se mostraron juntos. Los tres reclaman fondos de la ANSES. ¿Puede ser una alternativa a futuro? Aún es muy prematuro. Pero los tres tienen un rasgo común: son más pragmáticos que dogmáticos.

Axel Kicillof y Cristina Kirchner
Axel Kicillof y Cristina Kirchner

Un rato antes, los 10 gobernadores de Juntos por el Cambio habían publicado un comunicado en el que, lejos de festejar la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal, exigía al gobierno “que comience una nueva etapa que debe ser de crecimiento, inversión y empleo”. “Ahora tienen las herramientas”, resaltaron. Fue el mismo concepto que utilizó Macri en sus redes: “El gobierno nacional tiene ahora las herramientas para avanzar a la velocidad que la situación necesita”. Cristian Ritondo, el jefe del bloque del PRO, realizó el mismo pedido: “Todo lo que votamos ayer ahora tiene que ser trasladado a la capacidad de gestión del gobierno”.

El cambio de semestre interpela a todos por igual, y arrastra una serie de intrigas que atraviesa, también por igual, al oficialismo, a los bloques aliados y al peronismo.

Nicolás Massot, por ejemplo, le pidió a Milei que retire su amenaza de veto ante una posible sanción de la movilidad jubilatoria impulsada en Diputados por los bloques dialoguistas y el peronismo que el Senado podría convalidad en las próximas semanas. Es una posibilidad que también podría extenderse a otras temáticas. “Puede haber alianzas transitorias en demandas puntuales de la sociedad”, explicaron. Por ejemplo, en el rubro educativo.

Rodrigo de Loredo, el jefe del bloque radical en la Cámara baja, que apoyó todas y cada una de las iniciativas del Ejecutivo, lo que le valió una fuerte resistencia puertas adentro -¿Será cierto que la semana pasada intentó hablar con Macri para negociar por el sillón que, en teoría, le corresponde a la UCR y a Mario Negri, en disputa interna, en la Auditoría General de la Nación?-, también habló en el cierre de la sesión de la ley de Bases de una “segunda etapa” y reclamó mayor eficacia. En la misma línea se extendió Pichetto. También Juan Manuel López, de la Coalición Cívica.

“Ahora goberná”, es la línea discursiva del sistema político tradicional. “El reloj de arena empezó a correr al revés”, teorizó un dirigente que está convencido de que sin un plan de estabilización para la economía cotidiana el programa económico de Milei y Caputo difícilmente sea exitoso. El ministro lo sabe, también Bausili, aunque ninguno de los dos es un fanático de la microeconomía. “Son financieros”, explica un economista que los conoce bien. “No creen en eso”, los define un amigo de “Toto” que lo solía visitar en su casa de Cumelén.

El ministro de Economía, Luis Caputo (Gustavo Gavotti)
El ministro de Economía, Luis Caputo (Gustavo Gavotti)

En el Palacio de Hacienda, por ahora, no hay indicios de esa hoja de ruta. Ni siquiera en el despacho de Juan Alberto Pazo, a cargo de Industria y Desarrollo Productivo. Hay fuentes que apuntan al Banco BICE como posible dinamizador, pero es, por ahora, como apelar a una gaseosa cola en medio del desierto. El viernes, en reunión de directorio, se designó a Agustín Pesce como vicepresidente: secundará a María Calocero, la actual presidenta, que fue designada en ese lugar por Nicolás Posse, el echado jefe de Gabinete. El jueves, por caso, se reunieron en Casa Rosada todos los presidentes de las empresas públicas con Santiago Caputo y Diego Chaher, para empezar a ordenar ese universo y tratar de dar vuelta de página a cualquier lineamiento de la gestión Posse.

Entre los legisladores del PRO identificados con Macri, el presidente del partido que, si se confirman los trascendidos internos, está a punto de tensar al máximo el quiebre en su relación con Patricia Bullrich, también la paciencia empieza a agotarse, más allá del agravante de un espacio que, por la propia dinámica electoral, política y social, quedó sometido a La Libertad Avanza. La próxima semana, Macri podría romper el pacto que selló de manera implícita cuando fue nominado en la presidencia del espacio, y que contemplaba la designación de la ministra de Seguridad como cabeza de la Asamblea.

El ex presidente está muy ansioso con el rumbo de la gestión. No tanto con el trazo general, sino con la administración diaria. Cree que nunca siguieron sus consejos, una situación que lo fastidia particularmente. El vínculo entre él y Bullrich, para colmo, es cada segundo peor, y los coletazos de ese quiebre podrían impactar en la confluencia electoral y política entre el PRO y LLA, más allá de que, por ahora, el oficialismo logró fagocitar a su aliado. “No podemos apostar a una alternativa a Milei en esta instancia, hay que dejarse de joder con Macri”, fue el mensaje que, traducido por un interlocutor, le bajó la ministra a un referente del PRO de un distrito del interior.

La puja interna escaló aún más la semana pasada, cuando Bullrich echó y denunció públicamente, primero en las redes y después en la Oficina Anticorrupción, a Vicente Ventura Barreiro, su ex secretario de Seguridad, referenciado en Ritondo, por interferir supuestamente en un proceso licitatorio del Servicio Penitenciario Federal mientras la ministra viajaba por El Salvador.

“Patricia rompió todos los códigos”, refunfuñaron cerca de Ritondo. No tanto por la denuncia en sí, si no por el estilo que, según ese sector, se podría haber manejado de otra manera. El jefe del bloque del PRO está furioso. Ventura Barreiro no tiene fuerzas para enojarse: está abatido.

En el PRO hay una sensación generalizada de confusión que se extiende a todo el arco político y que, en el caso del peronismo, tiene su foco de tensión principal en la provincia de Buenos Aires, por la guerra a cielo abierto que se libra en ese territorio desde hace tiempo entre la facción del gobernador y un puñado de intendentes del PJ y el kirchnerismo.

Pero la pelea no es solo entre Kicillof y La Cámpora, si no que involucra directamente a Cristina Kirchner, que este domingo tenía previsto reaparecer públicamente en Gelatina, el canal de streaming de Pedro Rosemblat. La disputa empieza a extenderse a todos los rubros: esta semana, la agrupación liderada por Máximo Kirchner se enfrentó, y perdió, con un conglomerado de agrupaciones peronistas en la elección de los graduados en la facultad de Derecho de la UBA.

“No tienen dimensión del grado de la disputa”, señaló un dirigente K que esta semana fue noticia por trascendidos periodísticos que se publicaron en un matutino y que motivó un fuerte descargo por parte de La Cámpora en sus redes.

Los movimientos independistas del gobernador, que llegaron a Santa Fe y Chubut, por ejemplo, irritaron al kirchnerismo. Pero ya no a La Cámpora, si no a la propia ex presidenta, que está, según su propio entorno, muy molesta por la decisión de Kicillof de prescindir de su consentimiento. Por fuera de los dirigentes del oficialismo, el gobernador es el dirigente con mejor imagen de ese universo.

El peronismo bonaerense tiene un cúmulo de problemas, pero hay uno que sobresale por sobre el resto: no se avizora por el momento ningún ámbito de discusión que pueda llevar algo de pax interna.

Los únicos atisbos de algo cercano a algún tipo de confluencia tuvo lugar esta semana, con el encuentro que Guillermo Moreno, una nueva celebridad mediática en el multiverso peronista, encabezó con referentes económicos de distintos sectores. El ex secretario de Comercio mantiene, desde hace meses, fluidas conversaciones con Máximo Kirchner.

Javier Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich
Javier Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich

Moreno se reconvirtió como referente opositor a Milei con un lenguaje disruptivo similar al que, por ejemplo, empleó en estos meses, por ejemplo, Juan Grabois. Pareciera ser el denominar común del escenario actual: con Milei o contra Milei, con una nueva forma de comunicación.

Es un terreno en el que, en medio de las peleas, intentará colar próximamente su relato la agrupación liderada por Máximo Kirchner. En conjunto con el sindicato de Víctor Santa María, La Cámpora y distintas versiones del peronismo tienen intenciones de presentarse prontamente en el Ministerio de Educación para inscribir lo que denominan como “la primera universidad peronista” del país.

En octubre del año pasado ya inscribieron la Fundación Justicialista, la última contribución de Ricardo Nissen al frente de la Inspección General de Justicia (IGJ), una reconfiguración de la Escuela Justicialista Néstor Kirchner que lanzaron la ex presidenta y Nicolás Trotta durante la campaña electoral, en La Plata, y que ahora apunta a sumar dirigentes de todo el país. Colaboró con una sede SADOP, el sindicato de los docentes.

La apuesta más inminente es, sin embargo, la que verá la luz en las próximas semanas. El kirchnerismo tendrá su propio canal de streaming: se llamará Eva TV.

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