Por estas horas, Cristian Ritondo y sus operadores políticos aceleran negociaciones políticas por el cierre de listas para designar las nuevas autoridades del PRO en la provincia de Buenos Aires. Con el aval de Mauricio Macri, el jefe de la bancada amarilla en Diputados busca convertirse en el nuevo presidente del partido en ese distrito. Es una jugada que se ejecutó para correr del control político de ese sello a Patricia Bullrich.
El plazo máximo para presentar la lista es hoy a la medianoche. Lo harán ante el juzgado con competencia electoral de la provincia, a cargo de Alejo Ramos Padilla. El PRO de Buenos Aires debe renovar a su presidente, vicepresidente, secretario general, integrantes del Consejo Directivo y vocales. Ritondo será el único candidato a conducir el partido. Su postulación surgió luego de un acuerdo con un grupo de intendentes bonaerenses y con el respaldo del propio Mauricio Macri. Las primeras conversaciones sobre el tema empezaron a finales de 2023.
La presidenta del PRO de Buenos Aires era Daniela Reich, legisladora bonaerense y esposa de Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero. Se trata de dos dirigentes que hoy están alineados con Bullrich. Reich llegó a la presidencia del partido en 2023 cuando Jorge Macri renunció a ese cargo, en el marco de su campaña para Jefe de Gobierno porteño. La dirigente tenía mandato por dos años más. Sin embargo, Ritondo y el macrismo forzaron la renuncia de la mayoría de los miembros del Consejo Directivo partidario para generar una acefalía. Esa situación obligó a llamar nuevamente a elecciones para renovar autoridades.
Esa movida política se dio por las diferencias entre Macri y Bullrich. Ambos se distanciaron desde que Milei asumió la Presidencia de la Nación. La ministra de Seguridad adoptó una postura de alineamiento con Milei. Los legisladores y dirigentes de su equipo actúan hoy como oficialismo. Es un posicionamiento que incomoda al ex Presidente.
La pelea es tal en el PRO que no dejan ningún resquicio sin disputar. Al punto de que al ingresar a la página oficial, en la pestaña de Autoridades del partido nacional, se observan las biografías de Macri, presidente, Soledad Martínez, vicepresidenta 1°, y Facundo Pérez Carletti, secretario general. Sin embargo, Damián Arabia, vicepresidente 2°, aparece con un recuadro vacío, sin ninguna descripción biográfica. Es un dirigente de plena confianza de Bullrich y llegó a ese cargo tras un acuerdo entre el ex Presidente y la ministra de Seguridad. “Lo hicieron a propósito”, se quejaron en el círculo bullrichista sobre la confección del portal web partidario.
Macri pretende que el PRO conserve autonomía. Quiere que a Milei le vaya bien. Y moviliza a los legisladores de su partido para respaldar al Gobierno. Pero tiene diferencias en algunos asuntos de gestión y ha manifestado matices ante el propio Presidente.
Este marco desató una interna que dividió al partido en dos. Desde principio de año ambos sectores, el macrismo y el bullrichismo, se tiran dardos cruzados que azuzan la tensión. El último episodio tuvo lugar este fin de semana. La ministra de Seguridad echó el sábado a Vicente Ventura Barrerio, que se desempeñaba como el segundo del Ministerio. El ex funcionario es de plena confianza de Ritondo.
Bullrich explicó el sábado que corrió a Ventura Barreiro porque el funcionario “intentó”, presuntamente, “interferir en un proceso licitatorio de servicios de comida para el Servicio Penitenciario Federal (SPF)”. “Es una cuestión política, sólo eso”, deslizó a Infobae un dirigente cercano a Ritondo que conoce a Ventura Barreiro. Macri siguió de cerca todo el affaire Tito, como le dicen al ex funcionario. En la mesa política del ex Presidente están convencidos de que la salida de Ventura Barreiro fue una reacción de Bullrich para cobrarse la jugada de Ritondo-Macri para controlar el PRO de la provincia de Buenos Aires.
El macrismo y el entorno de Ritondo deslizan que la decisión de Bullrich es como respuesta a la jugada de remover a las autoridades del PRO en Buenos Aires. Es algo que el bullrichismo rechaza para desmarcarse de esa hipótesis.
Lo que sí sostiene la mesa política de la ministra de Seguridad es que no avalarán la elección de Ritondo. Bullrich desconocerá la legitimidad de esa designación. Con esa impronta, ni siquiera pujará para negociar lugares de poder en la lista con las nuevas autoridades. “Que se queden con una cáscara vacía. Negociar sería reconocer una jugada espuria”, le explicó a Infobae un operador ligado a la funcionaria.
Quienes intervienen en el proceso de armado de lista detrás de la candidatura de Ritondo con son principales intendentes y referentes bonaerenses del partido. Guillermo Montenegro (Mar del Plata), Soledad Martínez (Vicente López), Pablo Petrecca (Junín), y Ramón Lanús (San Isidro), son algunos de los jefes comunales que siguen de cerca las negociaciones. También hacen lo propio Diego Santilli, junto al legislador de su confianza, Agustín Forchieri, y Néstor Grindetti, a través de su principal armador, el legislador Adrián Urreli. Así como también el diputado nacional Martín Yez, ex intendente de Pinamar, y el legislador Alejandro Rabinovich, cercano a Montenegro y a Ritondo.
De no mediar inconvenientes, Ritondo se convertirá formalmente en el presidente del PRO en los próximos días. Bullrich, mientras tanto, trabaja en construir su propia “organización”. Se mueve políticamente a la par de los armadores de La Libertad Avanza en Buenos Aires para promover una fusión con el partido amarillo.