En la provincia de Chubut, los legisladores no lograron ponerse de acuerdo acerca de si hay que premiar a los alumnos que tienen “asistencia perfecta” en las escuelas. Un proyecto de ley, que buscaba establecer este reconocimiento sencillo y netamente simbólico en el nivel primario, terminó siendo postergado en su tratamiento el miércoles pasado, a raíz de las diferencias que salieron a la luz en el debate legislativo.
La diputada de “Arriba Chubut” Vanesa Abril fue una de las integrantes del cuerpo que encabezó una llamativa oposición a la iniciativa. En su rechazo, sostuvo que los “niños que hoy muchas veces tienen que elegir entre comer o ir a la escuela”. Y se expresó en contra de fomentar cualquier tipo de rivalidad entre pares que carecen de las mismas oportunidades.
El régimen de reconocimiento por “Asistencia Perfecta a los alumnos del Nivel de Educación Primaria” es impulsado por la diputada del PRO, Sonia Cavagnini, del sector “Despierta Chubut”. Como bien dice su título, tiene como objetivo reconocer el esfuerzo y la dedicación de los estudiantes de ese nivel de enseñanza, tanto en establecimientos educativos públicos como privados. Apunta a fomentar la regularidad y el compromiso con la educación.
La iniciativa obtuvo un dictamen a favor en la Comisión Permanente de Legislación General, Cultura y Educación. Iba a ser tratada el miércoles pasado, en el recinto de la Legislatura local. Sin embargo, a raíz de los reparos planteados por la oposición, se resolvió que el proyecto vuelva a ser debatido en la comisión originaria. Tampoco hubo demasiada insistencia: la decisión fue tomada por consenso por el conjunto de los bloques.
En su cuenta de X, Vanesa Abril escribió: “En la actualidad estamos hablando de canastas básicas por encima de 1 millón de pesos, y están poniendo a los chicos en una situación de competencia por un certificado de asistencia, cuando tienen que elegir entre comer o comprar el libro de la escuela”.
“No deberíamos tratar un proyecto de este tipo, las y los diputados debemos sacar proyectos que sean cumplibles. Hoy la gente nos está pidiendo que apliquemos el sentido común y es nuestra obligación hacerlo”, agregó. Y completó: “Estamos para hacer leyes que mejoren la calidad de vida de las y los chubutenses, y no para un cuadro de honor de asistencia cuando muchos no pueden comprar lo básico”, sentenció la diputada de la agrupación “Arriba Chubut”, que integra el bloque del peronismo.
La inasistencia a clases es uno de los grandes problemas de la escuela en la actualidad. Las causas son múltiples, pero un factor clave es que en la mayoría de los distritos se eliminó el requisito de la asistencia para conservar la regularidad. Lo paradójico es que el grueso de los políticos insiste en la importancia de que se cumplan los días de clase fijados por las autoridades educativas. De hecho, en la propia plataforma de Arriba Chubut, en el capítulo “Educación”, se lee: “Ningún alumno puede tener menos días de clases por problemas en las escuelas, sea calefacción o falta de agua en verano, o porque tengan su capacidad al límite o por falta de equipamiento”.
Pero el cumplimiento de los días de clase no depende sólo de la infraestructura y de los maestros; es difícil honrar ese objetivo si los chicos no asisten a la escuela.
La dirigencia política aún no encuentra una mirada común sobre cómo resolver los déficit educativos de las nuevas generaciones. Un ejemplo reciente fue la decisión de la provincia de Buenos Aires de establecer la repitencia solo por materias en el nivel secundario, en vez de que se recurse el año completo.
Aquella resolución, que fue respaldada por expertos del área educativa, no logró a persuadir a otros actores de la comunidad educativa. “Es curioso que todos los especialistas celebren esta medida y todos los docentes sean críticos, ¿qué será lo que siempre subyace en esa desconexión?”, ilustró en una entrevista con Infobae el docente Bruno Videla, quien tiene más de 17 años de enseñanza en colegios secundarios de la Ciudad de Buenos Aires.
Para Videla, uno de los tantos problemas educativos es la laxitud con la que se aborda la inasistencia escolar, al punto de que las familias deciden no enviar a los niños a clases por mal clima. “Vengo hace tiempo contando que los chicos faltan mucho a la escuela, que es habitual tener sólo la mitad de un curso y muchos responden que hay que quitarles el plan. Trabajo en Belgrano y Urquiza, no hay casi alumnos cuyos padres cobren plan, no es por ahí”, reflexionó el docente.
Sobre este punto, según Videla, tampoco existe una aplicación rigurosa del límite de inasistencias por materias en la Ciudad de Buenos Aires. Las normas existen, pero en la práctica hay una flexibilidad de criterio en pos de la aprobación que es similar a la de otras jurisdicciones.
“Todos los días tomo lista, pero lo cierto es que no conozco, por lo menos yo, a docentes que se pongan firmes, y digan “no cumpliste, así que vas a venir a rendir”. Por lo general, los chicos terminan aprobando igual. Lo que pasa es que para no aprobar a un alumno tenés que justificarlo de una manera que se hace tediosa. Entonces, muchas veces los docentes sopesan la situación y dicen “ya está, si hizo lo mismo que los demás, vino menos veces, pero bueno, listo, ¿qué se le va a hacer?”, reflexionó el docente a este medio.
El rechazo al proyecto de Chubut es llamativo considerando que el espíritu del mismo no es castigar sino incentivar. La iniciativa de momento no ha prosperado. Sí hubo avances en otras medidas que afectan al ámbito escolar, y que requieren de menos discusión. En la misma sesión que se resolvió postergar el debate del proyecto de asistencia perfecta, la Legislatura local aprobó una ley que establece la obligatoriedad de la jura de lealtad a la bandera de Chubut.