Al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, se le abrieron dos frentes de gestión que a priori no estaban en la agenda de prioridades. Por un lado, la interna peronista que volvió a tomar cierta relevancia ante el malestar que hizo notar la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, por ciertos movimientos que tienen a su par de Avellaneda, Jorge Ferraresi, como uno de los protagonistas de una construcción autónoma en distritos donde gobierna La Cámpora. Una estrategia con la que el alcalde del sur también busca erigir a la figura de Kicillof como conductor del peronismo, en principio, para el proceso electoral del 2025. En paralelo, el gobierno nacional apuró al mandatario bonaerense a que adhiera al Régimen de Grandes Inversiones (RIGI) que incluye la Ley Bases si es que quiere que la planta de GNL, que instalará YPF en sociedad con Petrona, se construya en el municipio de Bahía Blanca y no en la provincia de Río Negro.
En lo que respecta a la interna del PJ y el episodio que tuvo a Mayra Mendoza en el centro de la escena, desde el Ejecutivo bonaerense y cerca de Kicillof admiten que es un hecho irrelevante y no le buscan dar mayor trascendencia. Sin embargo, en el kirchnerismo y en el propio círculo de la jefa comunal de la Tercera sección electoral inscribieron los movimientos de Ferraresi como una declaración de guerra de la que Kicillof o su mesa política no pueden estar exentos. Es que el intendente armó un acto en Quilmes con dirigentes peronistas díscolos a la conducción de Mayra Mendoza y al otro día a la jefa comunal la invitaron para la firma de un acuerdo de Provincia Leasing que tuvo que compartir con su par de Avellaneda. “Esto va a traer consecuencias”, planteó ante el propio Kicillof y otros ocho intendentes.
Luego, desde el entorno de la intendenta que responde a Máximo Kirchner aseguraron que Kicillof “no puede estar ajeno a estas movidas”, que realiza Ferraresi. Este viernes, el intendente fue por más: encabezó otro acto en el municipio de Lanús para debatir sobre el futuro del peronismo y la forma de construir una alternativa. En Lanús gobierna otro dirigente de La Cámpora como Julián Álvarez. Ferraresi planteó sus diferencias con su colega peronista ni bien éste asumió la intendencia: ordenó a la concejal de su sector, Belén Berrueco, a formar un monobloque y dejar la bancada oficialista que responde a Álvarez. Así, Berrueco, le dio forma a la bancada Unión por la Patria-Peronismo Bonaerense.
“Son provocaciones. Arman un acto contra Mayra (sin invitarla) en Quilmes con Ferraresi y la foto del Gobernador, diciendo “todos con Axel”, hablando mal de otros sectores del peronismo y promoviendo divisiones”, plantearon desde el entorno de Mendoza.
El próximo 1 de julio habrá otro episodio para evaluar el termómetro de la interna peronista. Será cuando el gobernador encabece un homenaje por el 50° aniversario de la muerte de Juan Domingo Perón, que se realizará en la Quinta de San Vicente donde descansan los restos del ex presidente. Ese acto lo está organizando todo lo que es la mesa política del gobernador. Ante la consulta de Infobae, uno de los ministros a cargo del evento deslizó que “todo el universo peronista”, está invitado. Dicha afirmación, a priori, incluiría a La Cámpora.
Sin embargo, no todo son complejidades dentro la interna peronista alrededor de Kicillof. Este viernes un grupo de intendentes de UP que gobiernan los distritos de la Quinta sección electoral (región centro y este del territorio bonaerense), mantuvieron una reunión para repasar la gestión en sus distritos y concluyeron el encuentro con un documento que ratifica un respaldo a la figura del mandatario bonaerense. Allí expresan que rechazan “enfáticamente la asfixia financiera permanente a la que es sometido el gobierno provincial que encabeza Axel Kicillof privándole de fondos que legítimamente le corresponden y que repercuten en el bienestar de las familias bonaerenses y las comunas que gobernamos”. La misiva, que también alerta sobre la eliminación al subsidio del transporte público de parte del gobierno nacional para el interior del país y otra decisiones del gobierno de Javier Milei, lleva las firmas de Juan Manuel Álvarez (General Paz), Sergio Wischnivetzky (Mar Chiquita), Gustavo Barrera (Villa Gesell), Juan Pablo García (Dolores), Sebastián Walker (Pila), Juan De Jesús (La Costa), Alberto Gelené (Las Flores), Javier Gastón (Chascomús), Carlos Rocha (General Guido) y Sebastián Ianantuoni (General Alvarado).
Por fuera del peronismo, la advertencia que el Gobierno -a través del titular de YPF, Horacio Marin- realizó esta semana por la instalación de la planta de GNL a construirse entre la petrolera de bandera nacional en sociedad con Petronas, puso a Kicillof en el centro de la escena sobre una discusión que hasta el momento era interprovincial.
Como se supo, Marin remarcó que si la provincia de Buenos Aires, no adhiere al Régimen de Grandes Inversiones (RIGI) que se se incluye en la Ley Bases, la planta para la conversión y exportación Gas Natural Licuado (GNL) que se proyectaba emplazar en el Puerto de Bahía Blanca, terminaría instalándose en Punta Colorada, provincia de Río Negro; otra de las jurisdicciones que pugna para quedarse con la locación y mantiene conversaciones con el gobierno nacional en este sentido.
“Sin RIGI no hay GNL”. La frase de Marin del último lunes en una entrevista con el periodista Carlos Pagni en LN+ abrió un nuevo frente de discusión para el sistema político bonaerense. El destinatario de esas cinco palabras fue Kicillof y se dan en un contexto en el que el Ejecutivo bonaerense había logrado aunar criterios con un sector de la oposición para reclamar por la instalación de la planta en la ciudad sureña del territorio provincial.
Sin embargo, la discusión tuvo cierto viraje. Los distintos bloques libertarios en la Legislatura bonaerense reclamaron que Buenos Aires adhiera al RIGI. El diputado cercano a Milei, Agustín Romo, presentó un proyecto de declaración en ese sentido. Plantea que “la negativa y/o demora -de la adhesión- generará la pérdida inevitable de inversiones en el rubro de hidrocarburos, según informa el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) en medio del peor contexto socioeconómico de la historia de la provincia de Buenos Aires”. Un proyecto al que se plegó el bloque PRO Libertad, que responde a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Desde el bloque de Unión por la Patria en la Cámara que comanda Facundo Tignanelli le bajan la espuma al proyecto de Romo. “No se puede adherir a algo que ni siquiera es ley. Pedirle eso al Ejecutivo es una burrada”, deslizan ante la consulta de Infobae. Hasta el momento, Kicillof no se pronunció al respecto tras los dichos de Marin. En la previa a la votación de la Ley Bases, había asegurado que el RIGI “así como está, es un desastre”. Otro dirigente que rechaza la iniciativa que ahora regresó a la Cámara de Diputados de la Nación es el presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner.
Asimismo, Kicillof había declarado de interés para el gobierno de Buenos Aires la construcción de una planta de licuefacción en el puerto de Bahía Blanca. “Es un proyecto que lleva varios años de desarrollo. No vemos ningún motivo para que, ni la conveniencia del proyecto, ni la radicación específica en el Puerto de Bahía Blanca, tenga que ser puesta en cuestión. Confiamos en que vamos a poder continuar con esta importante inversión y que va a ser una realidad dentro de poco”, consideró el ministro de Producción bonaerense, Augusto Costa días atrás. Ahora la discusión se volvió prioridad. La instalación de la planta implica una inversión de US$40 mil millones.