Por más que en público diga lo contrario, y de la convalidación de los trazos gruesos del proyecto libertario, a Jorge Macri lo atraviesa una sensación de incomodidad tan notoria como la que padece su primo, el ex presidente. La simbiosis entre el electorado de la extinta coalición de Juntos por el Cambio y los adherentes a La Libertad Avanza, y la aceptación popular que Javier Milei ostenta sobre ese sector, obturaron por ahora cualquier tipo de cuestionamiento serio por parte del jefe de Gobierno porteño sobre la administración nacional. Solo algunos reproches esporádicos al sistema de toma de decisiones ideado por el Presidente junto a su hermana Karina y Santiago Caputo, y al rumbo de la gestión que hasta hace algunas semanas recaía, en líneas generales, en Nicolás Posse, el eyectado jefe de Gabinete.
Existe, sin embargo, un cuestionamiento cada vez más severo a una decisión de la Casa Rosada y del Palacio de Hacienda que inquieta cada vez más a los Macri, y que en los últimos días agudizó la impaciencia en las autoridades porteñas: la determinación, más de un semestre después de hacerse cargo del gobierno, de Milei y Luis “Toto” Caputo de no acatar el fallo de la Corte Suprema de restitución de los fondos coparticipables que en septiembre del 2020 Alberto Fernández le recortó a Horacio Rodríguez Larreta, en plena pandemia de COVID-19, del 2,95% al 1,4%.
Desde diciembre del 2022, cuando falló la Corte, hasta hoy, la Ciudad dejó de recibir unos $720.000 millones. Unos $2.000 millones diarios. Las autoridades locales habían fijado en junio el supuesto deadline para empezar a endurecer una postura pública. Y, eventualmente, también judicial.
Se especuló, en ese sentido, con la posibilidad de explorar una vía alternativa. Relacionada, por ejemplo, con la autorización para obtener financiamiento externo. La Ciudad enfrenta en los próximos años vencimientos de sus bonos.
Fuentes del gobierno porteño aseguraron a este medio que hasta esta semana no habían recibido novedades por parte de la Casa Rosada ni del Palacio de Hacienda. “No hay nada”, resumieron las fuentes. Las dos reuniones que Jorge Macri mantuvo con el ministro Caputo en este semestre no arrojaron por el momento ningún resultado, a pesar de la supuesta promesa que “Toto” habría realizado en el último encuentro, sobre la posibilidad de cumplir con el fallo de la Corte, que en diciembre del 2022 falló en favor de la cautelar presentada en su momento por la administración de la Ciudad y que obligó, al menos en los papeles, a la administración central a devolver el 2,9% de los fondos por coparticipación -en un principio, la cifra ascendía al 3,5%- que durante la gestión de Cambiemos Mauricio Macri le transfirió a Rodríguez Larreta por el traspaso de la policía.
De acuerdo a las fuentes consultadas, difiere el nivel de dramatismo respecto de la situación financiera de la Ciudad. Los más pesimistas resaltaron que, a fines de este mes -así se lo había remarcado Jorge Macri al ministro de Economía, durante el verano-, las finanzas porteñas empezarían a sufrir un serio deterioro. Por tres factores: la baja sostenida en la recaudación por Ingresos Brutos -el principal recurso, producto de la caída en la actividad económica-, la caída por el desarme de las Leliqs ejecutado por Caputo, un impuesto que la Ciudad implementó para compensar el recorte de fondos, y la pérdida en concepto de IVA, un impuesto coparticipable que también disminuyó por la recesión a nivel nacional.
“La Ciudad no tiene déficit, pero sí es muchísima plata”, sostuvo una alta fuente de la administración porteña que no es para nada optimista respecto de que Milei y Caputo acaten la resolución de la Corte.
En ese contexto, las autoridades del gobierno de la Ciudad, el principal bastión del PRO, empezaron a perder la paciencia. En paralelo a la ansiedad que le produce al ex presidente algunas de las deficiencias registradas en este semestre en la gestión nacional y que, según él, podrían haberse evitado si Milei y sus principales colaboradores hubieran convocado a dirigentes con mayor experiencia en la función pública.
“A todos nos preocupa la incapacidad en la gestión de Milei”, aseguró un estrecho asesor de Mauricio Macri.
La semana pasada, su primo Jorge reunió a la mesa política que, a pesar de la mudanza a la Ciudad, tiene su base de sustentación en territorio bonaerense. Entre ellos, Néstor Grindetti, jefe de Gabinete porteño, y los diputados Diego Santilli y Cristian Ritondo, este último jefe del bloque del PRO en la Cámara baja.
Según confiaron, hubo quejas muy airadas a la deuda millonario que Milei y Caputo mantienen con la Ciudad. Y se debatió sobre la posibilidad de empezar a reclamar públicamente, con firmeza, por esa decisión de desoír el fallo de la Corte, excusados, el presidente y su ministro, en la necesidad de sostener el equilibrio fiscal.
Según trascendió, Santilli y Ritondo pidieron esperar a que se terminara de sancionar definitivamente la Ley Bases y el paquete fiscal en el Congreso. Está previsto que, la semana entrante, ambos proyectos tengan su aprobación particular en Diputados, tras la revisión del Senado. Ambos diputados habían sido cuestionados puertas adentro por participar del estrafalario show musical de Milei en el Luna Park del mes pasado, en medio del reclamo sottovoce de las autoridades porteñas por la coparticipación.
Se trata, en definitiva, de la misma estrategia que el ex presidente Macri sostiene desde hace meses, de retraso de su reaparición pública, también a la espera de que la Ley Bases y el paquete fiscal obtengan el visto bueno final del Parlamento. Según su entorno, para no entorpecer las negociaciones.
En los últimos días circuló, de todos modos, que el ex jefe de Estado cavilaba la posibilidad de ser él el que reclamara públicamente por el no acatamiento del fallo de la Corte por parte del gobierno. Trascendió, de hecho, según altas fuentes macristas, que los estrategas del ex mandatario tenían escrito un borrador con un posteo para sus redes con ese reclamo. Listo para ser publicado.
A pesar de su paso por la administración de Cambiemos, “Toto” Caputo no conservó con Macri una relación tan estrecha. En los primeros meses de la gestión, por caso, el funcionario opinó en contra de un acuerdo entre Milei y su antecesor, y dijo que debía existir un solo comando. El ministro sí mantiene un vínculo muy cercano con Rodríguez Larreta. Por ejemplo, lo aloja en su casa de Villa La Angostura durante las vacaciones de verano.
Como su primo, el ex presidente apoya el rumbo general de la administración Milei, pero suelta en privado serias críticas a la gestión cotidiana. No solo en el caso de la disputa con la Ciudad. También reprocha deficiencias en varios ministerios. Y no termina de cuajar sus intereses con los de la secretaria General de la Presidencia -se reunió en su momento con ella y con Posse en Olivos- y Santiago Caputo, los otros dos integrantes del “triángulo de Hierro” junto al presidente. El jefe de Gobierno también tuvo un encuentro con Karina Milei, para establecer una relación más fluida.
Macri no entiende como el gobierno no incorpora a técnicos que participaron en su gestión o que tienen más experiencia, según él, que muchos de los funcionarios actuales. El ex mandatario sí fue consultado por Sandra Pettovello, la ministra de Capital Humano, antes de que se incorporara como su jefe de asesores Lucas Fernández Aparicio, referenciado en el ex presidente y en Guillermo Dietrich. Un gesto intermedio.
Para los Macri, la situación es por demás embarazosa: es difícil reclamarle públicamente -al menos por ahora- a un presidente cuya popularidad tiene su núcleo central en el electorado que, en buena medida, eligió en las elecciones del año pasado a los candidatos de Juntos por el Cambio.
Ambos, en especial el ex mandatario, prevén esperar a que se termine de clausurar de manera definitiva la Ley Bases y el paquete fiscal en el Congreso. Pero este jueves, Milei invitó formalmente a ambos -sin mencionarlos- y a toda la dirigencia que acompañó este proceso a firmar el demorado Pacto de Mayo el 9 de julio en Tucumán. Se espera que los Macri sean de la partida. Después de eso, podría ser otra la historia.