Después de la aprobación de la ley Bases y el paquete fiscal -recortados- en el Senado, el Gobierno está en modo optimista con su plan para recuperar Bienes Personales y Ganancias en Diputados, pero no descartan redoblar la apuesta en el tramo final y avanzar hacia una restauración del modificado Régimen de Grandes Inversiones (RIGI). Y el plan en la Casa Rosada es apoyarse en los resquemores que se generaron entre los bloques de diputados de PRO y la UCR con sus pares del Senado, que votaron para modificar varios de los capítulos a los que ellos les habían dado luz verde.
En la reunión los jefes de bloque de la Cámara baja, según pudo reconstruir Infobae, los jefes de bloque se mostraron con buena predisposición desde el inicio, al punto de que aplaudieron a Francos cuando entró al despacho. Pero en Gobierno, más que por ese gesto, se frotaron las manos cuando detectaron que los diputados dialoguistas estaban heridos por la decisión de los senadores de su mismo signo político de cambiar lo que ellos habían acordado antes.
“Hay un apoyo fuerte, quieren ir adelante con todo, y nos ayuda el enojo en Diputados. Los senadores los expusieron mucho, los acusaron de que se les habían pasado cosas”, deslizó un funcionario que prestó especial atención cuando el titular del bloque de PRO, Cristian Ritondo, dejó en claro ante la prensa que consideraba que “su” versión del régimen de incentivo de inversiones era mejor: “Yo creo que el RIGI tenía que quedar como estaba. Lo más coherente es que los diputados volvamos a insistir en lo que trabajamos durante dos meses y votamos”, dijo.
Los libertarios se relamen, también, porque detectaron una molestia similar de parte de los radicales de Rodrigo de Loredo con sus pares del otro lado del hemiciclo y, en particular, con su rival en la interna correligionaria, Martín Lousteau. “Nuestras prioridades son Ganancias y Bienes Personales, pero después los otros bloques pueden tener su propia agenda”, deslizaron en Balcarce 50, donde apuestan a beneficiarse de las rivalidades en los otros partidos para propiciar una reedición de las versiones anteriores de algunos capítulos, especialmente el recortado RIGI, que quedó restringido a nueve áreas (foresto-industria, turismo, siderurgia, petróleo, gas, infraestructura, minería, energía y tecnología) y sufrió un cambio fundamental, porque se determinó que debe respetarse un 20% de contratación de proveedores locales.
Sin embargo, son menos positivos con las -por ahora- frustradas privatizaciones de Aerolíneas Argentinas, el Correo y RTA. Y probablemente se resignen a dejar esa pelea para proyectos aparte durante el segundo semestre.
Equipo ganador no se toca
Los principales alfiles del Gobierno siguieron la votación juntos por TV en el despacho de Francos en la planta baja de la Casa Rosada, cada uno atento a su celular, hasta que terminó el show, de madrugada. Expectantes frente a la pantalla estaban el jefe de Gabinete, y los asesores de Milei y Karina, Santiago Caputo y Eduardo “Lule” Menem. También, la esposa del ministro coordinador, Cristina, que había ido al palacio del Ejecutivo para festejar, aunque fuera en un contexto extraño, su cumpleaños y el aniversario de casados. Comieron sándwiches de miga, pero no destaparon ninguna bebida espirituosa. “Había gaseosa. No hubo festejos excesivos, era más bien una satisfacción contenida”, contaron.
El rally en el Senado por la ley Bases dejó exhausto a Francos, que de todas formas fue a Diputados el mismo día para reiniciar los diálogos. Su rol en la complicada negociación de la ley Bases es considerado indispensable por Milei, y acordaron que no hay margen para que se dedique a tiempo completo a la Jefatura (lo cual, por otra parte, obliga a posterga los cambios pendientes en esa órbita desde que ascendió por la eyección de Nicolás Posse, hace 10 días).
El ministro coordinador también mantiene la vocería del tema en un gobierno donde la mayor parte de los funcionarios se calla por temor a las represalias de una cúpula que demostró que no duda en castigar a los que se desvían de la orden de centralizar el discurso.
Así las cosas, lejos de tomar las riendas de las negociaciones, el recién asumido secretario del Interior, Lisandro Catalán, mantiene por ahora el perfil bajo, a pesar de que se había esbozado un plan para que empezara a tomar mayor protagonismo. “Lisandro es la mano derecha de Guillermo, pero no había margen para cambiar nada de manos ahora. Por lógica política, no podía empezar a mandar a su número dos justo ahora”.
Como el jefe de Gabinete, sigue firme en en el campo de juego el vicejefe, José Rolandi, que permaneció a pesar de la salida de Posse. “Cochi” estuvo el Senado negociando con los opositores hasta última hora, y acompañó a Francos a Diputados al día siguiente. “Hay mucha confianza de los opositores con él. Hace tantos meses que está allá hablando, que se generó un vínculo, no se va a perder eso”, dijeron. Por último, se mantiene como representante del Gobierno a la secretaria de Planeamiento Estratégico Normativo, María Ibarzábal, que reporta a Santiago Caputo.
Karina
El involucramiento de Karina Milei en la arena política, en cambio, quedó en stand-by. La intervención de la hermana del Presidente había empezado con algunas visitas en momentos clave del debate, y llegó al pico con las dos reuniones consecutivas que impulsó ella misma con el jefe de Diputados de PRO, Cristian Ritondo, y su tropa. Pero esas convocatorias no se repitieron con los senadores, ni se extendieron a los titulares otros partidos dialoguistas, que por ahora se quedaron con las ganas de hablar con “El Jefe”.
A diferencia de la votación en la Cámara alta, la secretaria general no estuvo en el palco del Senado para monitorear los últimos. Pero sí envió a su principal asesor en la Casa Rosada, Eduardo “Lule” Menem. Quien, sin embargo evitó reunirse con la vicepresidenta, Victoria Villarruel. En la Cámara alta fueron enfáticos al negar un encuentro. “De ninguna manera”, dijeron, tajantes, ante una consulta de Infobae sobre un eventual contacto.
La única vez que Karina Milei y Villarruel se encontraron a hablar a solas desde el inicio del mandato fue sobre el final de las negociaciones en comisión de Diputados, cuando se perfilaba que el proyecto llegaría al Senado. Y si bien la charla fue en buenos términos, no sirvió para mejorar la relación. Al contrario, el vínculo se tensó desde que Karina Milei omitió cualquier gesto para responder a los reclamos de la vice para que se la participara con mayor influencia en el armado porteño de cara a 2025.
A distancia del Congreso, Karina se dedicó a tiempo completo, en cambio, al tema que más la preocupa desde el 10 de diciembre: la oficialización de La Libertad Avanza como partido y las consecuentes luchas internas. El viernes por la tarde, cuando ya había anochecido, la poderosa funcionaria recibió a su alfil en la Legislatura, Pilar Ramírez, en su despacho del primer piso de Balcarce 50 para hacer un balance de la batalla de esta semana -una de tantas- contra el legislador porteño Ramiro Marra, donde se fijaron el objetivo de removerlo de la presidencia del bloque, que finalmente se quebró.
Si las cosas salen bien en Diputados para el Gobierno, estarían dadas las condiciones para celebrar el fallido Pacto de Mayo, y Francos ya deslizó que sería el 9 de Julio, Día de la Independencia. La locación, sin embargo, está sujeta a deliberaciones. El jefe de Gabinete ya dijo que su intención es ir a Tucumán, pero hay presiones internas para hacerlo en la Ciudad.
Es que algunos libertarios ven -y resisten- la elección de la provincia donde gobierna el peronista dialoguista Osvaldo Jaldo un guiño muy directo al peronismo. Tienen razón: en el círculo íntimo de Milei hablaban esta semana de un “mapa multicolor” para 2025, cuando las elecciones se disputan provincia por provincia.