Mañana, a partir de las 10, el Senado comenzará a discutir la Ley Bases y el paquete impositivo. El oficialismo tiene asegurado el quórum, pero aún hay dudas sobre si logrará los 37 votos necesarios para imponer su dictamen.
Aunque consiguió las firmas en las comisiones, todas con disidencias, la Cámara Alta se encuentra dividida en tres partes que podrían decantar en una igualdad, algo que no se observa desde el debate de la Resolución 125 en el gobierno de Cristina Kirchner.
Por el rechazo hay asegurados 33 votos del bloque de Unión por la Patria. Por el acompañamiento, en tanto, hay 7 de La Libertad Avanza y 6 del PRO, a los que se les sumaría buena parte del bloque de la UCR (13 votos); del de Por la Justicia Social y Juntos Somos Río Negro (uno cada uno); del Frente Renovador de la Concordia Social (2 votos); Comunidad Neuquén (1) y Cambio Federal y Unidad Federal (3 votos cada uno). En total, si nadie se ausenta y todos acompañan, sumarían 36 votos.
En duda se presentan el senador Martín Lousteau, que presentó su propio dictamen, y Natalia Elena Gadano y José María Carambia de Por Santa Cruz. Si estos tres se suman al rechazo del dictamen del oficialismo, sumarían 36 en contra.
Sin embargo, Carambia firmó el dictamen, aunque lo hizo en disidencia, por lo que se entiende que acompañará en general. Algo similar se especula con Gadano, que aunque mantiene un silencio de monasterio, se mostró cercana al posicionamiento del PRO.
En ese escenario, el oficialismo tendría, como mínimo, los 37 votos necesarios para avanzar con el tratamiento. Incluso, algunos optimistas confían en que podría tener 38. Luego, cuando sea el turno del tratamiento en particular, las cuentas se modificarán rápidamente tema por tema.
Las otras dudas son las del senador Edgardo Kueider, quien suele ser bastante zigzaguiante en sus posiciones, y la de Lucila Crexel. En este último caso, el rumor es que la próxima semana entraría a la Cámara Alta el pliego para su cargo como embajadora ante la UNESCO en París, Francia. Varios editorialistas escribieron que eso sería una moneda de cambio por su voto, algo que la senadora intenta negar frente a sus pares. Sin embargo, de ser así la línea de tiempo de cada una de las acciones, Crexel podría recibir una denuncia penal.
Suponiendo que exista un escenario de paridad, el oficialismo se aseguraría poder avanzar ya que quien tendrá que definir será Victoria Villarruel que, como no es senadora, no tiene derecho a voto salvo que sea para definir una igualdad.
Los que conocen los movimientos de LLA señalan que sería un error por parte de la Casa Rosada que esa situación se presente. “Le daría mucho protagonismo a Villarruel y dejaría en una mala posición al ministro Francos, que se presentó como el salvador de la norma”, explicaron.
Pero en todos los bloques hay conflictos. En Unión por la Patria, la intención es que nadie se escape. Si pasa el dictamen de LLA, existe el riesgo que cuando se vaya a votar por cada uno de los capítulos haya filtraciones con votos favorables.
En el radicalismo también hay diferentes sectores en puja, no solo porque uno de ellos, Martín Lousteau, presentó un dictamen propio, lo que señala que, como mínimo, se abstiene a la hora de votar el del oficialismo, sino que también hay diferencias entre otros miembros.
Es conocido que el senador Pablo Blanco se opone a la delegación de poderes. Ayer, antes de ingresar al Congreso, le dijo a la prensa que no iba a votar eso y que el Presidente “no entendía” la división de poderes.
Según contaron fuentes consultadas, el senador por Tierra del Fuego llevó esa posición a la reunión de los radicales donde tuvo un cruce con el presidente del bloque Eduardo Vischi (Blanco es vicepresidente) porque reiteró que no va a votar las delegaciones presidenciales. Vischi, delante del resto de los senadores, le espetó que debía votar lo que diga el bloque.