Una de las claves previas ante cualquier sesión delicada en el Congreso es la reunión de Labor Parlamentaria, donde los jefes de bloque y autoridades definen la organización del recinto, los tiempos de alocuciones y escenarios varios para evitar encuentros caóticos. Por eso, la importancia que tendrá la cumbre de esta tarde en el Senado, donde la vicepresidenta y titular de la Cámara alta, Victoria Villarruel, y su equipo de trabajo se juntarán con los referentes del oficialismo y de toda la oposición para definir los debates de la ley Bases y el paquete fiscal, que se discutirán desde las 10 del miércoles.
Con un panorama de mayorías cómodas, como tuvieron en su momento los kirchnerismos del Frente para la Victoria y Unión por la Patria -no así Cambiemos-, la organización de una sesión fue siempre sin conflicto, ya que se dio por la imposición. En cambio, La Libertad Avanza se encuentra en marcada minoría y necesitará, al igual que en Diputados, de toda la ayuda de la oposición dialoguista, a la que Javier Milei no para de denostar.
En primer lugar, el oficialismo siempre entendió la complejidad a la que se enfrentaba en la Cámara alta con estas dos iniciativas y, pese a la resistencia inicial desde la Casa Rosada, negoció dictámenes con cambios para ambos proyectos para aprobarlos y devolverlos, en segunda revisión, a Diputados. Aún persisten tirones sobre artículos que hoy están, en una votación en particular, del lado de la derrota. No sería por dos tercios, por lo que la Cámara baja podría insistir con la versión original. Todo un desafío para Martín Menem.
Desde temprano, el oficialismo sondeará a toda la oposición dialoguista para tener un esquema “masticado” antes de Labor Parlamentaria y, con ello, neutralizar las propuestas que traerá el kirchnerismo, que en el Senado es comandado por el formoseño José Mayans. Veamos los puntos importantes de la reunión:
*El debate en conjunto -en general, no así en particular- de las dos leyes. Con ello, se evitaría una dilación que buscaría el Frente de Todos, con la inscripción de varios oradores para ambos proyectos.
*Minutos de exposición. Siempre una variable a tener en cuenta y que, por suerte, el oficialismo busca cumplir tanto con miembros informantes, oradores individuales y cierres de los jefes de bloque.
Anoche, desde algunos despachos libertarios se estimaba, para el tratamiento en general de ambos textos, entre 10 y 15 horas. A ello habrá que agregar la puja en particular, una situación imposible de calcular incluso hasta dicho momento, con legisladores que no adelantarían posturas e intentarían solicitar modificaciones para dilatar, lo más que se pueda, la sesión. De hecho, con el viaje de Milei a Europa, Villarruel quedaría a cargo del Ejecutivo y el recinto pasaría a manos del presidente provisional de la Cámara alta, el oficialista puntano Bartolomé Abdala, titular de la comisión de Legislación General, la cabecera de la ley Bases.
*Votaciones en particular. Para la ley Bases, si se considera que existen títulos, capítulos y artículos, el oficialismo pretende que la oposición dialoguista lo ayude a imponer la votación por capítulos. Esto no sería de manera total, debido a que algunos artículos, sí o sí, se definirán por separado.
En tanto, para el paquete fiscal, los libertarios quieren votar por títulos -más rápido-, con la consideración aparte para el capítulo de la reinstauración del impuesto a las Ganancias y, en particular, la suba del 22% del piso sugerido para los distritos patagónicos.
Para tener una idea de lo que serían las definiciones en particular: uno o varios senadores pueden solicitar diversos cambios -el radical Martín Lousteau presentó el viernes pasado un dictamen de minoría propio, lo que genera un inconveniente extra-, a los que el miembro informante de cada proyecto tendrá que decir si acepta o no. Otros querrán sumar picardías y explicar los motivos del rechazo. En sí, el sistema de votación es más ágil que en Diputados, aunque la ley Bases tiene 10 títulos y 30 capítulos, mientras que el paquete fiscal son ocho títulos y 16 capítulos.
*Si bien quedaron lejos en cuando a tiempo, las bancadas y autoridades también tendrán que consensuar este lunes qué harán con todos los pedidos de sesiones especiales acumulados en las últimas semanas. Allí se encuentran, por caso, los reclamos kirchneristas y dialoguistas por fondos universitarios; el proyecto del Frente de Todos para que el Presidente sea quien más gane en el Estado; y el reclamo mayoritario del macrismo para retrotraer el aumento de dietas, pese al guiño inicial que habían dado varios de sus siete legisladores, entre otras cosas.
Negociaciones
El oficialismo ya sabe que los artículos con derrota asegurada se encuentran, como mínimo, en las privatizaciones y Ganancias. También se mira con lupa a las facultades delegadas. Nada sería por dos tercios, pero los libertarios tampoco pueden relajarse y depender de Diputados y una eventual insistencia con la versión original. Allí, los legisladores se llevan cada vez peor con Menem, quien gatilló algunos reconocimientos administrativos para amortiguar quejas. Se esperan más.
Sobre algunos artículos aparecen potenciales posibilidades de negociación. Una es quitar Aerolíneas Argentinas de las privatizaciones, siempre y cuando los dialoguistas confirmen los votos necesarios para aprobar al resto de las empresas, así como las facultades delegadas. El problema, como contó Infobae en los últimos días, es el “corrimiento del arco” y que se agregue seguido a ello el Correo Argentino.
Otro debate interesante se da sobre Ganancias. Es que, luego de la suba que habría de 22% para los mínimos no imponibles en patagónicos, muchos legisladores del centro y norte del país quedaron en un lugar incómodo, ya que reactivarían el tributo para ayudar a todos los mandatarios provinciales mientras que los del sur, incluso con la mejora que incorporó el Ejecutivo, no apoyarán los artículos. Esto llevó a que varios senadores duden sobre el voto y apuesten a desactivar, en particular, dicho 22%.
Las dos iniciativas tenían anoche, para su discusión en general, entre 37 -quorum- y 38 voluntades confirmadas. Aún resta saber qué hará Lousteau en esa instancia -o si se abstendrá- y su compañero de bancada Maximiliano Abad. El bonaerense y ex diputado provincial ingresó en una burbuja de silencio la última semana, a la espera de más negociaciones.