La feroz interna y los groseros errores en Capital Humano que jaquearon a Sandra Pettovello. El revés judicial que urgió al Gobierno a presentar un plan de distribución de alimentos, después de un par de semanas de desinformación. Los dos tercios para la media sanción en Diputados de la fórmula de movilidad jubilatoria. Y el sacudón de los mercados.
Dirán, casi como un latiguillo, que el plan marcha de acuerdo a lo previsto, pero los últimos días de Javier Milei y su equipo fueron, tal vez, de los más duros desde que La Libertad Avanza desembarcó en la Casa Rosada. Ayer al mediodía, en un almuerzo con empresarios que estaba previsto con anticipación, Pettovello, la ministra preferida del jefe de Estado, aseguró que no pensaba renunciar y que seguiría adelante con su plan, y se emocionó. Casi hasta las lágrimas, según algunos de los presentes. Las conclusiones de ese encuentro fueron dispares.
El lunes, la ministra estuvo más nerviosa que lo habitual. Milei se acercó hasta el ministerio para conversar con ella. El fin de semana ya se habían reunido en Olivos. Por la tarde, fue la funcionaria la que se dirigió hasta Casa Rosada para reunirse con el mandatario para consensuar al reemplazante de Pablo de la Torre, eyectado y denunciado por supuestas irregularidades en la contratación de personal a través de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
Al día siguiente, Milei se apareció de manera sorpresiva por la sala de conferencias de Casa Rosada. Improvisó una rueda de prensa con los periodistas acreditados: dijo que Pettovello era la “mejor ministra” en el área social “desde el regreso de la democracia”, que Luis “Toto” Caputo es un “héroe nacional”, y que Nicolás Posse ya es parte de la “historia”.
El Gobierno atraviesa horas de creciente incertidumbre. En pocos días, Milei se desprendió de su jefe de Gabinete -un viejo amigo-, se vio obligado a desplegar una defensa sistemática de su ministra de Capital Humano -otra íntima amiga-, el Congreso le propinó un duro golpe en la Cámara baja, a la espera de la sesión de la semana próxima en torno a la Ley Bases y el paquete fiscal, y los mercados actuaron en consecuencia.
En ese contexto, la administración libertaria es un sube y baja de funcionarios. Según los últimos relevamientos, en 180 días de gobierno renunciaron o se despidieron a al menos 42 colaboradores. Es decir, uno cada cuatro días de gestión. De ellos, un buen número corresponde a Capital Humano. Una sangría permanente. Y un futuro incierto para la súper ministra.
En las últimas horas, hubo bajas en el área de Educación de la cartera de Pettovello. Pero también de otros rubros. El ministerio, según trasciende, está paralizado. Atravesado por despidos y denuncias cruzadas.
El caso más emblemático es el de De la Torre, el ex secretario de Niñez, Adolescencia y Familia que nunca pudo hacer pie con la ministra. Ni él ni su hermano Joaquín, el senador provincial y ex intendente de San Miguel, a pesar del vínculo de éste con Milei, con el que se reunió hace algunas semanas en Casa Rosada, en medio del conflicto diplomático del presidente con el Reino de España.
Lo de la familia De la Torre es llamativo porque ninguno de los dos hermanos levantó la voz después de que la propia ministra denunciara en los tribunales de Comodoro Py al ex secretario por presuntas irregularidades. Es decir, por eventual corrupción. Pablo y Joaquín De la Torre creen que el silencio es el mal menor. Que una avanzada mediática contra Pettovello podría desatar una cacería en redes. Pero en los últimos días circuló una versión de supuestas conversaciones entre los hermanos y el entorno del presidente, para intentar bajar la espuma. Y para ensayar, cuando pase el tiempo, una especie de reconciliación entre las partes.
Con excepción del “triángulo de hierro”, como Milei definió al sistema central de toma de decisiones que integra junto a su hermana Karina y al estratega Santiago Caputo, el resto del gobierno está cruzado por una reconfiguración permanente que acrecienta la expectativa en torno al experimento libertario. Hacia adentro, pero también hacia afuera. Esta semana, tras la media sanción de la Cámara Baja por la recomposición de los haberes jubilatorios, un buen número de legisladores volvió a sembrar un manto de dudas sobre el proyecto liderado por el presidente. “No la ven”, dirán en Casa Rosada.
Lo cierto es que, puertas adentro, los ánimos están caldeados.
Guillermo Francos, el flamante jefe de Gabinete, intenta inyectarlo a la gestión una nueva impronta tras la fallida experiencia de Posse. Hasta anoche, el ministro coordinador todavía delineaba el nuevo organigrama.
Según confiaron fuentes oficiales, la posibilidad de una reinserción de su antecesor en la función pública parecía esfumarse. No por intención de Francos que, según las fuentes, intentó reubicar a Posse en algún destino, por el vínculo entre ambos: el jefe de ministros compartió la semana pasada un evento con el ex funcionaria en la embajada de Italia, trató de forzar su reubicación e incluso lo invitó, hace unas cuantas semanas, a su cumpleaños en su casa de la zona norte del Gran Buenos Aires. El problema no es Francos, es el “triángulo de hierro” que, según circuló, no prevé, por el momento, ninguna salida decorosa para el ex jefe de Gabinete.
Por el contrario, Armando Guibert, director del Banco Nación, ex funcionario de la Jefatura de Gabinete, que llegó a ese lugar por invitación de Posse, podría volver a Casa Rosada. “Está en ascenso”, dijeron a este medio en las últimas horas. Guibert había sido eyectado por Posse -injustamente, según resaltaron- cuando se firmó el aumento de sueldo para el presidente y los funcionarios de la administración pública y Milei ordenó dar marcha atrás recién cuando el tema escaló hasta que se transformó en un revuelo público. En ese momento, versiones indicaron que la polémica incidió en la enemistad entre el presidente y Posse, aunque después se corroboró información muchísimo más sensible en torno a la ruptura en el vínculo entre ambos.
Ayer se conoció además la salida de Alejandro Cosentino, el secretario de Ciencia y Tecnología que dependía de la Jefatura de Gabinete que tuvo un rol preponderante en el financiamiento de la campaña de LLA del año pasado. En paralelo, se supo que Diego Chaher, interventor de los medios públicos, quedará a cargo del rediseño, la disolución y la privatización de las empresas públicas en reemplazo de Mauricio González Botto.
Se trata de una serie de modificaciones en las que trabaja Francos, el nuevo jefe de Gabinete que espera por el tratamiento de la Ley Bases de la semana próxima y que, según fuentes oficiales, no tiene ninguna intención de disputar liderazgo con el “triángulo de hierro”. Francos, por caso, ya avisó al presidente que seguirá con su trabajo desde la planta baja de la Casa Rosada, en el despacho que ocupó primero como ministro del Interior. En la oficina principal de la Jefatura de Gabinete, contigua a la del presidente, se especula con que se instale la influyente secretaria General de la Presidencia. Toda una señal.