Javier Milei tenía todo listo para asistir esta mañana al histórico Centro Cultural Islámico, en Palermo, y de hecho se encontraba en camino cuando se enteró de que en el lugar estaba el embajador de Palestina, por lo que abortó la misión y regresó a la Casa Rosada. En un clima de secretismo, en la Presidencia no informaron los motivos oficialmente. Luego dijeron que se había tratado de razones “de agenda”. Y finalmente atribuyeron la decisión de recular a motivos diplomáticos y geopolíticos.
El Presidente y sus ministros no hicieron ninguna alusión al tema, en público. Pero en la Casa Rosada y otras dependencias deslizaron que la presencia del encargado de negocios de la Embajada de Palestina, Alhalabi M. A. Riyad, fue el real motivo del cambio de planes. Las anteriores versiones de que tenía que atender asuntos “urgentes” y “firmar cosas” habían sido especies de distracciones para salir del paso en el momento en que empezaron a arreciar las dudas por el inusual comportamiento del primer mandatario (Milei no suele faltar sin previo aviso a ningún evento).
El encuentro en el centro islámico había sido organizado prácticamente sin aviso al público por la canciller, Diana Mondino, junto con la Presidencia. De hecho, ni siquiera figuraba en la agenda oficial de la jornada que distribuye cada mañana el equipo de comunicación que conduce Eduardo Serenellini con las actividades del Presidente y de algunos ministros. Esto a pesar de que al lugar habían sido invitados unos veinte diplomáticos de países árabes, principalmente embajadores, que esperaban al primer mandatario. Pero Milei, que estaba en camino y tenía planeado arribar a las 10, dio marcha atrás. Después, no asistió al brindis con periodistas que tenía agendado a las 13. En su entorno dijeron que se encontraba en su despacho “trabajando mucho y firmando cosas”.
Alineado sin matices con Israel, a donde priorizó ir de visita en el primer tramo del mandato, hace un mes el Presidente había ratificado su “respaldo enfático” a ese país, y había reconocido “el derecho de los Estados a defenderse”, además de recordar el fallo de Casación que confirmó el vínculo iraní con el atentado a la AMIA. Fue un gesto directo para Benjamin Netanyahu y el derecho de ese país a responder por el ataque de la organización terrorista Hamas el 7 de octubre desde Gaza contra la población civil israelí.
Además, en mayo el Gobierno rechazó declarar que Palestina se transformara en miembro pleno de la Naciones Unidas, como planteaba un proyecto impulsado por los países árabes y Venezuela. La declaración, de todas formas, se aprobó por 143 a favor, 9 en contra y 25 abstenciones. Pero el posicionamiento de Milei, ejecutado por el embajador argentino ante la ONU, Ricardo Lagorio fue un quiebre en la tradición diplomática argentina, que históricamente respaldó los reclamos palestinos.
Además de representar un alineamiento total con EE.UU. e Israel, el Presidente, que algunas semanas había deslizado, en un homenaje a las víctimas del Holocausto: “Tomar partido no es una opción entre otras, sino una obligación moral”, votó en contra de la incorporación de Palestina junto a otros siete países: República Checa, Hungría, Micronesia, Nauru, Palau, Papua Nueva Guinea.