Mauricio Macri destina su energía política en ordenar el PRO y despegarlo de La Libertad Avanza. Quiere que su partido colabore con el Gobierno de Javier Milei, aunque sin perder entidad propia. Es un desafío complejo para un espacio que perdió electorado a manos de los libertarios. Pero ya actúa en consecuencia. Uno de los objetivos, en ese sentido, fue aislar a Patricia Bullrich, que hoy se mueve con lealtad al Presidente de la Nación. Por otro lado, conformó una nueva mesa política para darle un nuevo vuelo a la vida partidaria.
Por estas horas prepara un evento para cientos de dirigentes del PRO en todo el país, gobernadores, intendentes, legisladores y referentes históricos de su cercanía, como acto para celebrar su asunción como presidente del partido. Espera a que el Congreso apruebe a la Ley Bases, que apoya en público y en privado. Luego, pondrá fecha para ese encuentro.
Será también el puntapié de un operativo para revitalizar al PRO tras la derrota electoral del año pasado, ordenar el frente interno y evitar que Bullrich avance en la fusión con La Libertad Avanza. Las diferencias entre ambos son grandes en lo político. El diálogo se cortó haces meses y resulta difícil hoy una reconciliación.
Respecto a la nueva mesa política, Macri se aseguró de que no haya ningún integrante que responda a Bullrich, pese a tratarse de una de las dirigentes más populares del partido. Por caso, Damián Arabia, diputado nacional y uno de los asesores más cercanos a la ministra de Seguridad, es el vicepresidente 2° del Consejo Directivo partidario pero no es convocado a los cónclaves que organiza el ex presidente. Así como tampoco legisladores y referentes nacionales que estén bajo la órbita del bullrichismo.
Macri se rodeó de los gobernadores del PRO, un grupo selecto de gobernadores bonaerenses y algunos legisladores nacionales cercanos. Allí están Nacho Torres (Chubut), Jorge Macri (CABA) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Guillermo Montenegro (Mar del Plata), Soledad Martínez (Vicente López), Cristian Ritondo, jefe de la bancada amarilla en la Cámara Baja, Facundo Pérez Carletti, secretario general del PRO y dirigente de Santiago del Estero. También suelen frecuentar esa especie de mesa nacional del PRO Diego Santilli, María Eugenia Vidal y Néstor Grindetti. Así como dirigentes de su máxima confianza como Fernando De Andreis, Darío Nieto, Humberto Schiavoni y Jorge Triaca.
Algo similar ocurrió en Buenos Aires luego de la decisión de Bullrich de romper el bloque del PRO en la Legislatura bonaerense. Cristian Ritondo, que lideró una ofensiva contra la ministra de Seguridad para descabezar la conducción del partido en ese distrito, se prepara para asumir la presidencia del partido en esa provincia y ya diseñó junto a otros dirigentes una nueva mesa política bonaerense. La integran Santilli, Grindetti, intendentes como Juan Ibarguren, (Pinamar), Soledad Martínez (Vicente López), Guillermo Montenegro (Mar del Plata), Marcelo Matzkin (Zárate), y Pablo Petrecca (Junín). Además, los presidentes de los bloques del PRO en la Legislatura bonaerense, el diputado Agustín Forchieri, y el senador Alejandro Rabinovich. También sigue de cerca esa mesa el propio Jorge Macri.
De hecho, esos dirigentes se reunieron el jueves de la semana pasada. Fue en Uspallata, sede del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “Acaba de romper el bloque del PRO en la provincia, cómo va a ser presidenta de la Asamblea del partido”, renegó ante Infobae un dirigente que participó en el cónclave con intendentes. La frase se refería a la idea que deambula en el macrismo respecto a correr a Bullrich de la posibilidad de asumir como presidenta de la Asamblea del PRO.
Con Ritondo en Buenos Aires, Macri se aseguró el control del PRO en una provincia clave. En tanto que en la Ciudad la presidencia partidaria quedó a manos del Jefe de Gobierno porteño. El ex Presidente concentrará las decisiones del PRO y distanciará del poder partidario a Bullrich.
Por estas horas, Bullrich se alió con Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, y se mueven en tándem en la construcción del PRO Libertad como anticipo de una alianza formal con los libertarios. Ambos evalúan si arman lista para presentarse a una interna en las elecciones del PRO en provincia. O, bien, si aceptan la candidatura de Ritondo pero fuerzan una negociación por espacios de poder en el nuevo Consejo Directivo partidario. De fondo, la pelea es por el control de la lapicera del PRO de cara al armado de listas de 2025.
El origen reciente de la crisis política que vive el PRO tuvo epicentro en la provincia de Buenos Aires. Con el impulso de Bullrich, un grupo de legisladores comunicaron la semana pasada la decisión de romper el bloque del PRO en la Legislatura bonaerense. Firmaron los diputados bonaerenses Fernando Compagnoni, Sofía Pomponio, Florencia Retamoso, Abigaíl Gómez, Oriana Colugnatti y la senadora Daniela Reich. De esta manera, el bloque PRO, que tenía 17 integrantes y era presidido por Agustín Forchieri (diputado que responde a Diego Santilli), perdió a cinco miembros.
La decisión se produjo como reacción a la movida que encabezó Ritondo, respaldado por Macri, para facilitar la renuncia de 24 de los 33 integrantes del Consejo Directivo del PRO en provincia de Buenos Aires. Fue con el objetivo de correr de la presidencia a Reich. A su vez, la jugada de Ritondo se había producido una semana después de que Bullrich encabezara junto a Diego Valenzuela un acto en Esteban Echeverría junto a Sebastián Pareja, armador de La Libertad Avanza en Buenos Aires, bajo la confianza de Javier y Karina Milei.
Las discusiones en el PRO no encuentran horizonte de paz. Macri insistirá en dar una colaboración política a Milei pero con equidistancia y autonomía para que el partido no sea absorbido por La Libertad Avanza.