“Andrés no encuentra paz. Está todo el peronismo apuntando sobre Milei por lo que está haciendo y él sigue con la interna. Está tocando una melodía distinta a la de los demás”. Andrés es el “Cuervo” Larroque. El dirigente que lo distingue por su nombre de pila y lo cuestiona recordando la frase de Axel Kicillof sobre la necesidad de tocar una nueva melodía, es uno de los más influyentes dentro de La Cámpora. La discusión interna se reactivó. Volvió a subir el volumen, después de unos pocos días donde reinó el silencio.
En la agrupación que conduce Máximo Kirchner el fastidio va en aumento. Acusan a Larroque de estar desalineado con la estratategia de todo el peronismo de evitar la interna y apuntar contra Milei. Consideran que está entorpeciendo el accionar de la fuerza política. En el entorno del “Cuervo” no piensan lo mismo. “Habla todos los días de lo que está haciendo este Gobierno”, aclaran, además de asegurar que en un acto político donde hay militancia peronista, el tratamiento de las diferencias internas es frecuente.
La gota que volvió a rebalsar el vaso fue un nuevo discurso de Larroque. El minsitro de Desarrollo a la Comunidad bonaerense habló en un plenario en la sede del PJ de Berisso, donde gobierna Fabián Cagliarli, uno de los intendentes que forman parte del esquema político que impulsa la construcción del liderazgo y la candidatura de Kicillof. Fue filoso y elocuente. Y a pesar de que sabe que sus palabras generan ruido interno, no está dispuesto a dejar de hablar.
El “Cuervo” recordó que en la campaña del año pasado desde las unidades básicas se pedían boletas y afiches del gobernador bonaerense y no eran enviados. “¿Te quedaste la lista y tampoco repartís afiches? Déjate de joder”, aseguró. Y agregó: “No puede hacer que se convierten en espías, si hablás con uno o con otro. No sé tiene que enojar nadie. Después llegan las campañas y nos encontramos con que no convocaban, la mezquindad llegó hasta las campañas electorales”. El mensaje, sin nombre propio, fue dirigido para Máximo Kirchner.
Larroque hace tiempo que viene cuestionando el cierre de listas del 2023 y la forma en la que se mueve el diputado nacional y su organización. Considera que la cúpula camporista lo hostiga en forma sistemática desde que decidió dejar la agrupación, hace ya más de un año, aunque el desgaste en la relación con el hijo de la ex presidenta data de, por los menos, cuatro años atrás. Las diferencias del pasado están más vigentes que nunca.
Larroque está convencido de que no jugaron a fondo para que Kicillof logre su reelección y que lo liman en forma permanente, más allá de que nadie salga a hablar en público, como sí lo hace él. Cree que no pusieron todo los esfuerzos en la campaña para que el Gobernador gane. Incluso, desconfía de que realmente hayan querido que gane. Ese pensamiento es el retrato de una relación quebrada. De un vínculo político que daña a todo el kirchnerismo.
“Desgastan a Axel cada vez que pueden”, aseguran en La Patria es el Otro, la agrupación que conduce el “Cuervo” y que se ha convertido en un espacio opositor al camporismo en el territorio bonaerense. Cerca de Larroque deslizan que Máximo Kichner no tiene intenciones reales de ordenar su vínculo con Kicillof. Y que, en cambio, el Gobernador quiere terminar con las tensión de ese vínculo sinuoso. Cerca de Kirchner aceptan que la relación tiene sus rispideces y siguen apostando a que el encuentro pautado con el mandatario ayude a diluir la interna.
Larroque lanza duras críticas a La Cámpora y Kirchner en forma sistemática. Lleva largos meses sin hablarse con quien fue su socio en la fundación de la agrupación hace una década y media atrás. Con el mismo que ahora está enfrentado y dispuesto a discutirle poder dentro del mundo K. Kirchner, en tanto, evita hablar del funcionario bonaerense. Sabe que hacerlo implica darle más volumen a la interna que atraviesa al espacio político y contradecir los pedidos de su madre, que reclamó frenar el tiroteo verbal en el kirchnerismo.
“No hay un acompañamiento claro al gobernador. Máximo plantea que tiene diferencias con Axel”, le dijo Larroque a un dirigente bonaerense con el que estuvo reunido en las últimas horas. Es una referencia a la entrevista que Kirchner brindó al diario El País de España, donde aceptó tener diferencas con el gobernador bonaerense, con el que se habla muy poco y con el que tiene una reunión pendiente, acordada dos semanas atrás. “Se diferencia de Axel y halaga a Milei. Algo raro pasa”, indicó un dirigente cercano al “Cuervo”.
Justamente el día que Kicillof y Kirchner acordaron verse fue cuando el Gobernador encabezó un acto multisectorial en Florencio Varela, al que no asistió ningún funcionario ni intendente de La Cámpora. Cerca de Larroque aseguran que esa decisión fue tomada por el líder camporista. “No fue ningún intendente ni funcionario de La Cámpora. Es una señal malísima. Le están pegando a Axel por tener iniciativa política”, señalaron en La Patria es el Otro.
En el camporismo la interpretación es exactamente a la inversa. Corren del foco a Kicillof porque ven que no está incentivando la interna en sus expresiones públicas y que está alineado a lo que pidió Cristina Kirchner, de poner todo el énfasis del discurso en la gestión de Javier Milei. Apuntan directamente contra Larroque, al que le endilgan que está más preocupado por la interna que por hacer hincapié en lo que está pasando con el reparto de alimentos en el ministerio de Capital Humano, que conduce Sandra Pettovello, que generó un nuevo escándalo en el gobierno libertario.
“Está gastando energía en la interna en vez de fijarse el desastre que están haciendo en su área, pero a nivel nacional. Está desentonando. Le pidieron que toque la trompeta y está tocando el trombón”, indicaron en el corazón de la organización que conduce Kirchner, donde resaltan que el ministro bonaerense es el único de esquema de Kicillof que sigue insistiendo con discutir las diferencias a la luz del día.
En La Cámpora advierten que los intendentes Mario Secco (Ensenada) y Jorge Ferraresi (Avellaneda), muy ligados a Kicillof, bajaron el perfil y evitaron aumentar el nivel de conflicto. Pero que Larroque siguió el camino opuesto, dañando a la fuerza política y corriendo el eje del tema central que debe tratar de mantener a flote el peronismo, que es el impacto de las decisiones de Milei en el día a día de la gente.
En los últimos días hubo un alineamiento discursivo del kirchnerismo, que quedó expuesto con los cuestionamientos que expresaron Kicillof, Cristina y Máximo Kirchner a la gestión libertaria. Una señal de que se había bajado el tono de la interna. “Estamos tratando de ir todos para el mismo lado y él desentona. Se supone que si Cristina es su conducción y pide poner el foco en Milei, todos deberíamos hacer eso. Pero él hace la suya”, reclaman en el camporismo.
El “Cuervo” respeta la conducción de CFK aunque considera que no está activa como antes. Cree que la actual es una “conducción metafísica”, como comentó en una reunión con dirigentes bonaerenses algunos días atrás. Es decir, un liderazgo más filosófico que concreto. Esa interpretación del ejercicio de poder de la ex presidenta va de la mano de las acusaciones de La Cámpora por su “desalineamiento” a la jefatura del kirchnerismo, espacio del que el Larroque es parte.
Las expresiones del ministro bonaerense no son lo único que molestaron en la agrupación ultra K. La semana pasada hubo una serie de comunicados de seccionales camporistas en el conurbano bonaerense (José C. Paz, Florencio Varela, San Fernando, San Isidro ), donde apuntaban contra la conducción de Kirchner y reclamaban un mayor apoyo a la gobernación de Kicillof. Un intento de rebelión interna que solo generó ruido.
En la organización aseguran que los dirigentes que publicaron esos mensajes responden al “Cuervo” y que no están alineados a la conducción de Máximo. No les dan entidad y por eso no lo toman como una interna, aunque creen que detrás de esas acusaciones está Larroque. En definitiva, el discurso público del ex secretario general de La Cámpora es igual al que expresaron esas filiales de la agruapción.
La interna K solo había bajado el volumen. Nunca desapareció. Y no desaparecerá hasta que haya un acuerdo sobre cómo discutir el armado de listas del año que viene y que exista un respaldo contundente a la figura de Kicillof por parte del camporismo. Sin esos dos factores, el fuego de la interna seguirá prendido. Las llamas cambiarán de tamaño e intensidad, pero no se apagarán. No se ordena. No se termina. Ni siquiera Cristina Kirchner parece poder lograr el final de la guerra interna. Al menos, por ahora.