Enviada especial a Córdoba- Frente al Cabildo de esta ciudad y de cara a una plaza San Martín semi vacía pero con una militancia libertaria muy activa, Javier Milei redobló esta tarde la apuesta de su llamado a un gran acuerdo nacional, que se frustró a los dos meses. Sin embargo, introdujo una promesa de baja de impuestos a la ciudadanía para cuando se apruebe la ley Bases y el paquete fiscal, una maniobra ideada para forzar a la esquiva dirigencia política opositora que sigue poniéndole límites a su agenda en el Congreso y frustró la firma de su “Pacto de Mayo” el Día de la Patria. Preocupado por las demoras, el primer mandatario buscará involucrar a “los argentinos” en la presión a los otros partidos, ofreciéndoles a cambio una disminución de la “presión del Estado”.
Entre los gritos de los seguidores que se agruparon en torno al histórico edificio agitando banderas argentinas y amarillas, Milei hizo, además, un anuncio en la línea del que propuso en la Asamblea Legislativa: la creación de un inédito “Consejo de Mayo”, que estaría dedicado transformar en proyectos de ley concretos los diez puntos del gran acuerdo que por ahora está en veremos. Estaría conformado, dijo, por un representante de cada área de la esfera pública: el Poder Ejecutivo, el Legislativo, los gobernadores, el sindicalismo y el empresariado, y la pregunta lógica que surge es quiénes serán y, sobre todo, cómo se elegirán. Se vislumbra una fuerte discusión sobre ese tema, que podría servirle al Gobierno para mantenerse en control de riendas de la agenda pública y sacar el foco de la discusión de las consecuencias del ajuste económico.
Con la renovación desde el interior de las iniciativas que planteó en marzo en la Capital Federal, el Presidente intentó reforzar la presión sobre la política no libertario, pero en la misma línea que inauguró el 1ro de marzo. Hoy volvió a decir que les “abría las puertas” para firmar los “principios de Mayo para sacar a la Argentina de la decadencia”. Pero, al mismo tiempo, les prometió por cadena nacional a los ciudadanos que, si logra que sus pares lo acompañen, otorgará una significativa baja de impuestos.
“El 1ro de marzo nos paramos y ofrecimos a todos, sin distinción ideológica, sentarnos en una mesa y refrendar los principios de mayo. No estoy aquí en vano, estoy aquí para reiterar esa convocatoria”, dijo. Y siguió con la revelación de una parte innovadora de su alocución, el contenido de aquella “sorpresa” que mencionaban en off the record en su entorno en la previa del acto: “También aprovecharemos, una vez aprobadas la Ley de Bases y el paquete fiscal, para avanzar en una reducción significativa de impuestos, empezando por el impuesto distorsivo que atenta contra la producción y el crecimiento económico, el impuesto PAÍS”, sostuvo, con tono épico. Lo escuchaban en vivo unas seis mil personas, según los organizadores de la Ciudad de Córdoba, y millones más por cadena nacional.
El jefe de Estado omitió referirse del aumento en la cantidad de contribuyentes que empezarán a pagar el impuesto a las Ganancias, cuya reforma se encuentra incluida en la misma batería de medidas que pide aprobar.
Esta vez, a diferencia de la Asamblea Legislativa, Milei no se impuso una fecha para la firma del Pacto de Mayo. Aquella decisión de marcar un día límite -el 25 de mayo- terminó causándole una derrota, y ahora apuntan a dejar abierto el juego. Mencionan otras fechas patrias, como el 20 de junio, Día de la Bandera; o el 9 de Julio, Día de la Independencia (ambos conceptos le irían bien), pero se cuidan de brindar definiciones.
Cerca de las 16, mientras el sol se escondía detrás del Cabildo y la calle se enfriaba otra vez, el Jefe de Estado avanzó con su tercer anuncio, la creación del “Consejo de Mayo”. Lo miraban desde la primera fila su hermana, Karina Milei, con quien había salido a saludar desde el balcón del Cabildo apenas al llegar; y todos sus ministros, incluido el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, que al final decidió viajar pero no logró mejorar la relación con el Presidente. Milei directamente lo esquivó (incluso ante las cámaras, cuando evitó saludarlo por segunda vez), y dicen en su círculo que hubiera preferido que no fuera. Sí se dedicó especialmente a elogiar a su ministro de Economía, Luis Caputo. “Subimos en popularidad y mi ministro se convirtió en un rockstar”, dijo de visible buen humor. La multitud le contestó, sorpresivamente, con una consigna histórica de Juntos por el Cambio y Mauricio Macri: “¡Sí, se puede!”. Más temprano, en el Tedeum, el locutor no había mencionado a Posse.
Otros cánticos con los que interrumpieron al Presidente en el distrito antikirchnerista fueron las vivas a Córdoba en sí misma; “Cristina se va presa”; “No vuelven más”; “Milei, querido, el pueblo está contigo”; “Plebiscito”; “La casta tiene miedo”; “Libertad”; “Viva la libertad” y “Ley de Bases”. También corearon e nombre de Luis Caputo con su sobrenombre, “Toto” y le pidieron a Milei que cante como en el Luna hace tres días.
A pesar de que Milei, enojado por la falta de respaldo de “la política” en general, había dicho que no invitaría a nadie, terminó incluyendo al anfitrión local, el gobernador del PJ no kirchnerista Martín Llaryora, y al intendente, Daniel Passerini, que después de todo habían organizado toda la ceremonia. De hecho, se tomó un café de bienvenida antes de hablar, en uno de los coquetos salones del Cabildo. Además, entre el jueves y el viernes la Secretaría de la Presidencia había empezado a enviar convites de último momento a dirigentes con los que tiene buena relación para sumar volumen político al evento.
Temían que la presentación del Presidente se desluciera, y los invitados de último minuto tardaron en contestar, entre especulaciones sobre si les convenía mostrarse allí luego de tanto manoseo en el Congreso. Algunos dijeron que sí, otros se ausentaron, como Juan Manuel López (CC) y Miguel Pichetto (Hacemos). Sí estuvieron hoy aplaudiendo al Presidente el senador de la UCR, Luis Juez; su par de Diputados, Rodrigo de Loredo; y la legisladora de PRO, Laura Rodríguez Machado (que asistió en lugar del jefe de bloque, Cristian Ritondo).
Extrañamente hubo pocos representantes de LLA. Viajaron poquísimos diputados y senadores propios, y no vinieron los armadores de peso de la provincia y la Ciudad de Buenos Aires, Sebastián Pareja y Juan Pablo Scalese, que si habían estado firmes en el Luna Park el miércoles. Santiago Caputo, que está todos los días muy cerca de Milei y su hermana en la Casa Rosada, se quedó en Buenos Aires. También había faltado al show en el estadio de Bouchard.
El acto patrio, que se desarrolló largamente entre vasos de chocolate caliente entregado por el ejército y una extensa performance de la banda militar, empezó a las 13.30, una hora antes de que el Presidente llegara. La plaza estaba vacía por la mañana, pero cuando los ministros aterrizaron en el aeropuerto a bordo de un avión de la Fuerza Aérea, a las 14, ya se había sumado más gente. Sin embargo, el espacio sólo se ocupó apenas hasta la mitad, al contrario de los presagios de los libertarios cordobeses, que había prometido “llenar la plaza”.
Los primeros dirigentes propios en arribar fueron el segundo funcionario en la línea jerárquica del Ministerio del Interior que conduce Guillermo Francos, Lisandro Catalán, que estaba desde anoche en esta Ciudad; y el diputado nacional por Córdoba y uno de los organizadores del acto, Gabriel Bornoroni. Pero ambos tuvieron problemas para llegar al VIP, en un acto que estuvo en duda durante las últimas semanas y terminó siendo organizado sobre la hora. Ambos llegaron a pie al Cabildo por la calle San Jerónimo, y se mostraron confiados en que se sumarían más seguidores. Luego arribaron los ministros, y la vicepresidenta, Victoria Villarruel, que habian estado en el Tedeum con Milei en la Catedral Metropolitana por la mañana. Además, estaba en primera fila Manuel Adorni, que levanta el perfil progresivamente y se dedicó a tomarse fotos con los militantes y divulgarlas en su canal oficial de WhatsApp.
Milei se abstuvo de criticar con demasiada vehemencia a “la casta” y su discurso fue mucho más leve que los de hace tan sólo algunas semanas. “(...) Nos dejamos engañar por los que los sepultaron, pero no ahondaré en esto. No es nuestro espíritu escarbar en el pasado”, dijo, y cumplió en no ofender a nadie en particular, mientras Llaryora lo escuchaba temeroso de ser víctima de algún exabrupto.
De todas formas, el Presidente dejó entrever, al menos, su decepción. Y, con cuidado de no mostrarse derrotado, intentó retomar la iniciativa, esta vez con una apelación directa a la ayuda de “los argentinos”, con un tono dramático: “Tenemos el deber de derramar nuestra sangre por la libertad y la emancipación”, lanzó como preludio de la renovación del pedido de asistencia para sacar Bases y firmar el famoso Pacto de Mayo. Pasadas las 16.30, como estaba previsto, emprendió el regreso a Buenos Aires. Allí lo espera una semana de (más) debate en el Senado, y las esperadas definiciones sobre cómo resolverá la crisis del Gabinete.