A la espera del encuentro entre Máximo Kirchner y Axel Kicillof, el peronismo bonaerense entró en una etapa de tregua

Luego de varias semanas de reproches, en ambos sectores bajaron el nivel de los cuestionamientos. El líder de La Cámpora y el gobernador pactaron un encuentro pero sin fecha

Axel Kicillof y Máximo Kirchner tienen pendiente una reunión para intentar ordenar la interna del kirchnerismo

Parece haber una tregua. Parece. En el peronismo, cuando las batallas por poder están activas, los momentos de tensa calma pueden durar un día o un mes. Nunca se sabe. Pero después de varias semanas de tironeos, reproches y acusaciones, la interna entre el esquema político que conduce Axel Kicillof y La Cámpora se puso en pausa. Se muteó.

El último sábado Máximo Kirchner y el gobernador bonaerense se comunicaron por mensajes de Whatsapp. En ese intercambio quedaron en reunirse y encauzar el vínculo político que los une, además de bajarle la espuma al malestar reinante que hay en la provincia de Buenos Aires desde que Andrés “Cuervo” Larroque abrió la discusión sobre la conducción y el rol de Cristina Kirchner.

Ese encuentro aún no sucedió. Nadie sabe dónde y cuándo será, pero todos entienden que el objetivo es que sirva para poder bajar los niveles de tensión que hay en el interior de la fuerza política, donde se entremezclan la necesidad de la renovación dirigencial con la exigencia para cambiar el sistema de decisión.

El avance del armado político de Kicillof no se frena. Una muestra de eso fue el acto del fin de semana pasado en Florencio Varela. Además de las caras ya habituales, aparecieron un puñado de intendentes del interior bonaerense para acompañar la movida política del Gobernador. Sigue adelante, moleste a quien le moleste.

Algunas caras se empiezan a repetir en ese círculo político en el que se apoya Kicillof, quien aseguró que se debe empezar a construir una “alternativa del campo popular” y “poner en marcha la imaginación política que piense el futuro de la provincia y del país”. Los intendentes Julio Alak (La Plata), Andrés Watson (Florencio Varela), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada), Juan José Mussi (Berazategui) y Gustavo Barrera (Villa Gesell) están casi siempre. La repetición le da pie a la consolidación.

Axel Kicillof avanza en la construcción de un esquema político propio en la provincia de Buenos Aires

Kicillof avanza con el armado territorial y advierte en sus frases el destino de su camino. Al mismo tiempo, le da forma a una nueva identidad. Menos dura, más dialoguista. Menos ideológica, más pragmática. Hubo tres movimientos que expusieron ese cambio de época. Tres encuentros que marcaron un punto de partida más claro respecto a su carrera política.

La colaboración con el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, en la lucha contra el narcotráfico le dio vida a una sociedad de gestión para afrontar un tema que complica a las dos provincias. Acuerdos con un mandatario radical que siempre fue muy crítico del kirchnerismo. Predisposión y buena voluntad con un fin común, pero con una intención clara de mostrar que puede tener la capacidad de hablar con todos.

Luego, y en referencia también al combate contra el crimen organizado, hubo un encuentro con el intendente de San Nicolás, Santiago Passaglia. Durante su primer mandato Kicillof tuvo una muy mala relación con su hermano, el ex jefe comunal Manuel Passaglia. Los hermanos son parte de una misma sociedad de poder. Enfrentarse a uno, es enfrentarse a los dos. A partir de este año el vínculo cambió para bien y la relación es cordial y colaborativa.

El tercer encuentro fue con el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, con el que ya se había solidarizado cuando Javier Milei lo insultó y agredió en las redes sociales durante el verano. Kicillof viajó al sur para firmar un convenio, en materia de salud, de colaboración recíproca con la provincia patagónica. Donó 15 ambulancias y aseguró: “El federalismo no es solamente el vínculo con un Estado nacional”. Mirar hacia afuera de la provincia de Buenos Aires es también mostrar que el objetivo político está más allá de los 135 municipios bonaerenses.

En La Cámpora aseguran que los cuestionamientos a Máximo Kirchner vienen de dirigentes ligados a Andrés "Cuervo" Larroque

La construcción de esa relación política quizás sea la más trascendente. Torres es parte del PRO. Tiempo atrás nadie en el peronismo podía imaginar a Kicillof colaborando y generando un vínculo cercano con un dirigente de la fuerza que lidera Mauricio Macri. Algo cambió. El gobernador bonaerense empezó a romper barreras y generar un nuevo perfil político para transitar la ruta que lo deposita en el 2027.

En paralelo a esos movimientos del mandatario bonaerense, en La Cámpora conviven con una interna inesperada y extraña. En la última semana cuatro filiales del conurbano emitieron comunicados pidiendo que haya un fuerte respaldo a Kicillof y cuestionando la conducción de Máximo Kirchner al frente de la organización. Sobre todo dando a entender que están desgastando la figura del Gobernador, tal como había dicho Andrés “Cuervo” Larroque en la Quinta de San Vicente.

La asociación no es casual. En la conducción de La Cámpora aseguran que los dirigentes que manejan las filiales de San Fernando, San Isidro, José C. Paz, Florencio Varela y La Plata -que son las que emitieron los comunicados- son parte del esquema político que lidera Larroque, que el año pasado se fue de la agrupación, enfrentado con Kirchner. Es decir, dirigentes que firman comunicados locales de la organización pero que ya no son parte orgánica del esquema político.

“Están utilizando el sello de una manera incorrecta. Y están hablando desde un lugar que no tiene representación. No están más en la agrupación. Es una chiquilinada lo que están haciendo”, indicaron a Infobae desde la cúpula camporista, donde se encargaron de remarcar que algunos de los dirigentes que emitieron el comunicado trabajan con Larroque en el ministerio de Desarrollo Social bonaerense.

“Es muy difícil imaginar la organización y el crecimiento de nuestra militancia cuando solo recibimos órdenes vía Whatsapp. Hace años que dejaron de existir los ámbitos de discusión política”, indicaron en el comunicado de La Cámpora de Florencio Varela. “¿Qué les pasa a los compañeros de la cúpula de La Cámpora, van a bancar o no la lucha contra el proyecto de Milei? Por las ausencias y errores políticos, no reconocemos la conducción nacional y provincial de la organización”, sentenciaron en La Cámpora de José C. Paz.

Ese fue el tenor de todos los mensajes que salieron, en forma unificada, entre el miércoles y jueves de esta semana. Todos en una misma línea. Con cuestionamientos a la conducción de Kirchner, con pedidos de respaldo a Kicillof y con la intención de sembrar interrogantes sobre el apoyo de La Cámpora a la gestión bonaerense.

Si bien la publicación de los comunicados generó ruido en el camporismo, cerca de Máximo Kirchner aseguran que el contenido de esos mensajes y los cuestionamientos, no cambiarán la idea de lograr un punto de equilibrio con Kicillof en la reunión que está pendiente. El líder camporista expresa la vocación de su madre, la ex presidenta, de bajar los niveles de confrontación y concentrarse en solidificar la oposición a Javier Milei. La interna para más adelante.

En el camporismo no quieren que esos comunicados alteren el mensaje que ya dio el líder de la organización, cuando negó que haya una interna con Kicillof y dijo que el gabinete bonaerense tiene a dirigentes camporistas en lugares importantes. Fue una forma de bajar la espuma y reencausar la convivencia interna. O, al menos, de intentarlo.

Axel Kicillof junto al gobernador de Chubut, Ignacio Torres

Hubo una respuesta positiva de Kicillof pocos días después y fue a través del silencio. Si bien el acto en Florencio Varela fue una muestra de que está dispuesto a avanzar sin pedir permiso, en su discurso no hubo alusiones a la discusión con La Cámpora. Tampoco existieron más apreciaciones de Larroque sobre el tema ni de ninguno de los intendentes que están edificando la estructura política y territorial del gobernador bonaerense.

El kirchnerismo ingresó en una etapa de tregua interna. Pese al ruido de los comunicados y la dilatación de la reunión entre Kirchner y Kicillof. Nadie sabe cuánto puede durar este tiempo de endeble paz. Es imposible de descifrar porque la palabra de Cristina Kirchner ya no se cumple a rajatabla como antes.

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