Antes de mediodía, los voceros de la Policía, Ramón Amarilla y Germán Palavecino anunciaron que tendrían una reunión con otros representantes de la fuerza. Sin embargo, el ministro coordinador Héctor Llera negó en declaraciones a Infobae que esté previsto un nuevo encuentro.
Según habían deslizado los referentes de la protesta, llevarían una contraoferta discutida por cada delegado con su grupo. La premisa planteada por los negociadores fue “qué margen tenemos para discutir con el Gobierno”. Pero Llera consignó que no hubo ni habrá una nueva instancia de diálogo con la representación de los policías que llevan 7 días de protesta. “Tienen el acta para firmar. No recibiremos una contrapropuesta”, consignó Llera.
Amarilla reapareció a las 15.45 en el Comando Radioeléctrico, epicentro del conflicto. “Estamos esperando que nos llamen”, soltó antes de entrar a una reunión con Germán Palavecino, el otro vocero. Se sumó un comisario que viene haciendo de operador en las sombras desde el minuto cero. Se lo conoce como G.
“G” es el comisario Mario Gentile, negociador de la Policía. Él hará de nexo y estará yendo y viniendo con los detalles de las alternativas. El Gobierno y los policías se volverán a encontrar solo si está todo definido para la firma y la foto
En los grupos, las discusiones fueron por dos vías. La primera, que el salario inicial de un agente debería estar entre los $700 y 750 mil. La segunda, que el monto global que el Gobierno tiene para atender el incremento se concentre en los escalones más bajos de la pirámide. Esto implicaría que los haberes de los niveles inferiores del escalafón acorten distancia con los medios y superiores.
Está posibilidad surgió por iniciativa de los manifestantes, dado que el campamento que sostienen está entrando en una zona de agotamiento. El frío y la lluvia contribuyen a aplacar los ánimos y las expectativas.
Hace unos días, era 100% de incremento o nada. Ahora “tenemos que dar un margen para tratar de destrabar esto y de que regresemos a la calle. Nos nos olvidemos: somos policías”, reflexionó Amarilla.
La posibilidad de que los uniformados presenten una contraoferta había sido destinada durante la mañana por el Gobierno. Dos fuentes de primera línea lo habían descartado de plano. Pero la dinámica de los acontecimientos llevó la situación por otro lado.
Están en danza diversas alternativas para sacar la situación del atolladero. Recién cuando esté definido qué se firmará habría un encuentro para rubricar el entendimiento, pero las conversaciones se mantendrán a distancia.
En el Gobierno —en tanto— reina el mutismo desde la media tarde mientras afuera del Comando, los manifestantes realizan cada tanto un “sirenazo”.
Mientras tanto, afuera la paciencia de los manifestantes que acampan desde el viernes se agota al no tener novedades de lo que se había prometido al mediodía: una respuesta oficial a una contrapropuesta sobre la última oferta oficial que fue del 30%.