Con una posibilidad casi nula en cuanto a firmar dictámenes, las comisiones de Legislación General -cabecera, que comanda el libertario Bartolomé Abdala-; Presupuesto y Hacienda; y Asuntos Constitucionales del Senado intentarán finalizar este jueves la escucha de expositores para la Ley Bases y el paquete fiscal.
A pesar de los ya insólitos mensajes optimistas que parten desde la Casa Rosada para presionar a la Cámara alta, lo cierto es que el oficialismo se encontraba anoche sin chances de bosquejos de despachos. Los motivos son varios.
Primero, y tras la apertura del Gobierno a recibir propuestas de cambios a las leyes, la oposición dialoguista aprovechó la ventana para dilatar el debate y ralentizar la presentación de propuestas finales que deberá evaluar el oficialismo.
Si bien varios lo hicieron, entre las próximas horas y mañana aparecerán las sugerencias más importantes. Como suele ocurrir cada vez más seguido, algunos legisladores con ego elevado buscan ser los últimos en concretarlo para quedar como los supuestos árbitros de la compulsa.
En segundo lugar, la Casa Rosada se trabó sola al enviar a distintos interlocutores a dialogar con senadores y ayer, en pleno informe de gestión del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, el embrollo era de considerable magnitud. “Un día viene uno, después aparece otro. Al día siguiente te llama otro como si fuera Dios. Por suerte no estamos definiendo cosas importantes”, ironizó un legislador opositor a Infobae.
Quien tuvo que reaparecer para calmar las aguas entre bancadas fue la vicepresidenta y titular de la Cámara alta, Victoria Villarruel. Antes que se iniciara el debate de ambas leyes, intentó ser corrida por el Gobierno por anticipar la compleja situación de eventuales votaciones. Como los senadores la respetan, volvieron a buscarla para aceitar mejor el diálogo con la Casa Rosada. También los gobernadores.
Otro punto importante, a esta altura, es que desde algunos bloques se hartaron de las idas y vueltas en relación con el Pacto de Mayo y quieren que la sesión sobre estas iniciativas ocurra recién a fin del corriente mes o a inicios de junio.
Con este panorama, el Gobierno tendrá que hacer frente a las exigencias de la oposición dialoguista -las acciones de algunos subieron más que los bonos desde la asunción de Javier Milei- sobre el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), el blanqueo, las facultades delegadas, la desactivación de la moratoria previsional y las privatizaciones, entre otras cuestiones.
Párrafo aparte para la cuestión Ganancias, que suma masa crítica y presenta -como contó este medio desde principio de año- un escenario más que delicado. De hecho, la tensión aumenta con el correr de los días y a ello debe agregarse las suposiciones y elucubraciones ante un seguro regreso de los proyectos a Diputados. El problema radica en que muchos senadores y gobernadores desconfían del titular de la Cámara baja, Martín Menem.
Para salvar Ganancias, el oficialismo ya sabe que necesitará un milagro desde “las fuerzas del cielo”: como mínimo, que cinco legisladores del kirchnerismo voten a favor de la reinstauración del impuesto. Todo un desafío. “Estamos hablando con algunos”, deslizaron horas atrás desde un despacho libertario.
El Frente de Todos tampoco se quedó quieto estos días, ya que se encargó de llamar y hablar de manera personal con parte de la oposición dialoguista ya no para reunir 37 votos y reventar las leyes, sino para, al menos, ganar algunas definiciones en particular. Ganancias es una de ellas.
Mientras ocurre todo esto, el Gobierno desatiende varias cuestiones menores en las provincias que influyen en el ánimo de algunos senadores. Un ejemplo es, por caso, cerrar sucursales del Banco Nación y obligar a ciudadanos a manejar más de 100 kilómetros para hacer un trámite.