La oposición dialoguista sinceró en las últimas horas todas las modificaciones que le reclama al Gobierno para avanzar con la ley Bases y el paquete fiscal en el Senado. La Casa Rosada no recibió una buena noticia: el volumen de cambios es amplio y la búsqueda de acuerdos llevará varios días, lo que va en sintonía con las recientes declaraciones de Javier Milei y un Pacto de Mayo que podría demorarse, al igual que la votación de las iniciativas.
En paralelo a esta discusión, un plenario de las comisiones de Legislación General; Presupuesto y Hacienda; y Asuntos Constitucionales de la Cámara alta continúa este martes con la exposición de invitados de diferentes bloques. Si bien la intención es finalizar hoy con las disertaciones, las mismas se retomarían el jueves, ya que mañana dará su primer informe de gestión el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, en el recinto del Senado.
Por la mañana, la bancada de la Unión Cívica Radical (UCR), que comanda el correntino Eduardo Vischi, se reunió para peinar todas las sugerencias que envió al Gobierno en relación con las modificaciones de los dos proyectos. El objetivo del bloque es olvidar la división que hubo en Diputados y encontrar una postura en común.
Durante el cónclave hubo rispideces por la cumbre -sin aviso- de días atrás del titular del partido, el senador por la Ciudad de Buenos Aires Martín Lousteau, con el ministro del Interior, Guillermo Francos, como contó el fin de semana último Infobae. A pesar de ello, la UCR enfocó los pedidos de cambios en el Régimen de Incentivos para grandes Inversiones (RIGI) y así amortiguar un potencial golpe a la industria local; y alertas sobre el blanqueo no sólo por años hacia atrás a considerar, sino también con la desactivación de familiares de funcionarios y el impedimento sobre el ingreso de criptomonedas.
En cuanto a Ganancias, la UCR primero quiere observar las definiciones de gobernadores. Otro ítem es la polémica por el Monotributo social que se dio en Diputados. Las más de dos horas de encuentro también sirvieron a los radicales para exigir un tratamiento acelerado por jubilaciones -la Cámara baja puja también por ello- y aumentar gastos para las universidades.
Desde el Gobierno no se vio mucho movimiento en el Senado, aunque discretos funcionarios tomaron contacto con el peronismo disidente. Mismo caso que la UCR: una lista repleta de observaciones y la advertencia al oficialismo para que no acelere la firma de dictámenes y exponerse a un fuerte traspié en la Cámara alta.
Antes que se iniciara el fin de semana pasado, el sigiloso asesor premium de Milei, Santiago Caputo, se comunicó con un par de senadores para encargarse, de manera personal, de blindar adhesiones. Al principio hubo algún entendimiento. No obstante, anoche reaparecieron ruidos con gobernadores patagónicos y se reactivó el temor por consensos no cerrados.
Una cuestión delicada desde el vamos y que se agravó en las últimas horas fue la reinstauración del impuesto a las Ganancias. Todos los mandatarios provinciales desean ese -progresivo- tributo, pero muchas de sus terminales legislativas no apoyarán. La suma de rechazos preocupa y el Gobierno aún no le encuentra la vuelta.
Capítulo aparte para el tabaco. Tras la trifulca que se armó en Diputados con este tema y, en medio de las quejas para que expongan expositores y no apurar la firma de dictámenes, el tema bucea muy tranquilo en la Cámara alta, más allá de algunos senadores de diferentes bloques que piensan redacciones alternativas. Sin embargo, por ahora prima rechazar lo que vino de la Cámara baja.
Las cartas aparecerían recién en la previa de la firma de dictámenes, algo que deslizó para pasado mañana el libertario y presidente de la comisión de Legislación General -cabecera del debate-, Bartolomé Abdala. Por lo que ocurre en despachos y pasillos del Senado, los tiempos parecen ser otros, salvo que el Gobierno -que da guiños a favor de un entendimiento- redacte despachos con cambios en 48 horas y cierre grifos que la oposición dialoguista abre con picardía.
Este movimiento es el que tendría que haber hecho 10 días atrás la Casa Rosada, antes que arrancara la discusión en la Cámara alta, pero prefirió agitar confianza y enviar a varios funcionarios optimistas que no pudieron contestar cuestiones simples de los proyectos.