Con el de Carlos Menem serán 28 los presidentes representados en el Salón de los Bustos de la Casa Rosada. Y la llegada de la imagen del político peronista riojano, que ocupa un sitio privilegiado muy cerca de la entrada, fue producto de una redistribución que diagramó el Gobierno de Javier Milei.
Ese busto de un Menem sonriente quedó al lado del de Bartolomé Mitre, el primero que ve quien ingresa desde la explanada. Por allí entran Milei, quien no todos los días trabaja desde su despacho en la Casa de Gobierno y a veces lo hace desde la residencia de Olivos, y también sus principales funcionarios o los invitados especiales.
Milei explicó las razones de los cambios que esta vez, a diferencia de lo que había ocurrido durante la gestión de Mauricio Macri, no respetaron el orden cronológico para ordenarlos. Lo hizo después de contar como había sido su primer encuentro cara a cara con Menem.
“No es menor dónde está ubicado”, dijo sobre el ex presidente que dirigió los destinos del país entre 1989 y 1990. Y a continuación elogió a Bartolomé Mitre -cuyo período presidencial transcurrió entre 1862 y 1868- porque ”más allá de la enorme labor de Urquiza de poner en práctica la Constitución de (Juan Bautista) Alberdi del ´53, a partir del ´54, con el triunfo, supongamos que una parte dice que fue triunfo, otra parte dice que no, pero sea por lo que sea, digo un acuerdo, digamos, para unificar Buenos Aires a las Provincias Unidas del Sur, de constituir a Argentina y, a partir de ese año, cuando se empieza a aplicar la Constitución de Alberdi; de ser un país, literalmente, de bárbaros, en 35 años nos convertimos en la primer potencia mundial. Vaya que sí tiene relación poner al que inició con fuerza ese proceso y a alguien que trató de sacar de la barbarie por la que vivió durante gran parte del Siglo XX la Argentina y ponerla de pie nuevamente, como fue Carlos Menem”.
En ese hall de entrada, otro reivindicado por Milei fue Domingo Faustino Sarmiento: “Tenía el coraje que tenía que tener para hacer las cosas que hizo y ser uno de los grandes presidentes de la historia argentina, ser un precursor en la idea del capital humano como factor de crecimiento y que dicho sea de paso, también le decían el loco”. Lo interrumpieron con aplausos.
A su lado quedó el de Carlos Pellegrini -quien asumiera tras la renuncia de Miguel Juárez Celman en 1890 y completó ese mandato hasta 1992-. “Cuando Pellegrini asumió hizo lo que tenía que hacer, sin importar las consecuencias políticas de ello, hizo lo que tenía que hacer. Cuando Pellegrini termina esos dos años, donde pone en caja la economía argentina, deja las bases para que se reinicie el proceso de crecimiento”, relató el líder libertario.
Luego dijo que a Pellegrini “la historia lo recuerda como el piloto de tormentas. No en vano, cuando se lanza la Convertibilidad, el 1 de abril de 1991, el billete que elige el doctor Domingo Felipe Cavallo para ese billete era, justamente Carlos Pellegrini, el piloto de tormentas. Y la publicidad decía: ‘Argentina vuelve a tener peso’, y vaya que lo logró”.
También entre los primeros bustos que se aprecian en el Hall de Honor de la Casa Rosada está el de Julio Argentino Roca -gobernó el país en dos períodos, el primero entre 1880 y 1886 y el segundo entre 1898 y 1904- uno de los políticos a los que más admira el actual jefe del Ejecutivo.
“Roca, si no fuera por ‘el Carlos’, hubiera sido el mejor presidente de la historia. Respecto a esto, quiero comentar sobre por qué digo lo que digo, o sea, digo, sobre que el gobierno de Menem fue el mejor de la historia, o sea no es algo que inventé yo. Hay un trabajo maravilloso que se llama ‘Passing the buck’ de Gerardo Della Paolera, Bozzoli e Irigoin, que básicamente lo que hace es desarrollar el índice de presión macroeconómica para poder comparar a lo largo de toda la historia los distintos gobiernos de la República Argentina. Y cuando hace ese trabajo te muestra que el primer gobierno de Menem es el mejor gobierno de la historia argentina, mientras que el segundo gobierno de Menem, tan criticado, ocupa el tercer lugar, o sea que está malo no fue como dicen”.
El que completa los seis bustos que primero se ven, entrando al Hall a la derecha, es el del radical Marcelo Torcuato de Alvear, a quien el primer mandatario no hizo ninguna referencia en su discurso.
Entre los reubicados también están los de Raúl Alfonsín y el de Néstor Kirchner. Fueron “confinados” a un rincón, el que da acceso a los salones que están sobre el ala que de la calle Balcarce.
Así, solamente quedan sin colocar en el Salón de los Bustos las esculturas correspondientes a Isabel Martínez de Perón, Fernando de la Rúa y Cristina Fernández de Kirchner. Néstor Kirchner firmó el Decreto 1872 en el año 2006 donde estableció que los bustos pueden y deben ser inaugurados en el Hall de Honor “luego de transcurrido el plazo de dos períodos de gobierno contado desde la finalización del mandato respectivo”.
En el caso de la ex esposa de Juan Domingo Perón, quien desde hace reside en España con casi ninguna aparición pública, su figura de 75 centímetros de altura y confeccionada en mármol de Carrara como las demás espera ser instalada desde 2008. El proyecto de inauguración quedó congelado e incluso había desaparecido misteriosamente y se lo recuperó en 2020. Pero durante el gobierno de Alberto Fernández no se avanzó en su colocación, a pesar de que hasta la Confederación General del Trabajo había hecho el pedido para que se concretara.