“Esta es mi despedida, me estoy muriendo”: ácida respuesta de Jaime Bayly a “un amigo de Milei”

El prestigioso periodista y escritor se refirió a los dichos de Nicolás Márquez, quien recientemente aseguró que los homosexuales viven 25 años menos en promedio

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"Me estoy muriendo": la respuesta de Jaime Bayly a Nicolás Márquez

El periodista Jaime Bayly publicó un mensaje cargado de ironía como respuesta al escritor argentino Nicolás Márquez. Para entender la secuencia, hay que retrotraerse a la semana pasada, cuando Márquez, biógrafo del presidente argentino Javier Milei con su obra “Milei, la revolución que no vieron venir” se refirió a la homosexualidad como una conducta insana y autodestructiva durante un reportaje concedido al periodista Ernesto Tenembaum en radio Con Vos.

En esa entrevista, el autor aseveró que una persona “de tendencia homosexual vive 25 años promedio menos que una persona heterosexual. Dijo además -entre otras cosas- que “tiene siete veces mayor propensión a las drogas”, “14 veces mayor propensión al suicidio” y cuatro veces más propensión al tabaquismo y al alcoholismo.

El analista peruano -actualmente radicado en Miami- tomó el comentario de Márquez, a quien calificó como “un amigo de Milei”, y posteó un video “a modo de despedida” en donde les informa a sus seguidores que está cerca de la muerte. Bayly está próximo a cumplir los 60 años y como la expectativa de vida gira en torno a los 85 años, las afirmaciones vertidas por Márquez significan para el periodista una sentencia de muerte.

El relato conduce a Bayly a dar detalles de su vida privada y personal. Se reconoce a sí mismo como bisexual y cuenta que entre 2002 y 2009 vivió en Buenos Aires con un novio. Paradójicamente, detalla, durante su estadía en Argentina tuvo problemas de salud que solucionó en la última década de la mano de su actual pareja, Silvia, con quien convive hace 15 años (”me diagnosticaron que era bipolar y me han recetado los medicamentos correctos y por fin he podido salir de la crisis”).

Siempre en tono hilarante, Bayly le pide a Márquez que le devuelva los años de vida que perdió por su tránsito insano por Buenos Aires, o al menos una porción de ellos: “Se lo ruego, me he portado bastante bien en estos últimos 15 años, muy bien, déjeme vivir hasta los 70, hasta los 75, no me apures así, no me expulses de la vida”. Igualmente, el lúcido analista político anticipa que esta semana se reunirá con su abogada para organizar su herencia y dejar en orden los papeles, especialmente para garantizar la subsistencia de su hija menor.

El mensaje completo de Jaime Bayly a Nicolás Márquez

Yo estoy jodido. Oficialmente estoy jodido. Me queda poca vida. Voy a morir este año. Voy a morir el próximo año. Estoy resignado a ello.

Me han dado esa mala noticia. Y eso que todavía no he cumplido 60. ¿Quién me ha dicho que me queda poca vida, que me voy a morir en los próximos meses o el próximo año? No me lo ha dicho un médico. No me lo ha dicho una vidente, una adivina. ¿Una pitonisa? No. ¿Me lo ha dicho un predicador religioso con la intención de salvar mi alma? No, tampoco. ¿Quién me ha dicho entonces que me estoy muriendo? Me lo ha dicho un amigo de Milei, un amigo del presidente argentino.

¿Es escritor este caballero? Yo no he leído nada de él. Se apellida Márquez. Se llama Nicolás Márquez. Como se llamaba curiosamente el abuelo materno de Gabriel García Márquez, cuya novela “En agosto nos vemos” estoy leyendo. Ayer leí el primer capítulo y me gustó mucho. Me sorprendió, pero eso es otro despacho. Esa es otra historia. Entonces Márquez, escritor argentino, amigo cercano de Milei, biógrafo de Milei, estos días en Buenos Aires, en la Feria del Libro, está presentando una biografía del León Libertario. Ha dicho que me queda poca vida. Que no voy a llegar a los 80 años de ninguna manera. Y a los 70 tampoco. Él cree que me voy a morir 25 años antes de lo que me hubiera muerto si yo hubiera sido completamente heterosexual.

Joder. De haberlo sabido habría tratado con más empeño, con más ahínco, esto de ser heterosexual. Pero la verdad es que yo traté lo contrario. Yo hice mi más arrojado, persistente, leal esfuerzo para ser completamente homosexual. Yo traté denodadamente en ser gay, completamente gay. Gay químicamente puro, de laboratorio, sin dudas ni murmuraciones. Pero también fracasé. Entonces soy bisexual porque me gustan mucho las mujeres y me gusta muchísimo mi mujer, Silvia. Vivo muy enamorado de ella. Cuando la veo desnuda pienso Wow, ¡qué bella es! ¡Qué suerte la mía! Me he ganado la lotería.

¿Pero entonces por qué Márquez dice que voy a morirme prontito? No lo detesto. No le guardo rencor. Incluso me hace ilusión conocerlo para que me diga más exactamente las circunstancias de mi muerte. Bueno, Márquez cree que como soy bisexual me voy a morir 25 años antes de lo que me hubiera muerto si fuera completamente heterosexual. Pero no soy. Nunca fui completamente heterosexual. Me encantan las mujeres, pero a veces también me puede haber gustado un hombre. ¿No? Marqués cree, yo no sé por qué él ha llegado a esa conclusión, habrá hecho sus investigaciones, habrá hecho encuestas. ¿No habrá trabajado en hospitales, en clínicas, habrá visitado a familiares de gays y lesbianas y bisexuales fallecidos? Yo no sé. No sé cómo él llega a esta escalofriante conclusión. Su conclusión es que si eres gay, estás jodido: te vas a morir 25 años antes que si fueras heterosexual.

Si eres lesbiana, lo mismo estás frita. Estás condenada. Y si eres bisexual, que uno diría “bueno, pero por lo menos dame diez años más, me muero 15 años antes de si hubiera sido heterosexual”. No. Si eres bisexual, también estás condenado. Estás lapidado. Cae la guillotina sobre ti. Te mueres 25 años antes. Joder, digo, yo hubiera querido ser completamente heterosexual, como mis hermanos, tan varones y tan viriles, tan macho, tan peludos, tan ásperos. Y entonces hubiera podido llegar a los 80, a los 85. Pero no voy a llegar, según Márquez. Yo creo que Márquez es una fuente confiable. No voy a llegar a los 80 ni a los 85. No voy a llegar tan siquiera a los 70. ¿Si son 25 años antes, me voy a morir a los 60 y ahora tengo 59, porque la expectativa de vida es más o menos entre los 80 y los 85, no? Y yo siento que es injusto que me penalicen de esta manera por ser bisexual. ¿O sea, no ha sido fácil, no? ¿Sobre todo porque nací, crecí en una familia de padres bastante cerrados, bastante religiosos, verdad? Que no veían con naturalidad el amor gay. Al contrario, querían aplastarlo. Querían reprimirlo, querían fumigarlo desde la prédica religiosa. Entonces no ha sido fácil para mí. Yo siento, que no he tenido una vida tan fácil. Y ahora me cae este castigo feroz, este impuesto a mi bisexualidad me obligan a pagar 25 años de vida por ser bisexual, joder.

Estoy entonces muy triste, muy descorazonado. Siento que la vida es profundamente injusta y cruel. Ahora. ¿Por qué cree Márquez que me voy a morir el próximo año? Yo espero que Milei no crea lo mismo. Ya esto sería demasiado para mí. ¿El propio presidente argentino esté seguro de que yo me muero el próximo año por ser bisexual, no? Bueno, Márquez cree esto porque dice que al ser bisexual o al haber sido bisexual toda mi vida, al haber tenido un par de novios, uno me duró bastante más que el otro. Uno fue más torturado y clandestino que el otro. Pero esas son otras historias o ya las he contado suficientemente. Entonces yo he vivido una vida insana o malsana, o nada sana, insana, porque he tenido un par de novios y como he vivido esa vida insana o malsana, o nada sana, he vivido una vida autodestructiva. O sea, me he hecho daño, me he flagelado, he perjudicado seriamente mi salud y he rebajado mi expectativa de vida. Cada vez que yo besaba a mi novio, al clandestino torturado o al otro, yo me estaba restando meses de vida. Cada vez que nos apareaban, nos friccionaban, nos rozábamos, nos coludimos estaba yo robándome meses y acaso años de vida. Y entonces va sumando los besos, los roces, las fricciones. Los orgasmos con varones y uno dice joder, por eso voy a vivir 25 años menos.

Ahora uno podría decir “pero hace 15 años estoy con Silvia, con mi mujer, con mi esposa, la amo, he sido fiel a ella”. ¿No será que en estos 15 años, como ya no he llevado esa vida insana, bisexual gay como ahora, he llevado una vida feliz con una mujer? ¿No será que puedo recuperar un poco esos años perdidos? ¿No me devuelven los años que perdí cuando estaba con el novio clandestino, con el novio oficial? No, ya no te lo devuelven. Ya te jodiste, ya los perdiste, ya los perdiste. Tu elegiste ser bisexual. Yo creo que esa es la acusación. No, no, es que tú naciste bisexual. No, no, no. Tú de puro curioso, de puro glotón. No me gustan las mujeres. Pero también voy a curiosear a ver cómo es esto de la sodomía. Me voy a aventurar a esos territorios prohibidos. No voy a ser un transgresor, un sodomita, un invertido. Y le voy a dar un uso ingenioso y creativo a todos los orificios humanos, a todos los orificios de nuestras cañerías, a todos. Y a entrar por ahí y a ella que me entren por ahí. Entonces, claro, eso te quita mucha vida, dice Márquez. No sé si lo dice por experiencia propia. No sé, creo que él dice que es completamente heterosexual. Bien por ti. Vas a vivir hasta los 85, hasta los 90, pero a mí ya me jodiste, a mí me has quitado así, de pronto, de un plumazo, 25 años de vida por haber tenido novios y por haber aceptado, por haberme resignado melancólicamente a mi destino bisexual que yo.

Créeme, Márquez, créeme, no escogí. No es que yo dije a los 20 años “bah, ya me aburrí de estar tirando con chicas”. Me encantan las chicas. Voy a seguir tirando con chicas, pero también porque a mí me gusta comer dos veces postre. No pido un postre, pues pido otro postre porque lo voy a empezar a tirar con chicos también. Bueno, eso es lo que cree que no vamos a ver, yo voy a tratar de desmentirlo. Yo voy a tratar de refutar su tesis de que yo, por insano y autodestructivo, me voy a morir prontito. Voy a tratar de refutar su tesis. No, si es verdad. Y me duele aceptarlo porque en cierto modo le estoy dando la razón. Es verdad que los siete años más gays de mi vida, por así decirlo, que corrieron más o menos entre 2002 y 2009. ¿Por qué digo que fueron los siete años más gays de mi vida? Porque tenía oficialmente un novio. Ese novio vivía en Buenos Aires, pero a veces vivía aquí. Venía aquí a Miami. Y entonces fueron los años más felices de mi vida. A veces muy, muy a hurtadillas, podía tener por aquí o por allá una aventurilla con una chica y mi novio creo que no se enteraba. Pero esos años, los siete años más gays de mi vida reconozco que me sentí muy, jodidamente, muy mal. Y entonces me diría Márquez: “Ves, yo tengo razón, estaba llevando una vida insana o malsana, te habías entregado a la homosexualidad, que es una conducta profundamente autodestructiva”.

No sé por culpa de quién, pero esos años, sobre todo aquellos años en los que me mudé a vivir en Buenos Aires, no podía dormir. Y entonces me quería matar. Me sentía fatal. Recién estos 15 años que he estado con Silvia, como ella me llevó a varios doctores y me encontraron, en fin, me diagnosticaron que soy bipolar y me dieron los medicamentos correctos, he podido salir de esa crisis, pero es verdad que los años más torturados, más difíciles, peor dormidos y más sufridos de mi vida, fueron los años que Márquez diría “tus peores años insanos autodestructivos”. “Cuando no estabas con una mujer, no dormías con una mujer, sino que tenías un novio y viajabas hasta allá lejos al coño sur para verlo”, así que él me diría “Mi tesis se ha comprobado cuando tú eras casi totalmente gay”. “Llevabas una vida insana y no te sentías muy bien”. ¿No es cierto? No te sentías bien, te sentías enfermo, menoscabado, te sentías mal, dormido, angustiado, peleado con la vida, deprimido, sin fuerzas para escribir, sin ganas de viajar, harto de la vida misma”.

Me diría “¿Viste?, estilo insano, estilo autodestructivo, te estabas muriendo de a poquito y te jodiste porque ahí, en esos siete años has perdido los 25 y ya no te los devuelvo”. No me los quiere devolver. No sé si Márquez cree en Dios, en vírgenes, en santos, en santurrones, en predicadores. No sé, pero yo ruego que me los devuelvan. Me he portado bastante bien estos últimos 15 años. Joder. Muy bien, pero que me devuelvan si no lo los 25, por lo menos 15. Déjenme vivir hasta los 70, 75. Que no me apures así, no me empujes así. No me expulses de la vida. Yo no te conozco. No tengo nada contra ti. ¿Por qué me acusas de ser insano y autodestructivo solo porque mi destino melancólico fue el de ser bisexual?

Pero así están las cosas. Así que por eso esta semana vamos a ir de nuevo a la abogada aquí en la isla, porque, bueno, estoy rehaciendo, actualizando, reescribiendo mi testamento. No me voy a morir pronto. Tienes que estar todo bien ordenadito, todo bien clarito. No voy a entrar en detalles porque eso ya es otra historia. Esa es otra historia. De momento solo les quería contar esto, que no voy a vivir más allá de este año o del otro. Así que estos testimonios, estos despachos, estos videítos diarios, quedarán como una despedida, no una despedida.

“Jaime y su esposa inauguraron un canal de YouTube, después Jaime se pasó a El Comercio, qué gran momento de honor y de gloria en su vida! Pero el año siguiente se murió y tenía que morirse porque un señor argentino de apellido Márquez, Nicolás Márquez, le diagnosticó una vida insana y le dijo como ha vivido una vida insana, te tienes que ir 25 años antes de lo que hubieras vivido, de haber vivido una vida sana, la vida que te aconsejaba tu mami a una vida sana, una vida lejos del pecado, del vicio y de la transgresión moral”. Esto es lo que hay. Así que este videíto tiene ese sabor a despedida. Y ya les iré contando los próximos días cómo voy a reescribir y reactualizar mi testamento. Pero, por supuesto, tengo que cuidar el futuro de mi hija menor, el futuro de mis hijas mayores ya lo he cuidado. Ya les he pagado la educación, los mejores colegios privados, las mejores universidades privadas, una carrera, dos carreras, camionetas y viajes. Entonces tengo que ser igualmente justo con mi hija menor. Así que de momento esto es lo que quería reportar. Me queda poca vida y quien lo afirma es un señor argentino de apellido Márquez, que ha visto mi muerte y no duda en anunciárselo al mundo. Y yo no la veo todavía, pero desgraciadamente le creo al tal Márquez.

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