En la tradicional audiencia que brinda cada miércoles el Papa Francisco pidió por la Argentina “para que el Señor la ayude en su camino”, en un emotivo homenaje para recordar la fiesta que hoy se celebra por la Virgen de Luján. El Papa se refirió al tema cuando habló ante el público de habla hispana en el Vaticano.
“Nuestra paciencia para ser artesanos de paz y de bien en el mundo, tiene mucha necesidad de virtud. Hoy, en mi Patria, en la Argentina, se celebra la solemnidad de Nuestra Señora de Luján, cuya imagen está aquí presente. Pidamos por Argentina para que el Señor la ayude en su camino. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide”, fue el párrafo que el Sumo Pontífice dedicó mirando la imagen en medio del aplauso de los peregrinos.
Antes había depositado una ofrenda floral al pie de la imagen que estaba en el estrado desde el que se dirigió a la multitud. Francisco, de 87 años, presidió la audiencia en la Plaza San Pedro, y además de referirse a la Argentina, a la que se comprometió a visitar durante este año, abogó por la paz en distintas regiones del mundo. El 12 de febrero el presidente Javier Milei tuvo una extensa reunión privada con el Santo Padre. Allí acordaron que vendrá al país próximamente pero no se especificó la fecha.
“Paz al mundo entero, a la querida y martirizada Ucrania, a Palestina, a Israel y a Myanmar”, enumeró para referirse a los territorios en los que se desarrollan contiendas bélicas. La guerra entre Ucrania y Rusia lleva más de dos años -comenzó el 24 de febrero de 2022 con la incursión de las tropas rusas en el sur ucraniano-, en Oriente Medio, aunque hay una propuesta de Qatar y Egipto para una tregua que fue aceptada por el grupo terrorista Hamas, todavía está pendiente la aprobación israelí y en Myanmar se vive una profunda crisis política.
Además, hizo un llamamiento por aquellos países “desgarrados por la muerte, la violencia y la persecución”.
El Papa, asimismo, solicitó a los creyentes que se comprometan en la construcción de un futuro de paz: “Que el Señor aumente nuestra esperanza y nuestra paciencia, para que seamos artífices de paz y de bondad en un mundo que tiene gran necesidad de esta virtud”, expresó cuando saludó a los fieles españoles.
Esta vez, su discurso estuvo centrada en la esperanza como una de las virtudes teologales. Dijo que la esperanza ayuda a comprender que la felicidad “es el Reino de los cielos y la vida eterna, confiando en las promesas del Señor Jesús y en el auxilio de las gracias del Espíritu Santo”.
Luego añadió: “Pecamos contra la esperanza cuando nos abatimos ante nuestros pecados, olvidando que Dios es misericordioso y más grande que nuestros corazones. No lo olvidemos, hermanos y hermanas: Dios perdona todo, Dios perdona siempre. Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón”.
“¡El mundo de hoy tiene tanta necesidad de esta virtud cristiana! Necesita esperanza, como también necesita la paciencia, virtud que camina de la mano de la esperanza. Los seres humanos pacientes son tejedores de bien. Desean obstinadamente la paz y, aunque algunos tienen prisa y quisieran todo y todo ya, la paciencia tiene capacidad de espera. Incluso cuando muchos a su alrededor han sucumbido a la desilusión, quien está animado por la esperanza y es paciente es capaz de atravesar las noches más oscuras. La esperanza y la paciencia van juntas”, manifestó.