La jornada piquetera de hoy estuvo cargada de tensión y caos. Las organizaciones de izquierda y los movimientos sociales enroladas a la Unión Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) realizaron unos 500 cortes a lo largo y ancho del país contra las políticas económicas y sociales del Gobierno de Javier Milei, pero no lograron su principal objetivo: manifestarse frente a la quinta presidencial de Olivos porque las fuerzas federales se posicionaron varias cuadras antes e impidieron que esto ocurra.
Este 7 de mayo marcó dos hitos: la policía de la provincia de Buenos Aires encabezó la movilización hacia la residencia presidencial ubicada en Olivos, en el partido bonaerense de Vicente López y evitó aplicar el protocolo antipiquetes, al que el gobernador Axel Kicillof no adhiere. Por otro lado, las fuerzas federales actuaron por primera vez en territorio bonaerense para que el grueso de la marcha no logre su objetivo, llegar a la Avenida Maipú al 2100, entre Villate y Malaver. Y lo consiguieron.
Los incidentes
La concentración piquetera comenzó a las 10 de la mañana. La cabeza de la protesta se concentró en Puente Saavedra, del lado de provincia de Buenos Aires, para evitar que la Policía de la Ciudad aplicara el protocolo antipiquetes, como ya lo hizo el 18 de abril, fecha en que los manifestantes intentaron marchar hacia el Ministerio de Capital Humano ubicado en Juncal y Carlos Pellegrini.
A las 11:15, un dispositivo de Gendarmería, encabezado por un camión hidrante, se apostaron en Villate y la Avenida Maipú, a metros de la quinta de presidencial de Olivos. Cinco cuadras antes infantería de la Policía Federal, la brigada motorizada, y un camión hidrante impedía el paso de los piqueteros que marchaban cortando Maipú.
La policía de la provincia de Buenos Aires, por orden de Axel Kicillof, acompañó a las columnas de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular y los piqueteros encabezados por Eduardo Belliboni del Polo Obrero, y Silvia Saravia, de Libres del Sur. Entre ambos se registró un diálogo increíble con un funcionario policial que se identifico como el “subcomisario Villar” el uniformado que les anunció que de allí no pasarían.
Belliboni: “Perdón yo escuché mal o esta es una zona militarizada. ¿Qué hace la Policía Federal en la provincia de Buenos Aires? Este no es su territorio”.
Villar: “Estamos para proteger la Quinta de Olivos. Les pido por favor que desalojen la avenida y vayan por la vereda. De este punto no van a pasar”.
Saravia: “Nadie se hace responsable. Necesitamos un nombre del funcionario que nos va a recibir. O en el Ministerio de Capital Humano o en la Residencia Presidencial. Pero queremos un nombre”.
Belliboni: “Que nos atiendan los perros de Milei no nos va a servir”.
Villar: “Yo estoy tan lejos como ustedes (a unas cinco cuadras) del lugar. Pregunto y les informo”.
Belliboni: “Lo esperamos. De acá no nos movemos. Pero ni nos traiga el nombre de los cuatro o cinco perros del Presidente”.
Después del diálogo desopilante, el subcomisario de la Policía Federal, que ofició de improvisado mediador, no apareció más en escena. Los piqueteros que estaban cortando la zona de Puente Saavedra, siempre del lado de provincia y en otros puntos del conurbano, como en Quilmes, Morón y La Matanza, entre otros distritos, decidieron abandonar sus propios cortes y marchar hacia la residencia presidencial para “reforzar” la cantidad de piqueteros en el lugar. Lo mismo comenzaron a hacer las fuerzas federales.
Las imágenes previas a los breves enfrentamientos iniciales entre piqueteros y fuerza federales, eran contradictorias. O, más precisamente marcaban dos países dentro de uno: por un lado, la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) de la policía de la provincia de Buenos Aires, con un camión de ese grupo especial, marchaba delante de los piqueteros que avanzaban desde Puente Saavedra hacia la quinta presidencial de Olivos. Les despejaba el camino para que avancen sin contratiempos.
En un momento determinado el móvil y las motos que lo acompañaban, dejó avanzar a los militantes y se pusieron detrás de la marcha. De esa forma, los efectivos de Axel Kicillof que custodiaban la marcha evitaron quedar enfrentados a sus pares federales que, a menos de 700 metros de la residencia presidencial cortaban el ancho de la Avenida Maipú para evitar el avance de la columna.
A las 11:30, los manifestantes comenzaron a prender las cubiertas, un hecho prohibido por el protocolo antipiquetes. La policía avanzó, y accionó el operativo. El camión hidrante activó el propulsor de agua para apagar el fuego y comenzar a desalojar la Avenida Maipú. La tensión fue extrema porque los manifestantes, a pesar del agua, no se movieron del lugar.
En ese momento, 11:35, los manifestantes triplicaban al número de efectivos de las fuerzas federales. En los 15 minutos restantes, desembarcaron los grupos especiales de gendarmería. De manera simultánea, desde la Casa Rosada, se le informaba a este medio que el Presidente Javier Milei había arribado al Aeroparque Jorge Newbery. Regresaba de su viaje a Estados Unidos, dónde se reunió, entre otros, con Elon Musk, el CEO de Space X, y con y Gianni Infantino el presidente de la FIFA.
Sus voceros informaban que, a pesar de la marcha en los alrededores de la residencia, Milei se trasladaría a la quinta presidencial de Olivos. Y así lo hizo. Por su parte, Sandra Pettovello, la ministra de Capital Humano estaba reunida en un despacho “sin televisor”, es decir, sin observar lo que sucedía en el exterior. O al menos eso trasmitieron sus funcionarios. “La ministra no va a recibir a ningún dirigente piquetero. Nadie pidió de manera formal una reunión y aunque lo hagan hoy tampoco los va a recibir. Como siempre, actúan de manera extorsiva”.
Exactamente a las 12:00, efectivos de Gendarmería y de la Policía Federal avanzaron sobre los manifestantes que estaban sobre Avenida Maipú para desalojarlos de la calzada y obligarlos a marchar hacia General Paz.
A metros de allí, otro grupo de efectivos, también sobre la misma avenida, evitaban que los manifestantes, que interrumpían la traza del Metrobús, realizaran una sentada para evitar ser desalojados.
Los jefes de los operativos de las dos fuerzas federales, a cargo de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, acordaban avanzar de manera conjunta: una fuerza hacia la derecha y otra a la izquierda para “encajonar” a los piqueteros, obligarlos a desalojar la avenida mano hacia Capital Federal. Es lo que hicieron con éxito.
En medio de la maniobra una joven comenzó a convulsionar en un aparente ataque de epilepsia. Dos ambulancia llegaron a contramano para asistirla. Con la mujer en el piso atendida por los profesionales de la salud, Eduardo Belliboni anunciaba que desistían de llegar a la quinta presidencial, pero que esperarían ser recibidos por alguna autoridad del Ministerio de Capital Humano.
Minutos después, a las 12:35, los dirigentes sociales, resolvieron que los aproximadamente cinco mil piqueteros, se desconcentren. Habían fracasado en si intención de llagar a la quinta de Olivos, pero se impuso la lógica de evitar confrontar con las fuerzas federales que tenían la orden de “actuar”.
Policías federales y gendarmes “acompañaron” la desconcentración para evitar que los manifestantes no regresen. Una vez más, los piqueteros no fueron escuchados ni recibidos por autoridades nacionales y los reclamos, realizados con la metodología de siempre, no afecto la agenda presidencial. Milei llegó a la quinta residencial de Olivos de su viaje al exterior, se reunió con ministros y Manuel Adorni, el vocero de Gobierno, desde la Casa Rosada, volvió a tener la centralidad para decir, una vez más que la administración federal de la Libertad Avanza no será “extorsionada” por los piqueteros y los dirigentes de la economía popular. Conclusión: otra vez, y por mérito de la dirigencia social, Milei consiguió capitalizar a su favor una protesta que, “sin lugar a duda contenía reclamos legítimos, como alimentos para los sectores más necesitados”, pero realizado con una metodología que ya parece no tener aceptación entre el resto de la sociedad. Quizás sea el momento en que los dirigentes sociales, a los que les sobra inteligencia y herramientas, elaboren otras formas de reclamo. De todos modos, la de hoy fue una de las imágenes más fuertes de los piqueteros contra las políticas económicas políticas económicas y sociales contra la administración de Javier Milei.
La pregunta es ¿a quién le sirvió?