El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, mantuvo un breve encuentro con la dos veces presidenta Cristina Kirchner el sábado antes de que empiece el acto en Quilmes, en lo que fue el regreso público de CFK ante la militancia propia. No fue una reunión secreta. Fue un cruce y saludo donde también estaban el presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner; la intendenta anfitriona, Mayra Mendoza, y otros testigos. Kicillof llegaba escoltado por el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés “Cuervo” Larroque, luego de una jornada de otros actos en Ensenada y Avellaneda que abrían nuevos capítulos en la interna que desde hace días el peronismo exhibe a cielo abierto y en la que Kicillof no quiere hacer pie; al menos públicamente.
Se trata de una discusión que la propia ex presidenta pidió silenciar, cuando dijo en un pasaje de su discurso que “hay que dejar de discutir pelotudeces”, y que cuando hablaba de sacar el bastón de mariscal “no era para revoleárselo por la cabeza a un compañero”. Sin embargo, no lo hizo en un territorio neutral sino en un marco donde La Cámpora jugó de local y lo hizo notar. Con todo, la interna ya empieza a incomodar a algunos sectores. Infobae había adelantado que Cristina Kirchner era una de esas dirigentes. Con el discurso del sábado pareció haber dejado en claro su malestar en este asunto.
Aunque no tenga un perfil futbolero, Kicillof, por su parte, gambetea la discusión. En la gestión diaria tiene que convivir con distintos sectores del peronismo. Hay ministros y ministras que forman parte de La Cámpora; otros que se mueven con autonomía, algunos que trabajan por su construcción política y hasta integrantes del Frente Renovador.
“No tiene sentido enroscarse en una interna. El rival es Milei, ahí tiene que apuntar”, advierten desde el entorno de Kicillof ante la consulta de Infobae sobre la multiplicidad de actos del día sábado. Su discurso seguirá siendo contra las políticas del Jefe de Estado. Este lunes ratificó esta línea al inaugurar un nuevo espacio para la memoria y la promoción de los derechos humanos en el ex centro clandestino de detención (CCD) “La Cacha”, en la ciudad de La Plata. “En este momento tan difícil para nuestro país, esta inauguración tiene un valor aún mayor: demuestra que las obras son también para construir espacios de enseñanza y de historia”, expresó el gobernador y subrayó: “Estamos acá para dar respuestas, mostrar resultados y cumplir con nuestro mandato popular: mientras a nivel nacional campea el negacionismo, en la provincia de Buenos Aires subsiste y florece la memoria”.
Para Kicillof, la conducción del espacio sigue siendo de Cristina Kirchner y se exime de lo que sucede un escalón más abajo. Es decir, dónde se paran los planteos que hicieron el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi; de La Plata, Julio Alak; de Ensenada, Mario Secco y el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque y las respuestas que puedan aflorar desde La Cámpora. En el frenesí del acto que Kicillof encabezó en Ensenada -para pedirle al Gobierno por el dragado del Canal de Magdalena-, el jefe comunal de La Plata pidió: “Más que nunca, tenemos que estar codo a codo con nuestro Gobernador, que tiene la doble tarea titánica, por un lado administrar esta provincia gigantesca, de millones y millones de habitantes; y por otro lado la historia lo ha puesto en esta posición de liderar nuestro movimiento nacional y popular”. La explicitud de Alak fue replicada tanto por Ferraresi y Secco en sus distritos e hizo ruido en La Cámpora.
Pero así como esquiva la discusión pública sobre este tema, difícilmente Kicillof intervenga para ordenar a los intendentes. No es parte de su lógica de construcción política. Además, en La Plata, tanto a Secco como a Ferraresi le reconocen autonomía.
Todos parecen advertir a Cristina Kirchner como conductora. El asunto es bajo qué rol o con qué intermediación. Quienes se empiezan a erigir como la mesa política del gobernador lo hacen con un manto de añoranza. “Dónde se vio que Cristina terminó un discurso diciendo que tenía frío, yo hasta ahora nunca lo había visto…¿dónde está la Cristina guerrera?”, advierte un dirigente que tenía trato frecuente con la ex presidenta. Va en línea con lo que había planteado Larroque cuando puso sobre la mesa qué tipo de conducción quería de la ex presidenta, cuestionando a “los tres ñatos de WhatApp”.
En La Cámpora plantean que, con su discurso, Cristina “ya ordenó” y que pidió discutir cosas trascendentales. “Se va a terminar acomodando”, sueltan con un dejo de deseo. Por lo pronto, según pudo saber Infobae, días antes al acto en Quilmes la ex presidenta mantuvo conversaciones con los dirigentes que plantearon la discusión sobre el rumbo que debe tomar el peronismo en vistas al año que viene, cuando se arman las listas legislativas.
Kicillof seguirá en su rol opositor al gobierno de Milei. Prepara más demandas ante la Corte Suprema por el recorte de fondos nacionales como las que ya hizo por el Fondo de Incentivo Docente; el Fondo Compensador del Transporte y el Fondo de Fortalecimiento Fiscal. Este miércoles formará parte de la movilización que convocó la CGT por el Día del Trabajador bajo el lema de “La Patria no se vende”; en lo que será la antesala del paro nacional decretado para el 9 de mayo próximo.
En el medio está la votación en el Congreso de la Ley Bases. El gobernador sigue con atención este tema en comunicación con los diputados nacionales de la provincia de Buenos Aires por Unión por La Patria. Como sucede con la Casa Rosada, el foco está puesto en la suerte que pueda correr el proyecto de Milei en el Senado de la Nación.