Malena Galmarini: “La sociedad todavía no nos ve autocríticos y buscando salidas”

En diálogo con Infobae, la ex titular de AySA analizó la interna que atraviesa al peronismo y el impacto en la sociedad de la gestión de Milei. “Votó Ganancias diciendo que se cortaba un brazo antes de aumentar impuestos y ahora sube Ganancias y el impuesto PAIS”, dijo sobre el Presidente

Malena Galmarini pidió una autocrítica profunda del peronismo para el tiempo que viene

Hace pausas y piensa cada respuesta. Cuando encuentra la frase exacta, avanza decidida sobre el rumbo elegido. Es filosa en sus definiciones pero no pone el pie afuera de la cancha. Juega a hacer equilibrio cuando se habla de peronismo y es determinante cuando analiza el camino que recorre el gobierno de Javier Milei.

Malena Galmarini está segura que reinventar al peronismo “no es una tarea de 20 dirigentes” y que la fuerza política de la que forma parte “pasó de ser un movimiento de masas, a ser un partido de minorías”. Es una de las voces más autocríticas de la oposición y sostiene que la coalición debe dejar atrás con rapidez la disputa interna en la que cayó.

En diálogo con Infobae, la ex titular de Aysa habla del pasado, el presente y el futuro. Dijo que hubo funcionarios “que sabían más de papers que de política”, de la necesidad de que haya “un peronismo reaccionario”, y del lugar donde quedó parado Sergio Massa después de la derrota electoral. “Quedó liderando uno de los espacios más importantes, que ya no es el Frente Renovador, sino que es una parte del panperonismo”, aseguró.

-Días atrás dijo que el peronismo tiene que reinventarse. ¿A qué se refería puntualmente? ¿Cuáles son los lineamientos para lograrlo?

-En principio debe reinventarse volviendo a los orígenes. Tiene que reinventarse volviendo a decodificar la doctrina en este siglo. Pasaron tantas cosas en el medio. Finalmente la doctrina es de mediados del siglo pasado. Hay que buscar qué significa hoy la independencia económica, la soberanía política y la justicia social. Tomar de nuevo las 20 verdades peronistas e internalizarlas. Y después ver cómo hacemos para trasladarla a la nueva generación, que no vivió ni a Perón ni a Evita, ni a Néstor. No vivió el peronismo de estos cuarenta años.

-¿Una modernización de la agenda?

-No sé si es una nueva agenda. Estoy releyendo bastante al último Perón, que es el más cercano, y estoy enganchada con lo que decía en el libro que iba a entregar en su última asamblea legislativa, el 1 de marzo de 1974, donde presenta el modelo argentino para el proyecto nacional. Si uno lo mira, bastaría con ponerse de acuerdo con que ese es el modelo de país para que se desarrolle cada uno, la comunidad y la Nación en su conjunto. Pero que hay que tomarlo y hacerlo. Lo que nos pasó fue que en algún lugar nos fuimos corriendo de carril, hasta que tomamos la banquina y mordimos el pasto.

-¿Ve a la fuerza política entendiendo la derrota y que la gente les pide no ser lo que eran?

-No lo sé. Creo que estamos en un momento en el que todos estamos debatiendo, discutiendo, pensando e intercambiando ideas. Algunos más, otros menos, con distintas metodologías. Pero hay una ebullición en el peronismo que en general se da cuando perdemos una elección. Discutimos. Empezando por echar culpas y poner responsabilidades en los otros. Esta es la última ocasión para poder reflexionar y decir “esta es mi cuota, es lo que hice yo”. Reinventar el peronismo no es una cuestión de 20 dirigentes. No es solamente los gobernadores y los intendentes del conurbano, Cristina y Sergio, que son los tipos más importantes en términos de conducción o referencia. Es una cuestión de todos. Todos tenemos que pensar qué más era posible hacer para no llegar a esta situación. Y esto no tiene que ver con los últimos cuatro años o la última elección. Alguno dirá que hace 40 años que estamos peleando por aquello que soñábamos y que en el período más grande de la democracia tampoco lo logramos.

Galmarini se refirió a la relación del peronismo con la sociedad y la necesidad de actualizar la agenda del espacio político

-Dice que se fueron a la banquina. ¿En qué momento perdieron el tacto para entablar un diálogo con la sociedad?

-El peronismo pasó de ser un movimiento de masas, a ser un partido de minorías. Pasó de ser el movimiento de la movilidad social ascendente, a acomodarnos y armar un escalón más abajo. Y en lugar de pelear por sacar a la gente de la pobreza, los convertimos en un sujeto político. Cuando a alguien le das categoría política cristalizas eso ahí. El peronismo tiene que volver a tener ese costado revolucionario o reaccionario. Reaccionario en el sentido de la palabra.

-¿Reaccionario contra qué?

-Reaccionemos frente a que hay cada vez más pobres. Los que venían del gobierno del último tiempo de Cristina, los que creó Macri aumentando exponencialmente los planes sociales, los de la pandemia y la guerra del período de Alberto, y sobre todo, el millón de pobres mensual que viene subiendo desde que está este gobierno. Eso me preocupa mucho porque no hay ninguna posibilidad de que Argentina salga adelante si nosotros no hacemos lo que hay que hacer.

-¿Y qué es lo que hay que hacer?

-No es tan complejo. Crear trabajo. El peronismo crea trabajo registrado, decente y con derechos. Nos quedamos todos pedaleando con que los derechos de los trabajadores son las vacaciones pagas, la obra social y la jubilación. Bueno, ¿y qué más? Eso ya está. Fue tanto lo que no avanzamos que vinieron otros a decir que por ahí no es así. Si todos tienen vacaciones pagas, jubilación, jornada limitada y siguen siendo pobres, a lo mejor no es por ahí. Merecemos que eso sea un cachetazo al peronismo.

-En ese escenario aparece un dirigente como Milei. Les corre la cancha, anticipa el ajuste y da una batalla cultural sin precedentes. Y al peronismo, como principal fuerza opositora, le cuesta pararse frente a esa pelea. Le cuesta ubicarse en el ring.

-Milei no dijo todo lo que iba a hacer. Dijo que iba a tomar estas medidas y que iban a estar dirigidas a la casta política y dirigencial. No al laburante. En la nueva ley ómnibus tiene incorporado el impuesto a las ganancias, que en campaña él votó, levantó la mano y argumentó. Dijo que se cortaba un brazo antes de firmar un aumento de impuestos, y sigue aumentando los impuestos, pero no para cualquiera. En esa misma ley hay una medida que es bajar el impuesto a los bienes personales. Le sube el impuesto a los trabajadores y le baja el impuesto a los que tienen grandes fortunas. Va a volver a meter a más de un millón de personas a pagar el impuesto a las ganancias y va a sacar de esa lista a las 250.000 que más guita tienen en el país. ¿Y dónde está el peronismo? El peronismo es redistribución equitativa de la riqueza. Del ingreso y de la renta. ¿Dónde estamos? Todavía estamos debatiendo qué pasó en la elección. Estamos todos viendo dónde tenemos que ir, dónde tenemos que estar y qué nos pasó, en una situación donde hay una persona con una crueldad mayúscula a la que no le importa nada. Por cada tuit que le ponen en contra, se genera un nuevo dolor para el pueblo. Entonces es muy difícil decir “vamos todos a fondo” contra este tipo. Su histrionismo, sea un personaje o no, también distrae demasiado.

-¿A qué se refiere?

-Dice “vamos a cerrar Télam” y Télam no está cerrado. “Vamos a dar de baja Paka Paka” y sigue Paka Paka en la grilla. “Vamos a cerrar el Inadi” y el Inadi sigue funcionando. Ese histrionismo no es ingenuo. La parte del discurso de Milei que más resuena en el Llao Llao es instando a los argentinos a cometer delitos. Es una locura. Cómo no lo van a aplaudir si los que están ahí son los que fugan, los que tienen domicilio real en la Argentina y fiscal en Uruguay. Nos cuesta a los peronistas. La violencia habilitada desde el poder nos aterra. La violencia inusitada del presidente de la Nación, deslegitimando y violentando a todo el mundo.

-¿Qué le genera?

-Hay una vicepresidenta que revindica las fuerzas armadas de los 70′, que viene a decir que la dictadura fue una guerra y que no son 30.000 los desaparecidos. Vuelve a poner en discusión cosas que suponíamos que estaban saldadas. Mejor o peor, pero que estaban saldadas. ¿Volvemos para atrás y defendemos lo que habíamos defendido? ¿O defendemos los últimos derechos como Paka Paka y el Inadi? En el medio el trabajador nos mira discutir y pelear. Miro alguno que sale. Son todos autorreferenciales. Y la gente ve que hace 10 años que la pasa muy mal y no le alcanza para vivir, que no llega a fin de mes. En el Gobierno anterior se enojaban porque no podían comprar dólares y ahora los tienen que vender. Los que pudieron comprar los tienen que vender a fin de mes. Argentina está en una situación muy difícil y el peronismo tiene que resolver su situación rápidamente. No podemos darnos el lujo de que esta discusión interna se estire.

-Las críticas de Andrés “Cuervo” Larroque a la conducción de Cristina y Máximo Kirchner hizo estallar una interna en el peronismo. Todo se amplió.

-Unión por la Patria es un sector muy amplio con peronistas que venimos del pejotismo y fuimos tomando distintas vertientes, También hay radicales que creyeron que, a pesar de todo, había que sostenerse en el espacio nacionalista y popular que representa a las mayorías. Hay desarrollistas que caminan ese camino. En las internas de un sector, de un frente tan amplio y tan heterogéneo, no me voy a meter.

La ex titular de AYSA aseguró que los ciudadanos que antes se quejaban por no poder comprar dólares, hoy los deben vender para subsistir

-¿Entiende que es sólo una interna del kirchnerismo y no del peronismo?

-Es claramente una interna del kirchnerismo. Están discutiendo sus cosas. Así como en el Frente Renovador discutimos de otra manera. Cada 15 días nos encontramos en un zoom, que no tienen porque enterarse, porque las cosas no suceden cuando son públicas. Discutimos, cambiamos autoridades, le dimos otra estructura y con eso otra metodología a nuestro partido. Porque nos dimos cuenta que como íbamos, no llegamos a ningún lado. Hay que cambiar. La gente quiere que cambiemos. Eligió cambiar. El PRO se dinamitó. Reapareció disfrazado dentro de La Libertad Avanza, que es una suma de partidos que armaron un frente. Ahora está la hermana del Presidente armando las provincias. Cada espacio discute como quiere. Nosotros tenemos una conducción que siempre dijo que los trapitos se lavan adentro. La gente que no está en nuestro espacio y no quiere hacer política en términos de representación, no tiene porque fumarse nuestros quilombos.

-Cuándo se discute la conducción de Cristina, se corren los márgenes del kirchnerismo. Es la discusión sobre el rol de la líder de una parte importante del peronismo, no es solo una discusión sectorial.

-No. Y no dije eso. Dije que hay peronistas que se sienten kirchneristas. Yo soy una peronista que no comulgo con ismos que no sean el de Perón. Los inventos que hay en el medio son los que nos hacen perder el contenido y morder la banquina. Caernos de a ratos al progresismo y de a ratos a la social democracia. Nos vamos corriendo de categorías, de izquierda a derecha. Y el peronismo, como decía el general, es un avión, tiene dos alas y una cabina de mando. Cuando nos olvidamos de esas cosas, empieza a partirse. Tenemos que volver a pensar qué ponemos en el piso donde nos vamos a parar.

-¿Ese volver a pensar justifica lo que expresó Larroque en un acto público? Esa apertura a una discusión sobre liderazgos. Dar la discusión para afuera sabiendo que va a generar una nueva interna. ¿Es el momento de hacerlo ahora que falta mucho tiempo para intentar volver a gobernar?

-Nosotros siempre fuimos más de dar la discusión para adentro, pero el peronismo siempre discutió para afuera. Siempre fue a cielo abierto. Pero lo que importa es la crisis del país, más allá de que le pase al peronismo. La crisis profundizada por este nuevo gobierno que en 20 días subió la inflación de 12 puntos a 25 y ahora, como la bajaron a menos de 12, se autoaplauden. Y la gente, nuestros representados, nos miran y nos dicen: ¿Se siguen peleando? ¿Siguen con lo mismo? Miran y dicen “aguantemos un poquito más y sigamos desahorrando”. Como dijo Patricia Bullrich: “Argentina sale adelante con los ahorros de los argentinos”. Parece que lo están cumpliendo. Nosotros no queremos eso. Sergio intentó el último año y medio. Y ya era muy difícil volver atrás. Las internas eran a cielo abierto. Esa interna de quienes dirigían el frente se volcaban hacia bajo y permeaban en el gabinete. Y era difícil trabajar en conjunto. La pelea entre dos referentes políticos se pegaba al presidente y la vicepresidenta. Había una grieta. Los del Frente Renovador estábamos viendo todo el tiempo cómo hacer para no quedar en el medio de ese lío.

-¿Esa interna fue una dificultad más en la campaña de Massa?

-Veníamos de un gobierno con muy baja legitimación, con una autoridad presidencial mellada y una crisis económica provocada por un ministro que se sostuvo más tiempo de lo que lo deberíamos haber sostenido. Dos ministros muy buenos para los papers y muy malos para la política. Y la economía siempre va detrás de la política. En el medio de la crisis política interna, se generó una crisis económica que fue una bola de nieve, aunque no parezca y la gente sienta todavía que no fue del todo así, que Sergio logró parar. Pudo parar un poco la interna abierta. No se frenó la interna en su totalidad pero ya no era epistolar. Y después se sentó a renegociar la deuda con el FMI. Se sentó con los chinos y consiguió el swap. Primera vez en la historia que se le paga al FMI con una moneda que no es el dólar. Consiguió que invirtieran en sostener la democracia y la política de contención social. Fue una época muy difícil. En donde, además de ser ministro de Economía, era candidato a presidente.

En diálogo con Infobae, Galmarini mandó un mensaje claro a la interna del peronismo

-¿Dónde cree que quedó parado Sergio Massa después de la derrota electoral?

-Una cosa es dónde está parado respecto del escenario político y otra es dónde está en el escenario que mira la sociedad. La gente que no está partidizada todavía le cree a Milei que este era el único camino. Que el sacrificio, aunque lo empiece a sentir inútil e improvisado, vale la pena porque lo que venía podía ser peor. Independientemente que Sergio hizo todos los intentos por mostrar que había y que hay otro camino, que es un camino de esfuerzo pero no de sufrimiento. Donde había que ordenar la economía, la macro y la micro, pero que podía hacerse sosteniendo a los que se caían. Sosteniendo los jubilados, los pobres y la clase media. A las pymes, que son las que dan más del 70% del trabajo genuino en la Argentina. Había otro camino pero entiendo que entró el mensaje de la casta. Esto que los que hacemos política somos todos ladrones, vagos y solo estamos para hacer negocios.

-¿Y en el escenario político?

-Ahí Sergio quedó muy bien parado. Está haciendo bien en todavía no hablar. El problema es que es muy vertiginoso el proceso que lleva este gobierno. Sergio dice que hay que darle la luna de miel. Los 100 días que tienen todos los gobiernos para asentarse y encontrar la botonera. Está preocupado por cuestiones mucho más profundas y por cuestiones que hacen a la legitimidad del presidente de la Nación. Llegó diciendo que el ajuste lo iba a hacer con la casta y el ajuste lo está haciendo con los jubilados y trabajadores. Su hermana se aumenta el sueldo, el vocero presidencial y su hermano se aumentan el sueldo. Los senadores se aumentan el sueldo. La Vicepresidenta dice que no puede hacer nada cuando la vicepresidenta anterior, junto con Sergio, habían congelado los sueldos durante la época de la pandemia. Y no era que estaban contentos los legisladores. Y sin embargo congelaron los salarios hasta que se pudo reactivar la economía.

-¿Cuál es su postura respecto al aumento del sueldo de los senadores? La mayoría de los que votó a favor pertenecen al peronismo.

-Me parece un error. No coincide con los tiempos que estamos viviendo. Y eso pasó también en el Ejecutivo. A esta altura no sé si son improvisados o si son tan meticulosos que juegan a la prueba y el error. Se aumentó el presidente de la Nación, que no se acordaba que se había aumentado, y nunca explicaron cómo fue. ¿Quién tiene el token del Presidente? ¿Lo tiene él, la hermana o Conan? ¿Quién tiene la clave con la que se firma digitalmente? Nadie sabe qué pasó. Milei le saca el discurso a muchos medios de comunicación.

-¿En qué sentido?

-Hay un montón de periodistas que basan su carrera en denostar a los que hacemos política y al rol del Estado. Dice que el Estado es una organización criminal, entonces él es el jefe de la banda. En todo ese lío, Sergio quedó liderando uno de los espacios más importantes, que ya no es el Frente Renovador, sino que es una parte del panperonismo. Nosotros tomamos la decisión de ir por la presidencia de la Nación sabiendo que era una elección muy difícil, que podíamos quedarnos afuera y que eso hacía que nos quedáramos los dos sin trabajo. Yo fui por la intendencia, él por la presidencia, sin ninguna especulación. Cuando tomamos la decisión sabíamos que era difÍcil gana, Pero también sabíamos que no podíamos no pelear. Sergio habla todos los días con varios gobernadores e intendentes. Con Axel, con Cristina, Máximo y Quintela. Con diputados, senadores y la CGT. Habla con toda la dirigencia para ver cómo salimos.

El tatuaje que se hizo Malena Galmarini pocos días atrás

-El sector que lo rodea a Axel Kicillof dice que hay que cuidarlo más de las internas, como en la que quedó metido hace poco. ¿Cree que hay que cuidarlo más?

-Nadie que está en el poder puede victimizarse. Nosotros nunca nos convertimos en víctimas. No haber contado cuáles eran las cosas que nos atravesaban como personas y como familia, nos fue deshumanizando. A estos tipos no les pasa nada. Son de amianto. Creo que cuando uno está en el poder, lo que no puede hacer es victimizarse. Dudo que Axel esté diciendo “cuidenme”.

-Lo dijo Larroque.

-No me lo imagino a Axel diciendo eso. Es un hombre grande, un tipo de la política que sabe cuidarse solo y que sabe salir o entrar a las batallas que cree que tiene que dar. Nosotros fuimos aprendiendo con los golpes que no se pueden dar todas las batallas al mismo tiempo, que hay que aprender a dialogar, a acordar. Hay que llegar a consensos y sostenerlos. Y que la Argentina somos todos. Es necesario sentarte con los industriales, con el campo, todas las religiones e instituciones. Hay que hablar con todos los sectores de la economía y la política. Eso no significa que bajes banderas o dejes convicciones en la puerta de ningún lado. Ni en la puerta de la Casa Rosada ni en la puerta de tu casa.

-¿Al peronismo le incomoda más ese fenómeno de Milei que te corre la cancha y te lleva a una discusión diferente a la que tenían, o que haya un sector importante de la sociedad que lo siga respaldando pese al deterioro en la calidad de vida?

-No sé que le incomoda más al peronismo. Yo soy una peronista. Me consta que todos estamos discutiendo porque hay elecciones dentro de un año y no nos puede pasar que el Gobierno tenga mayoría. Sería una catástrofe para la Argentina y los argentinos. Lo que más me provoca angustia es que nosotros no podamos catalizar ese descontento que hay en la población. Todavía no nos ven reflexionando, autocríticos, buscando otras salidas y otras soluciones. El superávit es ficticio. Si yo no pago la luz, el gas y el teléfono cuento la guita en mi casa y tengo superávit. Pero el mes que viene voy a deber el doble. Lo único que hacen es no pagar para juntar reservas que no tienen y para parar una hiperinflación que solo veían ellos.

-¿Le sorprendió la masividad que tuvo la marcha estudiantil? ¿Por qué Massa y usted decidieron estar presentes?

La marcha fue inmensa y conmovedora. Estaba toda la cadena de producción del conocimiento. Estudiantes de todas las universidades, edades y clases sociales. Que fueron a defender a la universidad que les dio la posibilidad de abrirse un camino. Haber ido a acompañar a mis hijos, que son estudiantes universitarios. Hubo algunas cosas del acto que no fueron necesarias porque le quitaron frescura a la movilización pero no le quitan legitimidad y razón. Como dice la frase de un ex presidente, la única verdad es la realidad lo. Siento que Milei no la ve. Esta vez el que no la ve es él. Es una cuestión de ceguera política. La universidad no es una institución más. Sergio fue a la marcha a acompañar a sus hijos, que le plantearon que siempre lo habían acompañado. Le dijeron que además de ser su padre, era uno de los líderes políticos más importantes de la Argentina y era necesario que estemos todos sin importar el partido político. Sergio quería ir a una universidad pública, pero su madre, por temor a que no terminara la carrera y se metiera en la política estudiantil, lo anotó en una privada. Lo que se vivió es la última gota amarga del experimento que está haciendo este gobierno con toda la sociedad argentina.

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