El Frente Renovador de Sergio Massa miró desde afuera los cruces de las últimas horas entre La Cámpora y la mesa política de Axel Kicillof. Solo intervino cuando el senador nacional Mariano Recalde planteó que el candidato original de su sector y de la ex vicepresidenta Cristina Kirchner en las elecciones del 2023 era Eduardo de Pedro y no Massa. En tándem, el director del Banco Provincia Sebastián Galmarini y el diputado provincial Rubén Eslaiman le contestaron al presidente del PJ de la Ciudad. Le plantearon que Massa era “el candidato de todos”.
En medio de este cruce de declaraciones, la línea rectora que llega a los distintos comandos del massismo es que el Frente Renovador es un espacio autónomo dentro de Unión por la Patria. Por ahora, no hay espíritu rupturista, pero admiten que es un sector que no obedece órdenes. El único que baja posicionamientos claros y válidos en definitiva es Massa y el rupturismo no es parte de un camino transitable en lo inmediato.
Quienes en los últimos días hablaron con el ex candidato presidencial de UP, en medio del hervidero en el que se convirtió el peronismo bonaerense, dejan trascender que el tigrense pidió trabajar en medidas que impacten en la clase media y que tienen que ver con “ayudar a la gente con la suba tarifaria y el precio de los medicamentos” y solicitó a los intendentes de su espacio que promuevan “bolsas de empleo”, porque -admite- es el problema inmediato que cree que vendrá en el plano económico y social.
Un legislador provincial asegura que “hay que mantener la autonomía”. En el massismo esperan mayor iniciativa política de Kicillof que se traduzca en una reforma impositiva que grave más a refinerías y cerealeras; a los que Massa los describe como “los grandes ganadores” del proceso económico.
El Frente Renovador tiene una veintena de intendentes en la provincia de Buenos Aires. Además, integra el gobierno bonaerense a partir de la figura del ministro de Transporte, Jorge D’Onofrio. Tiene la vicepresidencia de la Cámara de Diputados bonaerense, a cargo Alexis Guerrera. Hoy, pensar en cómo será el armado del 2025 dentro del peronismo es una incógnita a sabiendas que las segundas líneas de los diferentes espacios ejercen una presión para rediscutir las formas de conducción. Sin embargo, en el FR no descartan que -de no acomodarse el escenario- el espacio vaya con listas propias.
Con Massa alejado del centro de la escena, la figura que emerge y que por estos días mantiene intensa agenda de medios es Malena Galmarini. Para varios dirigentes del espacio, la ex presidenta de AySA es una figura que podría encabezar un proceso electoral con el sello renovador.
Vehemente, Galmarini planteó este martes en declaraciones a Radio Con Vos que “toda la dirigencia de la Argentina se convirtió en acomodaticia”. Antes había dicho que “al peronismo hay que reinventarlo” y consideró que fue Cristina Kirchner la que corrió a Massa y su sector del peronismo, allá por 2013. Detrás de estas declaraciones de Galmarini está su rechazo al ofrecimiento que Kicillof le hizo para integrar la presidencia del Grupo Bapro, el holding de empresas del Banco Provincia. El diputado Eslaiman fue el encargado de explicar que Galmarini rechazaba el ofrecimiento porque quería “tener libertad para opinar”.
En el entorno de Kicillof dicen que no tienen problemas con Massa y que tiene que ser él quien defina a quién designar tanto en el Grupo Bapro como en otros ámbitos, ya que los lugares están reservados.
Mientras tanto, fuentes cercanas a las distintas cúpulas de lo que supo ser Unión por la Patria admiten que hay diálogo entre los actores. Son Cristina Kirchner, Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa. El problema pareciera estar en los entornos o líneas intermedias. Lo volvió a exponer este martes el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, que fue quien puso a la luz la interna con la que convivía el peronismo entre bambalinas y ahora ya es pública. “Lo que dije fue que justamente necesitábamos rever el funcionamiento de nuestra fuerza, que no se puede conducir por WhatsApp. Y me refiero a las líneas intermedias, porque algunos chitrulos, como decía mi abuela, quieren ponernos ahora como que estamos cuestionando a Cristina. Para nada, todos sabemos lo que significa Cristina en nuestra vida y en el sentir popular. Sí creo que tenemos que revisar algunas cosas”.
Massa, por su parte, mantiene su acuerdo político con Kirchner, pero no reniega de que vaya concluyendo un proceso de obediencia. A fines del año pasado, cuando se discutieron las autoridades de la Cámara de Diputados bonaerense, el entendimiento al que se llegó fue que el presidente en un primer año -período 2024- sea el diputado Alejandro Dichiara, que llegó con el respaldo de Máximo Kirchner y también del ex jefe de Gabinete, Martín Insaurralde, quien durante el proceso anterior tuvo el control político de la Cámara baja a través del comando de Federico Otermín, hoy intendente en Lomas de Zamora. Transcurrido el mandato de Dichiara, el ex intendente de Monte Hermoso debiera pasar a la vicepresidencia de la Cámara para que la conducción quede en manos del FR con Guerrera a la cabeza. Un enroque que todavía está en modo condicional. Sin embargo, se trata de otro factor de poder con el que el FR da cuentas que Massa sigue en carrera.