Ante la caída de los ingresos por la crisis y el ajuste público del Gobierno, varios intendentes del conurbano bonaerense decidieron implementar una serie de tasas e impuestos para equilibrar sus cuentas.
Entre las medidas adoptadas, los jefes comunales ya avanzaron con la implementación -o si existía previamente, aumentar- la tasa vial, que se cobra sobre el precio de los combustibles y, por lo general, se destina al mantenimiento de las trazas del ejido urbano. Del total de comunas que conforman el Gran Buenos Aires, 19 ya aplican o tienen previsto aplicar esta tasa, la cual varía entre el 1,5% y el 2,5% del precio del litro de combustible, o se establece como un monto fijo.
Los ingresos por esta vía consiste en cobrar un sobreprecio a cada litro de nafta o metro cúbico de GNC que se cargue en cualquiera de las estaciones de servicio ubicadas en cada partido.
Las tasas producen ingresos significativos en varias de las arcas locales. Municipios tanto oficialistas como opositores la aplican desde hace años, y algunos decidieron avanzar por este sendero en los últimos meses, ante el cierre de la canilla de aportes de Nación y el gobierno bonaerense. Las crisis aprieta a todas las administraciones por igual.
Por este costo adicional, el precio de los combustibles puede variar a pocos kilómetros de distancia en el conurbano bonaerense. Los municipios de Merlo, Pilar y Moreno encabezan el ranking. En el distrito que conduce el intendente peronista Gustavo Menéndez rige una alícuota del 2,50% para los combustibles líquidos y sube a un 4,50% para el GNC. El pilarense Federico Achával, también de Unión por la Patria, decidió este año también crear una de estas tasas por valores similares.
Otro de los distritos que decidió innovar es el de la intendenta de Quilmes y militante de La Cámpora, Mayra Mendoza, que ayer logró la aprobación en el Concejo Deliberante de la incorporación de este mecanismo recaudatorio, que pasará a aplicar un 2% de cobro municipal sobre el precio total de las naftas.
En La Matanza, el distrito más poblado, el porcentaje es de un 1,5% por litro para las naftas y el gasoil; y de un 1% para el metro cúbico de GNC. Mientras que en José C. Paz, el intendente Mario Ishii estableció un impuesto del 1% sobre el precio de los combustibles líquidos y del GNC vehicular.
En Berazategui, donde gobierna Juan José Mussi, se votó en una sesión extraordinaria esa tasa será sobre el 2% de la carga de combustible. El tributo también funciona en Avellaneda, Escobar, Florencio Varela, San Isidro, Vicente López y Hurlingham.
En algunos distritos hubo atisbos de resistencia, más allá de los votos contrarios de la oposición local en los concejos deliberantes. En Quilmes hubo algunas protestas de los vecinos. En Florencio Varela, donde la tasa subió 2%, no alcanzó a esas dimensiones y apenas un grupo de personas entraron al Concejo Deliberante.
Uno de los intendentes que rechaza abiertamente las tasas es Diego Valenzuela (PRO), a cargo de Tres de Febrero. “A mayor cantidad de impuestos, menos laburo. Argentina tiene una carga tributaria muy alta. Hay que bajar los impuestos, no subirlos, y para eso hay que bajar el gasto público”, dijo en una entrevista con Infobae.
En esa lista de municipios que decidieron no aplicar la tasa vial figuran Morón, San Martín y San Miguel.
Fuera del conurbano, un caso destacado es el del intendente de General Pueyrredón (Mar del Plata), Guillermo Montenegro, quien avanzó en febrero con el cobro de una “Tasa Vial de Mantenimiento de la Red Vial Urbana Municipal”. Se cobra cada vez que un usuario carga combustible y representa el 1,86% del ticket final.
En la misma línea, en Azul, antes de dejar su gestión, el intendente Hernán Bertellys (Juntos) había conseguido los votos para implementar una tasa destinada a los propietarios rurales que debían pagar el equivalente de hasta un litro de gasoil por hectárea. La medida fue ratificada luego por el intendente Nelson Sombra (UP).