El debate en Diputados por la Ley Ómnibus aún no empezó, pero el Gobierno tiene la mira fija en el Senado. Dan por sentado que el proyecto fundacional de Javier Milei obtendrá la media sanción y hay preocupación por la votación en la Cámara alta, donde están muy justos de voluntades por la intransigencia de algunos gobernadores patagónicos. Y, en un giro estratégico, empezaron a buscar una solución en el lejano norte, donde iniciaron los acercamientos a un actor distante ideológicamente que, sin embargo, podría tener la llave para ganar la discusión.
Se trata del gobernador de Santiago del Estero, uno de los más fervientes kirchneristas durante los mandatos de Néstor y Cristina Kirchner y de Alberto Fernández, a quien consideran “más sensato” que sus pares Ricardo Quintela (La Rioja) y Gildo Insfrán (Formosa). Y que les resulta particularmente valioso por su fuerte ascendencia sobre los tres senadores que representan a su provincia: Claudia Ledesma Abdala de Zamora, Gerardo Montenegro y José Neder, todos del Frente Nacional y Popular (FNyP).
Los contactos se iniciaron la semana pasada, de manera informal. Pero en el Gobierno vieron una luz amarilla en esa provincia durante la visita de Guillermo Francos al Norte Grande, en marzo, cuando se abordó, por primera vez, la posibilidad de reactivar las erogaciones de ciertas obras públicas que se frenaron con la asunción de los libertarios. A diferencia de Quintela e Insfrán, que plantearon mayormente críticas, Zamora, que actuaba como vicepresidente del bloque norteño, se mostró conciliador.
“Jugó bien”, acotó un asesor de Milei, y no descartó que los contactos se profundicen la semana que viene. Si bien no cantan victoria sobre la posibilidad de que estos diálogos prosperen y deriven en un apoyo directo, como mínimo aspiran a que algunas, eventuales ausencias puedan garantizarles que la votación, donde necesitan 36 votos, salga a su favor.
“Gerardo viene del radicalismo y siempre demostró que es un líder más pragmático que otros”, deslizó un funcionario, aunque pidió cautela. En Balcarce 50 saben que, de plegarse a sus pedidos, Zamora se vería obligado a pagar un precio alto en la relación con el resto del bloque y con Cristina Kirchner. En la provincia no contestaron a las consultas de Infobae por esas conversaciones.
Mientras tanto, los dos “peronistas dialoguistas” del Norte, que apoyaron Bases en el inicio, probablemente también acompañen. Sin embargo, el efecto sería distinto. Osvaldo Jaldo (Tucumán), que llegó al poder con un pacto con su rival interno, Juan Manzur, no tiene una influencia directa sobre el Senado, pero sí en Diputados. Mientras que el Raúl Jalil (Catamarca) tiene un senador “propio”, Guillermo Andrade, y mantiene una buena relación con Lucía Corpacci. Por caso, esta mañana, el gobernador le dijo a la radio El Ancasti que durante el fin de semana estudiará el proyecto con sus ministros (especialmente se refirió a los temas impositivos y económicos) y que el lunes o el martes mantendrá una reunión con los legisladores nacionales.
“Nosotros tenemos una buena relación con el gobierno (...) estamos de acuerdo en avanzar”, dijo, sugerente. Días atrás, había hecho otro gesto a los libertarios, al recibir a la presidenta del Senado, Victoria Villarruel.
La decisión de ampliar la mirada hacia provincias menos amigables deriva directamente del endurecimiento progresivo que adoptó el conglomerado de los patagónicos. Aunque los mandatarios de Juntos por el Cambio probablemente acompañen, en la Casa Rosada no tienen asegurado el voto de la senadora Mónica Silva, de Somos Río Negro, cercana a Alberto Weretilnek. Y no ponen las manos en el fuego por el apoyo de Claudio Vidal (Santa Cruz), que podría poner en juego a los senadores José María Carambia y Natalia Gadano.
La distancia se mantiene a pesar de la reunión para acercar posiciones con el santacruceño que se hizo en el despacho de Francos hace tres semanas, donde el ministro político se mostró proclive a ceder fondos para Yacimientos Carboníferos de Río Turbio (YCRT) y Represas, tras el acuerdo con YPF para la devolución de yacimientos convencionales con pozos maduros. “Nos votaron en contra hasta los viajes del Presidente. No se entiende por qué están tan duros”, se quejaron.
Alejados ya de la posición purista del primer tramo del debate, cuando negaban incluso que hubiera “negociaciones” porque las consideraban una dinámica propia de la “casta”, en la Casa de Gobierno y en los bloques libertarios del Congreso, los alfiles de Milei dicen que no admitirían una nueva derrota. Por eso, reconocen, juegan abiertamente al “toma y daca” con los gobernadores. Y, en el caso de Zamora, la llave sería la obra pública.